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Influenza 2014
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ara las autoridades de salud federales y algunas locales la evolución de los casos de influenza por el virus A/H1N1 no representan motivo de alarma. No opinan lo mismo las personas que la padecen y sus familiares. En nuestro país el número de casos se ha incrementado respecto a los años anteriores al igual que las cifras de muertes. No obstante, el consuelo que nos ofrecen las y los responsables de la salud pública en México es que la situación actual no es la misma que en 2009 cuando se declaró la primera pandemia de este siglo provocada por el mismo agente. Ahora conocemos bien al virus –dicen–, contamos con las medidas preventivas (que incluyen la disponibilidad de vacunas) y sabemos cómo tratar esta enfermedad (pues hay fármacos efectivos y suficientes). Esto es cierto, pero hay algo que inquieta: si ya sabemos tanto y tenemos las herramientas para enfrentar este mal, entonces ¿por qué nos sigue haciendo tanto daño, en la misma proporción o más que en 2009?

En tan sólo 37 días (entre el primero de enero y el 6 de febrero de 2014) se han confirmado 3 mil 437 casos de influenza y han muerto 374 personas. Aproximadamente 85 por ciento de los casos confirmados corresponden al A/H1N1 (2 mil 923) y 92 por ciento de los fallecimientos se asocian con este virus (345). ¿Esto es mucho o es poco?

Depende con qué lo comparemos. Empecemos por nosotros mismos: En 2011 hubo en México 372 casos y 47 muertes; en 2012 se tuvieron 6 mil casos confirmados y 266 fallecimientos; en 2013 mil 805 enfermos y 234 decesos. En 2014, en unos cuantos días, el número de enfermos supera la suma de los casos confirmados en 2011 y 2013 ¡dos años completos! Y es de casi la mitad de los observados durante todo 2012, el peor año de la etapa pospandémica. Ni qué decir del número actual de muertes, que en lo que va del año ya es el más alto de la década.

Comparémonos ahora con otros: De acuerdo con el reporte más reciente de la ONU (27 de enero de 2014) la actividad de influenza continúa siendo alta en Norteamérica. En Canadá el comportamiento de la enfermedad en el periodo estacional 2013-14 es muy semejante al del periodo 2012-13 de acuerdo con el reporte más reciente de la Agencia de Salud Pública de ese país. Significa que no hay variaciones importantes en el número de casos o de muertes respecto al año anterior, cosa que como vimos sí ocurre en México.

Además, el número de muertes en todo Canadá es muchísimo menor que en México: 214 para todos los casos de influenza para todo el periodo estacional 2013-14 ¡que va de agosto de 2013 al primero de febrero de 2014! En México, como ya vimos, en unos cuantos días casi duplicamos la cifra de muertes canadienses en ese largo periodo.

¿Qué significa todo lo anterior?

Primero que observamos en México un comportamiento atípico de la enfermedad producida por el virus A/H1N1. Esto ya era muy notorio desde 2012 cuando en la temporada invernal en la mayor parte del mundo el agente predominante era el A/H3N2 y aquí el A/H1N1 en más de 90 por ciento, como se hizo notar desde aquel entonces en este mismo espacio (La Jornada 24/01/2012). En nuestro país este agente pareciera tener un ciclo bianual, como ya fue advertido por la secretaria de Salud, la doctora Mercedes Juan López, y esta particularidad constituye un reto muy importante desde los puntos de vista médico y científico.

También, aunque el número de casos pudiera ser semejante al que se observa en otras naciones en Norteamérica, los estragos que produce en México el A/H1N1 son mucho mayores, como se desprende del número de muertes acumuladas en un periodo tan corto (aprovecho para decir que una omisión grave en la información oficial es la que se refiere al número de hospitalizaciones, el cual es un indicador muy importante que da una idea del estado de cualquier enfermedad o epidemia. Este dato se eliminó deliberadamente de los informes durante la pasada administración panista y quizá las actuales autoridades pudieran corregir esta falla).

El número de muertes superior al de cualquier otra nación en Norteamérica (y en otras partes) también nos dice mucho acerca de la calidad y eficiencia de los servicios de salud en México y no parece correcto que se justifique este hecho echándole la culpa a las personas por ser obesas o diabéticas.

Pero también, yo no creo que haya que culpar a las autoridades de salud por el rebrote de esta enfermedad, pues simplemente no son los causantes del mismo. La responsabilidad que tienen es minimizar sus efectos y especialmente ayudar a entender desde el punto de vista científico la naturaleza de este fenómeno, pues sólo así se podrá enfrentar de manera más eficiente en nuestro país.

Finalmente, ante los actuales casos de influenza por el virus A/H1N1 y sus graves efectos en nuestro país, han surgido voces que piden declarar una alerta epidemiológica y adoptar medidas como la suspensión de actividades educativas y de otro tipo, tal como ocurrió en 2009. Esto no es correcto ahora, como si lo fue en aquel año, porque no se conocía al agente ni su transmisibilidad y letalidad, se esperaba lo peor y había que tomar medidas extraordinarias que por ahora, en mi opinión, no se justifican.