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Rodolfo Stavenhagen fue reconocido con el Premio José C. Valadés, del INEHRM

Las leyes ven a “los indígenas como objetos de ‘interés público’, como parque nacional”

Su definición está determinada por las necesidades de las políticas públicas, apuntó

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El catedrático hizo un recuento de los diversos ensayos de política pública para atender a la población indígena en las instalaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de MéxicoFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de enero de 2014, p. 6

Una amplia y detallada reflexión de las políticas públicas, instrumentadas por los distintos sexenios presidenciales, en torno a los derechos de las comunidades indígenas, fue parte central de la ponencia que presentó el sociólogo e investigador Rodolfo Stavenhagen, quien fue reconocido por su trayectoria con el Premio José C. Valadés, relativo al rescate de memorias y testimonios, que entrega el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).

En la sede de dicho organismo, el pasado 15 de enero, el maestro Stavenhagen se refirió a uno de los problemas más lacerantes que a lo largo de la historia ha vivido y vive nuestro país: los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Se refirió, entre otras cuestiones, al indigenismo institucional, al excesivo burocratismo, a las políticas que tenían como propósito mexicanizar al indio o al indigenismo participativo, que de acuerdo con el catedrático, fue más cosmético que real.

Explicó cómo algunas leyes mexicanas, si bien reconocen la pluriculturalidad, no reconocen los derechos humanos de los pueblos indígenas. A éstos, comentó, “no se les reconoce como sujetos de derecho, sino como objetos de ‘interés público’ como, digamos un parque nacional”.

El catedrático hizo un recuento de los diversos ensayos de política pública para atender a la población indígena, desde la posrevolución hasta nuestros días, así como las instrumentadas por el Instituto Nacional Indigenista.

Recordó la reforma en 1992 al artículo 4 constitucional, mediante el cual, por primera vez, los indígenas no solamente eran reconocidos como pueblos en la Constitución política de México, sino también se les atribuye el origen de la composición pluricultural de la nación. Sin embargo, el flamante artículo cuarto no mencionaba los derechos humanos de los pueblos indígenas, apuntó el maestro Stavenhagen.

Señaló que muchas de las violaciones a los derechos humanos de las comunidades indígenas tienen carácter agrario. Al respecto comentó cómo el gobierno de Ernesto Zedillo decidió no proceder con los Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena, firmados en 1996, entre el EZLN y el gobierno federal, traicionando así las esperanzas que las negociaciones habían despertado entre los pueblos indígenas y buena parte de la opinión pública.

Como parte de los antecedentes históricos, el maestro Stavenhagen apuntó que en 1811, mientras un influyente grupo de comerciantes hispanos en la Nueva España lanzó una diatriba contra las tribus bárbaras, a su vez, los políticos antihispanistas de la época ensalzaban el glorioso pasado indígena del país, pero ignoraban la situación de los indios contemporáneos.

De igual manera, el autor del titulo Problemas campesinos y étnicos, citó algunas reflexiones hechas por el historiador Enrique Florescano, respecto del tema: Desde el nacimiento de la República ninguna de las fuerzas políticas que la nutrían dio cabida a las naciones indígenas en su proyecto histórico.

Definiciones y propósitos

Todavía, añadió Stavenhagen, al despuntar el sigo XX, México era considerado por observadores nacionales y extranjeros como país de indios. Actualmente, la definición de la población indígena está determinada no tanto por criterios académicos y/o científicos, sino por las necesidades de las políticas públicas.

Reconoció que un paso importante respecto de los derechos humanos de los pueblos indígenas, que pasó prácticamente desapercibido, fue la entrada en vigor en 2003 de la Ley General de Derechos Lingüísticos, que reconoce a las lenguas indígenas como lenguas nacionales con las misma validez que el español.

Frente al indigenismo oficial en crisis, la globalización neoliberal del campo mexicano, las desigualdades económicas y sociales, el reconocimiento y respeto a los derechos humanos de las colectividades culturalmente diferenciadas, debe ser parte de la democracia contemporánea, concluyó Stavenhagen. La búsqueda de un modelo adecuado de ciudadanía cultural de los pueblos indígenas representa un desafío en esta etapa histórica en la que ha sido oficialmente declarado el ocaso de la Revolución Mexicana.