Sociedad y Justicia
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Consideran expertos que no se puede sobrevivir tanto tiempo sin glucosa y vitaminas

Pensaba que iba acabar loco, cuenta náufrago; persisten dudas sobre el suceso
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de febrero de 2014, p. 42

Majuro, 4 de febrero.

Pensaba que iba acabar loco, relató José Salvador Alvarenga, el salvadoreño que salió a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico en diciembre de 2012 y apareció el pasado jueves en las Islas Marshall, tras haber sobrevivido, dijo, comiendo pájaros y tortugas durante más de un año.

El pescador aseguró haber zarpado el 21 de diciembre de 2012 del puerto de Paredón, cerca de Tapachula, Chiapas, en la embarcación bautizada Camaronera de la Costa, una lancha muy pequeña, junto a un compañero llamado Ezequiel Córdoba Barradas.

Para José Salvador y Ezequiel la jornada de pesca, por la que iban a cobrar mil 500 pesos, se complicó cuando empezó a soplar el norte, un viento muy fuerte. A 70 kilómetros de la costa y sin motor, empezaron a ir a la deriva, relató Alvarenga, de 37 años.

Su compañero, que José Salvador llama Xiguel, de 15 o 16 años, murió a los cuatro meses, de sed y de hambre, porque vomitaba y era incapaz de alimentarse de animales crudos.

Empezó entonces un periplo de más de un año en el que sobrevivió comiendo pescado cuando había y bebiendo agua de lluvia o su propia orina. Su fe en Dios lo mantuvo vivo aunque también pensó en el suicidio, contó.

Entre México –donde Alvarenga vivió al menos 15 años– y las Marshall, en Micronesia, hay más de 12 mil 500 kilómetros de distancia.

Este martes, el náufrago se comunicó con sus familiares. Estoy bien, papá fueron las primeras palabras que en una emotiva llamada telefónica le dijo a su padre, Ricardo Orellana, en El Salvador.

Estoy en este momento en un hotel, ya me hicieron una revisión médica y sólo espero verlos pronto, indicó.

Ambos hemos llorado. Fue una inmensa alegría (porque) lo dábamos por muerto, relató Ricardo Orellana. El tan esperado contacto telefónico ocurrió a las 17:15 horas. La comunicación duró unos 10 minutos. Luego fue el turno de la madre, María Julia, quien estalló en llanto en cuanto escuchó la voz de su hijo.

Su historia deja muchas interrogantes, empezando por la de su sobrevivencia durante 13 meses en condiciones extremas. Para pescadores del puerto mexicano de Paredón, que conocen numerosas historias de naufragios, nadie puede sobrevivir 13 meses en alta mar.

Hay gente que sobrevivió mucho tiempo en botes salvavidas, pero nunca un hombre resistió tanto tiempo. Si su relato es verdadero, se trataría de un caso excepcional, declaró Hilmar Snorrason, presidente de la asociación para la seguridad y la supervivencia (IASST, por sus siglas en inglés) en Gran Bretaña.

Jean Yves Chauve, médico francés de competencias en alta mar, se dijo a su vez más bien escéptico respecto a esta historia.

La alimentación que recibió, pescados, pájaros de mar, sólo comprende proteínas, útiles para la estructura muscular, pero no para el funcionamiento del cuerpo humano, que requiere glúcidos. Sin azúcar el cuerpo, en primer lugar las neuronas, no funciona, explicó.

Más rara aún, agregó Chauve, es su carencia de vitamina C, que sólo puede encontrarse en frutas y verduras. Debería haber presentado signos de falta de esa vitamina, como ausencia de dientes, sangrado en encías, agotamiento corporal, y no es el caso.

Erik van Sebille, oceanógrafo de la Universidad de Nueva Gales del Sur y quien reside en Sidney, dijo que es muy probable que una embarcación a la deriva pueda ser llevada por las corrientes desde la costa oeste de México a las Islas Marshall. Dijo que tal viaje tardaría entre 18 meses y dos años, dependiendo de los vientos y las corrientes, pero que es posible un recorrido de 13 meses.