Opinión
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Canciones de ayer y verdades de hoy
M

anuel Gamio y Paul Taylor, pioneros en los estudios migratorios entre México y Estados Unidos, recogieron un buen número de corridos y los publicaron en sus obras académicas.

Taylor afirmaba que las canciones de los inmigrantes eran de interés no sólo para los que estudiaban folklore, sino para las ciencias sociales. Allí se podían descubrir las actitudes de los mexicanos de una manera simple y vital. De hecho, las canciones de los inmigrantes irlandeses, polacos, italianos, al igual que las de los mexicanos, eran muy populares en Estados Unidos y daban cuenta de los amores y desamores, de la nostalgia y los pesares, de la vida simple y ruda del trabajador migrante.

En los corridos se reconstruye la vida del migrante y su trayecto hacia tierras lejanas. Al pasar el tren por diferentes pueblos y detenerse, los migrantes piden la bendición de los santos patronos locales como el señor san Pascual en Salamanca, la Virgen de Loreto en Irapuato o el Santo Niño de Atocha en Fresnillo. Van hacia un país desconocido, no porque tengan ganas, sino porque se ven forzados a buscar trabajo y salir de la miseria

Me voy a Estados Unidos
A buscar mi manutención
¡Adiós mi patria querida
te llevo en mi corazón!

Pues yo no tengo la culpa
Que abandone así mi tierra
La culpa es de la pobreza
Que nos tiene en la miseria

Muchos de los migrantes de ayer eran hombres solos, que trabajaban en cuadrillas y dormían en vagones de tren o en jacalones cerca de las plantaciones. Se contrataban en la frontera con enganchadores que los llevaban de un lado a otro a realizar trabajos en sitios alejados y desolados. Dejaban a sus mujeres y a sus novias en los pueblos de origen, pensando que pronto iban a volver.

El enganchista nos dice
Que no llevemos mujer
Para no pasar trabajos
Y poder pronto volver

De la parte donde estés
Me escribes, no seas ingrato
Y en contestación te mando
De recuerdo mi retrato

Otros se iban con la familia o la formaban en el camino. En los campos de algodón y betabel, hombres, mujeres y niños trabajaban parejo. Pero para la mujer siempre fue doble jornada: después del trabajo tenía que cocinar y encargarse de los niños. Como quiera, para la mujer siempre ha sido una liberación ir a Estados Unidos, empezando porque dejaban de tortear, no tenían que ir a recoger leña y menos aún ordeñar.

Mi chinita me decía
Ya me voy para la agencia
A pasearme por el norte
Y para hacerle su asistencia

Vente, deja de moler
Ya no muelas nixtamal
Vámonos pa Estados Unidos
Que allá iremos a gozar

Las letras de los corridos están llenas de moralejas y consejas. Pero dan cuenta de un amplio conocimiento de la sociedad estadunidense, de las reglas del juego y de cómo hay que hacerle para vivir en un medio extraño y lograr metas y objetivos.

Si tu quieres ser feliz
Cuando el Bravo hayas pasado
Muéstrale a este país
Que sus leyes no has violado

Allí se va a trabajar
Macizo, a lo americano
Pero alcanza uno a ganar
Más que cualquier paisano

El retorno siempre esperado y soñado se hace cada vez más difícil, Cada año que pasa se acrecienta la nostalgia y las ganas de volver, pero al mismo tiempo se echan raíces cada vez más profundas que hacen más improbable el retorno, el lugar de destino se vuelve también un hogar.

Para irme para mi tierra
Ya no hallo ni cómo hacer
Nomás me pongo a pensar
Que aquí dejo a esta mujer

Por fin llegó la era
En que me arrastrara el viento
Adiós México de fuera
Ya me voy para el de adentro

Con el tiempo se hace más grande la brecha y se acrecienta la distancia. Se toma conciencia de que al ser migrantes son rechazados tanto aquí como allá. Y ante el rechazo no hay otra elección que elegir el mal menor.

Mucha gente así lo ha dicho
Dizque no somos patriotas
Porque les vamos a servir
A los infames patotas

Pero que se abran trabajos
Y que paguen buen dinero
Y no queda un mexicano
Que vaya al extranjero

Facebook: Dr.JorgeDurand