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Indígenas de Guerrero pasan por arcos detectores de metal antes de saludar al Presidente

Realmente revertir la marginación de 53 millones de mexicanos, ofrece Peña

En el municipio más pobre del país, entrega casas de cemento a afectados por Manuel

Enviada
Periódico La Jornada
Jueves 9 de enero de 2014, p. 7

Cochoapa el Grande, Gro., 8 de enero.

Mixtecos, tlapanecos y nahuas conforman el municipio más pobre del país, en esta población de la Montaña Alta de Guerrero.

Aquí, el presidente Enrique Peña Nieto ofreció trascender los objetivos de la Cruzada Nacional contra el Hambre de acercar alimentos a las zonas más depauperadas, y desplegar una amplia política social para realmente revertir los escenarios de pobreza y marginación, no sólo de los 7 millones de mexicanos que padecen hambre, sino de los 53 millones que enfrentan distintas condiciones de pobreza.

Casi todos monolingües, los indígenas lo escucharon mediante la interpretación simultánea de la promotora comunitaria Angélica Flores. A su llegada al auditorio, él y los miembros de su comitiva habían sido ataviados, según el género, con jorongos de lana, huipiles y collares. Pero también se había enterado de una de las muchas historias de esta tierra de pobreza y migración, cuando Feliciana Vázquez Cruz acusó el abandono de su marido y las penalidades para sacar adelante a cinco hijos.

Antes, el Presidente recorrió un buen trecho de vallas metálicas saludando a la población a la altura de la plaza principal, a la cual –y quizá por primera vez en su vida– ésta tuvo acceso luego de pasar por arcos detectores de metal.

En la ceremonia hubo varios mensajes en español. Entre ellos el del senador Sofío Ramírez, quien pidió apoyo para evitar la migración –como jornaleros agrícolas– de los habitantes de estas tierras. Y para ilustrar contó la historia de unos hermanos gemelos.

Ella murió en los campos agrícolas de Tenextepango, en Morelos. Él se fue a Estados Unidos, donde fue abandonado en el desierto, y a 15 años de distancia, su cuerpo no se ha encontrado ni vivo ni muerto. Sus hijos, su esposa, sus padres, cada atardecer en el horizonte, con mirada en el infinito, están con la esperanza de que algún día aparezca. Quiero expresarle, señor Presidente, que Serafín y Serafina son mis hermanos.

En esta zona, concluyó, a nosotros no nos platican de la pobreza; la conocemos porque aquí nacimos, porque aquí crecimos.

Foto
El presidente Enrique Peña Nieto aseguró que estar en el municipio de Cochoapa el Grande, Guerrero, el más marginado y pobre del país, es un gran motivo de inspiración sobre dónde debe centrarse nuestro objetivo, nuestro trabajo y nuestro empeño para lograr una nación de mayor desarrollo y mayor igualdad, y plenamente incluyenteFoto Presidencia

Los indígenas siempre se mantuvieron en silencio; sus aplausos eran tímidos. Nada de porras ni otras estridencias. Sólo la tos recurrente de los numerosos niños –una tasa elevadísima de nacimientos se registra en esta región, comentó el subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social, Javier Guerrero– era la constante en el local.

Peña Nieto admitió los índices de pobreza de más de 80 por ciento en los casi 19 mil habitantes de Cochoapa, con su cabecera municipal y sus 137 comunidades. Y habló del compromiso de atender los daños provocados en esta región por el huracán Manuel de septiembre del año pasado.

Pero al margen del mismo, añadió, existen otras acciones para asegurar que a los mexicanos que viven en extrema pobreza podamos garantizarles un mínimo de bienestar social, mediante obras de infraestructura, servicios de salud y educación, y apoyo a actividades productivas.

2014, insistió el mandatario, debe ser un año que nos permita acelerar el paso, especialmente en la concreción de este objetivo prioritario: abatir la pobreza y la desigualdad. Es ahí donde debe centrarse el trabajo y empeño del gobierno federal, para lograr un país con mayor desarrollo, igualdad y plenamente incluyente.

Luego, el Presidente entregó cinco de las 187 viviendas de cemento, con tres habitaciones y un baño –en un terreno de 40.5 metros cuadrados y un costo de 105 mil pesos–, edificadas aquí para quienes vivían en chozas de madera, adobe y lámina, o que simplemente no tenían casa porque la perdieron por los huracanes o los temblores de los años recientes.

La colonia se llama Los Pinos. Sus destinatarios agradecían con su corto español las viviendas.

Por último, Peña Nieto pasó al comedor comunitario, donde diariamente desayunan y almuerzan 100 mujeres, niños y personas de la tercera edad, que es uno de los 500 ya instalados en Guerrero. Peña Nieto ofreció acciones similares para entidades con similares niveles de atraso, como Oaxaca y Chiapas.