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México SA

Inicio de año

Más promesas

TLC reloaded

S

u primera apuesta resultó totalmente fallida: para 2013 el secretario de Hacienda comprometió un crecimiento económico de 3.5 por ciento, y la realidad, si bien va, no le autorizó más allá de 1.3 por ciento, de tal suerte que en el contexto latinoamericano México se ubicó en el escalón número 19 de 20 posibles.

Pero Luis Videgaray no se dio por enterado, y ahora para 2014 asegura que la enclenque economía nacional avanzaría aproximadamente 3.9 por ciento, lo cual sitúa a México con un crecimiento por arriba del crecimiento esperado para el resto del mundo, y por encima de algunas economías desarrolladas, como son Estados Unidos, Reino Unido o Japón, pero también de algunos países emergentes, como Rusia, Sudáfrica o Brasil.

¡Alegraos!, mexicanos crédulos, que ya comenzó la tanda de promesas, y el susodicho se fue hasta la cocina. De entrada, el Fondo Monetario Internacional (al que se le puede acusar de todo, menos de ser enemigo de la tecnocracia mexicana) pronostica que en 2014 el crecimiento promedio de la economía mundial será de 3.6 por ciento, mientras el número mágico para la mexicana lo ubica en 3 por ciento, de tal suerte que aquella cábala de que México avanzaría más que la media internacional queda descartada.

Por el lado de nuestros principales socios comerciales (que en realidad es uno), el pronóstico del secretario de Hacienda es más realista, aunque no por mucho. De acuerdo con el FMI, en 2014 la economía canadiense crecería 2.2 y la estadunidense 2.6 por ciento. Recuérdese que la mexicana, según esa misma estimación, no pasaría de 3 por ciento, por mucho que Luis Videgaray hable de 3.9 (si no hay huracanes) y José Angel Gurría de más de 4 por ciento. Y Japón no pasaría de 1.2. Para China la estimación fondomonetarista es de 7.3 y de 5.1 por ciento para India.

Para el otro bloque de naciones citado por Videgaray, el pronóstico fondomonetarista apunta a que Rusia crecería 3 por ciento, como México, Reino Unido 2.8, Sudáfrica 2.9, y Brasil 2.5, de tal suerte que lo presumido por el secretario de Hacienda no es más que un jaloneo por migajas, en el entendido de que para comenzar a salir del hoyo nuestro país requiere crecer no menos de 6 por ciento anual sostenido, algo no visto desde hace tres décadas.

Dicho sea de paso, Luis Videgaray advirtió, durante su participación en la XXV reunión de embajadores y cónsules, que en México el crecimiento económico de los últimos 30 años es de apenas 2 por ciento en promedio, en términos reales, y esto está muy por debajo de las expectativas de una economía que busca salir de la pobreza y convertirse en un franco país próspero. Bien, pero olvidó mencionar que aun cumpliendo su promesa de crecer 3.9 por ciento en el presente año, el promedio del primer bienio del peñanietismo en Los Pinos sería igual de mediocre.

En el contexto latinoamericano, la Cepal es más generosa en cuanto a pronóstico de crecimiento para México: 3.5 por ciento en 2014 (a la par de Uruguay y Guatemala). Pero tal generosidad no alcanza para medianamente confirmar lo dicho por Videgaray, pues muy por arriba de nuestro país crecerán Panamá (7 por ciento), Bolivia y Perú (5.5, en cada caso), Nicaragua y República Dominicana (5 cada una), Colombia, Paraguay y, por si fuera poco, Haití (4.5 cada uno de ellos).

Pero no sólo está la renovada promesa de crecimiento espectacular (aunque no alcance para comenzar a salir del hoyo), sino las bondades de la reforma financiera, que ayer promulgó el inquilino de Los Pinos, rodeado por no pocos de los fallidos secretarios de Hacienda de otros sexenios que, también, prometieron detonar el crédito bancario para efectos productivos.

En tan pomposa ocasión, el multicitado Videgaray utilizó un discurso francamente novedoso (cualquier similitud con lo escuchado en otros sexenios no es casualidad): esta reforma representa una oportunidad única para que el sector financiero contribuya en mejor medida al crecimiento económico incluyente. En México tenemos una gran oportunidad que deriva de una paradoja: tenemos sin duda uno de los mejores sistemas bancarios del mundo, sólidos, bien capitalizados, con liquidez, bien manejados. Sin embargo, es uno de los sistemas bancarios que menos prestan en el mundo, con una penetración de crédito al sector privado de sólo 26 por ciento, el crédito en México está por debajo, por supuesto del promedio en la OCDE, pero incluso por debajo del promedio en América Latina. La reforma financiera que hoy promulga el Presidente de la República permitirá corregir esta situación y hacer del crédito un mayor detonador de crecimiento económico en favor de las familias mexicanas.

Del Fobaproa (1995) para acá permanente ha sido la súplica gubernamental: porfavorcito, señores banqueros, abran la llave del crédito al sector privado productivo y reduzcan tasas y comisiones. La respuesta siempre ha sido la misma: una sonora carcajada de los barones del dinero. Lo cierto es que el nivel de tal financiamiento se mantiene por abajo del otorgado dos décadas atrás. Pero ya se promulgó la reforma.

Tal vez el único capítulo destacado de dicha reforma es el relativo a la necesaria reactivación y reivindicación de la banca de desarrollo, pisoteada y hundida por los dos gobiernos panistas, aunque con directores como Enrique de la Madrid Cordero en Bancomext difícilmente será posible, porque el caprichoso junior confundió una institución bancaria del Estado con una agencia particular de relaciones públicas para que lo promueva políticamente.

Ya encarrerado, y como cereza, el secretario de Hacienda prometió otra cosa: el SAT sí revelará los nombres de los beneficiados por condonación de créditos fiscales… pero sólo de las cancelaciones que se autoricen a partir de 2014, es decir, ya limpia la escena del crimen, o lo que es lo mismo permanecerán impunes las televisoras, constructoras, bancos, mineras y demás que se sirvieron con la cuchara grande antes de tan brillante decisión del ministro del año. En fin, nada nuevo bajo el sol en este prometedor arranque de año.

Las rebanadas del pastel

Otra alegría proviene del relanzamiento del TLCAN, cuyo eje será la articulación de la explotación de gas con el fin de proyectar a la región como la más competitiva del mundo, según versión del subsecretario para América del Norte de la cancillería, Sergio Alcocer. Eso sí, en este relanzamiento ni de lejos se incluirá un capítulo laboral que legalice el flujo de mano de obra entre los tres países, de tal suerte que los paisanos se mantendrán a salto de mata, pero muy competitivos.

Twitter: @cafevega