Opinión
Ver día anteriorMartes 14 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Augurio perredista

Un chucho por otro chucho

Las derechas, de plácemes

L

os augurios sobre la muerte del PRD como partido de izquierda se han multiplicado conforme sus dirigentes, es decir, los chuchos, reproducen con denuedo y sin descanso los sistemas de administración política de las derechas.

Una tras otra, las decisiones adoptadas por los secuestradores de la presidencia de ese partido han ido restando presencia y confianza de la ciudadanía en esa dirigencia, pero, por otro lado, han rescatado algunas de las migajas con las que el poder los ha premiado por su lealtad, y sobre todo, lo más importante: seguir instalados en la presidencia de ese partido.

Ahora, para no variar, pretenden que sea otro chucho, Carlos Navarrete, quien se encargue de seguir los pasos de sus antecesores chuchos. Claro, sin tomar en consideración lo que puede ser mejor para el PRD o para el país, en términos del equilibrio político que debería significar el partido de izquierda, y que en estos momentos se ha perdido.

Carlos Navarrete pasó por la Secretaría del Trabajo de la administración de Miguel Ángel Mancera como dicta el lugar común: sin pena ni gloria. Y buscar dirigir a los amarillos habla de ineficiencia, pero además cancela toda posibilidad de que ese partido pueda significar algo más que comparsa del poder en la arena política del país.

Desde la perspectiva de la derecha, eso, el PRD en manos una vez más de los chuchos, es muy importante, porque siempre se les requiere para legitimar cada una de sus obras. ¿Quién si no la gente de Nueva Izquierda es la más aplaudidora en los actos y por los actos de Enrique Peña Nieto? Por eso, no deberían perder el poder, aseguran algunos de sus defensores priístas.

Pero al otro lado de la mesa, donde se sientan los pocos perredistas que aún quedan, se piensa, y con certeza, que el destino del PRD en manos de Navarrete se ataría a los más profundos sótanos de la derecha, cualquiera que sea el partido que llegue a Los Pinos –PRI o PAN–, y la izquierda, ahora desdibujada, sería algo así como el partido verde vestido de rojo, y nada más.

Por eso, lo que ahora suena con fuerza es impulsar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas para presidir a los perredistas, después de que la que podría haber sido la mejor opción, Marcelo Ebrard, fue bloqueada por Nueva Izquierda. Y esto porque, si algo se quiere en el PRI en estos momentos, es evitar que las izquierdas pudieran ir unidas en las elecciones que vienen.

De esa forma, la posibilidad de que con Ebrard o con Cárdenas se logre retornar a la postura de la izquierda opositora, que equilibre, que vaya unida, tendría que dinamitarse, y en eso están los servidores del PRIAN, que quieren seguir en la presidencia del PRD. ¿Ni modo?

De pasadita

Hace rato que la elección de los comités ciudadanos se ha convertido en una de las señales más importantes de la fuerza política en las delegaciones de la ciudad. Por eso habrá que seguir de cerca lo que pasa en cada una, para irle midiendo el agua a los camotes. Por cierto, en Iztapalapa, la delegación ganó cinco de los siete comités en disputa. Vamos a ver quién se atreve a interpretar ese resultado.