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Niños y adultos lo interpretan, indica el investigador veracruzano

El son jarocho vive el mejor momento de su historia, señala Rafael Figueroa
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Rafael Figueroa Hernández, académico veracruzano
Periódico La Jornada
Viernes 24 de enero de 2014, p. 6

Xalapa, Ver., 23 de enero.

En medio de intensas corrientes y expresiones musicales en el mundo representativos de culturas y pueblos, el son jarocho vive uno de los mejores momentos de su historia, asegura el investigador y académico veracruzano, Rafael Figueroa Hernández.

Existe una gran efervescencia de músicos de son, lo que es un síntoma del éxito real, es decir, desde niños tocan son jarocho hasta veteranos. Hay gente muy tradicionalista, apegada a las maneras centenarias de ejecutar este género y, por otro lado, los que experimentan y hacen nuevas formas más arriesgadas.

Es, precisamente ahí, al abrir su abanico de expresiones y modos de tocarse, donde el son encuentra su fuerza actual, su riqueza y su punto de apoyo para ganar terreno en los escenarios y en la vida cotidiana de miles de personas en el estado, el país y el mundo.

En lo que va del siglo XXI, el son jarocho se ha fortalecido porque la mayoría de músicos soneros tienen un gran conocimiento de la tradición, y de ahí su capacidad y recursos para aportar y mantener vivo un género musical que ha sido la tarjeta de presentación del veracruzano. En relación con las vertientes actuales del son y el movimiento que ocurrió en los años 30 y 40 existe una diferencia. En aquellos tiempos se instauró un modelo escénico que representó al jarocho vestido de blanco con un paliacate, para muchos este atuendo y ese estilo de tocar más apresurado, se alejaba del origen y del patrón ancestral que definía este género.