Opinión
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México SA

Cuesta de enero: 90º

Gobierno indiferente

Precios talan ingreso

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Mujeres limpian cebollas para su venta en la Central de Abastos del Distrito FederalFoto María Luisa Severiano
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e por sí agresiva y lesiva en cada arranque de año, la cuesta de enero correspondiente a 2014 se presenta arrasadora, de 90 grados, con una fuerza mucho mayor a la tradicional que hace prácticamente imposible sortear los aumentos de precios, y cancela, de entrada, el generoso incremento al minisalario autorizado en los últimas días de diciembre pasado, el cual, dicho sea de paso, no fue útil ni para la propaganda oficial.

Atizada por el severo impacto de la reforma fiscal que –versión oficial– haría pagar más a quienes ganan más (cuando éstos, en realidad, simplemente trasladan el aumento tributario al consumidor y aprovechan la ocasión para subirle otro piquito a los precios), la cuesta de enero 2014 hasta ahora arroja un resultado escalofriante para el grueso de la población, sin que autoridad alguna diga presente para contener la agresión.

Con apenas 20 días de vida, el balance del año es el siguiente: “la canasta de 28 productos de la canasta básica, que se encareció 14 por ciento el año pasado (como reportó La Jornada 15/12/2013), subió 7.38 por ciento en un mes al pasar de 880 a 946 pesos en la ciudad de México y su área metropolitana, de acuerdo con los precios detectados por la Procuraduría Federal del Consumidor en supermercados. Los aumentos no son privativos de la capital del país, porque los registros de la dependencia revelan que la misma canasta con 28 abarrotes se encareció entre 19 y 52 pesos en la ciudad de Monterrey y sus municipios conurbados y de 24 a 52 pesos en Oaxaca según los precios promedios y máximos registrados en las tiendas.

“En la ciudad norteña la canasta se vendía a 850.70 pesos el mes pasado, pero en enero se comercializó hasta en 903 pesos, un incremento de 6.16 por ciento. En Oaxaca pasó de 797 a 849 pesos, 6.5 por ciento más en un mes. Los productos fueron tomados de un listado que el Inegi realiza cada mes sobre el mercado alimentario. No incluye verduras, frutas ni carnes, sólo alimentos y bebidas procesadas, es decir, los llamados abarrotes que van desde leche, pan, azúcar, atún, arroz, frijol, sal, café, sardina, chiles enlatados, jamón, salchicha, aceite vegetal, avena, harina de maíz y de trigo, mantequilla, galletas, gelatina, pasta para sopa, puré de tomate hasta un six de cerveza” (La Jornada, Susana González G.).

Tal información revela que los registros de la Profeco correspondientes a la ciudad de México y área metropolitana indican que no todos los productos subieron de precio e incluso algunos se abarataron un poco, pero los que se encarecieron no se limitan a los refrescos y alimentos de alto contenido calórico que a partir de 2014 fueron gravados con un peso por litro y una tasa de 8 por ciento del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), respectivamente. Así, pese a no tener gravámenes especiales, subió el litro de leche Lala ultrapasteurizada de 12.7 a 14.30 pesos en los lugares donde se vende más barata, es decir, 1.60 pesos de diferencia o un incremento de 12.5 por ciento. El aumento es mayor si se toma en cuenta el precio de 14.50 pesos que predomina en las cadenas comerciales o el de 14.80 pesos del Superama Lomas Anáhuac.

Habrá que esperar el reporte sobre el alza de precios en las fronteras del país, tras la homologación del IVA (de 11 a 16 por ciento), pero en vía de mientras el gobierno federal hace su mejor esfuerzo para acicatear la escalada de precios, más la contribución de los estatales: en el arranque de año, aprobó aumentos en las tarifas eléctricas y de otros servicios, en los combustibles, en los peajes, en el transporte y en lo que se le ponga enfrente, porque nada de ello –según jura, y perjura– es inflacionario. Los comerciantes hacen lo propio, y no hay producto que quede fuera de su mira.

Cómo estará el tiroteo, que hasta el sempiternamente optimista doctor catarrito en unos cuantos días cambió su versión: de sostener que la reforma fiscal tendría un impacto transitorio en la inflación (declaración del 5 de noviembre de 2013) pasó a reconocer (10 de enero de 2014) que es difícil lanzar expectativas de una inflación menor por el impacto que la reforma fiscal ha tenido en los precios de productos y servicios; el brinco fundamental en las expectativas de inflación para este año responde claramente a los incrementos de impuestos. Me gustaría que ya hubiera una convergencia de las expectativas de inflación a 3 por ciento, pero difícilmente se va a lograr este año por el impacto de las medidas fiscales.

Lo mejor del caso es que el gobierno de Enrique Peña Nieto, con Luis Videgaray como voz cantante, aseguró que los que menos tienen ni lejanamente saldrían raspados por la susodicha reforma, pues su impacto se concentraría en aquellos que ganan más, aunque éstos, en los hechos, simplemente trasladan los nuevos impuestos a los consumidores –más un piquito– para mantener su estatus, en medio de presuntos cambios históricos en materia fiscal. Pero una vez más la realidad ubica al discurso oficial, y de qué forma. Entonces, que paguen los de siempre.

Para completar el ritual de la simulación, sólo falta que el Congreso se pronuncie en contra de los injustificados aumentos de precios; exhorte al inquilino de Los Pinos en turno a que ponga en marcha un programa urgente que frene la escalada en productos básicos; anuncie la creación de una comisión especial para que investigue qué está pasando y quiénes son los responsables, y cite a comparecer a los secretarios de Economía y de Agricultura, así como al titular de la Profeco, para que detallen la situación.

Pésima imagen y peores resultados para un gobierno que permanece indiferente ante la brutal escalada de precios que se registra en productos de consumo básico, con el consecuente deterioro para el de por sí enclenque bolsillo de la mayoría. Eso sí, para el circo se pinta solo y el caso michoacano es un botón.

Las rebanadas del pastel

Frases en el agua: “es una reforma integral que permitirá un sistema tributario justo y transparente… Pagarán más los que más ganen y menos lo que menos tienen… la reforma hacendaria es justa, porque no afectará a los mexicanos que menos tienen… Por ello, y tomando en cuenta que las familias más pobres dedican más de la mitad de sus ingresos a la compra de alimentos, no habrá IVA en alimentos y medicinas… es una decisión socialmente justa y económicamente responsable en esta coyuntura. Con la reforma hacendaria, todos haremos más por el país y México hará más por todos los mexicanos” (Enrique Peña Nieto, 8 de septiembre de 2013).

Twitter: @cafevega