Opinión
Ver día anteriorMartes 18 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Estados: débito al máximo

Adeudan 482 mil millones

Crecimiento incontenible

L

os gobiernos estatales y municipales repiten los excesos, errores, corruptelas y vicios que comete el sector público federal, y aunque cada uno de ellos tiene su toque especial, la firma de la casa, al final de cuentas todos saben que no hay límite ni consecuencias, porque quienes pagan la factura son los habitantes que dicen defender y representar, los mismos que ni de lejos ven los beneficios de la larga cuan alegre carrera de endeudamiento.

Días atrás (ver el México SA del 4 de febrero) en este espacio se dio cuenta que al cierre de diciembre de 2013 la deuda del sector público federal alcanzó un máximo histórico de 6.5 billones de pesos, de tal suerte que cada mexicano –incluidos los recién llegados– debe más de 55 mil pesos, más lo que se acumule en 2014 y años posteriores. En lo que va del siglo XXI el débito de tal sector se incrementó la friolera de 440 por ciento. Mientras la economía creció a un ritmo anual promedio de 1.9 por ciento, la deuda per cápita lo hizo 34 por ciento, también anual. El horror, pues.

En tal entrega se detalló que de diciembre del año 2000 a igual mes de 2013, la deuda del sector público federal creció y creció, y cada mexicano vio cómo se incrementó en 440 por ciento el débito por habitante, y de los 10 mil 200 pesos que adeudaba en la primera fecha citada (cuando Vicente Fox se instaló en Los Pinos) al cierre del año pasado adeudaba 55 mil 100 pesos, a lo que hay que sumar el endeudamiento de lo que va de 2014.

En aquella ocasión se aclaró que la deuda de estados y municipios se contabiliza aparte, pero no se dieron cifras porque la Secretaría de Hacienda no había sacado del horno la información respectiva al cierre de 2013. Pero ya lo hizo, de tal suerte que a los citados 55 mil 100 pesos por cabeza deben agregarse 4 mil 100 pesos, en números redondos, por prorrateo de la deuda pública de estados y municipios. Y este débito es equitativamente repartible, porque el grueso de los presupuestos estatales y municipales sale de los impuestos federales. En síntesis, al cierre de 2013 cada mexicano adeudaba 59 mil 200 pesos por cortesía de los tres niveles de gobierno, ello, desde luego, independientemente de los pasivos personales.

Resulta que, de acuerdo con la información de la SHCP, al cierre de 2013 la deuda de estados y municipios registró un máximo histórico: 482 mil 807.2 millones de pesos, un monto (¡oh!, mágicas coincidencias) 432 por ciento superior al reportado en diciembre del año 2000. Y como en el caso federal, la pregunta es: ¿dónde está el beneficio del macro endeudamiento?

En diciembre de 2000 la deuda de estados y municipios ascendió a 90 mil 731.3 millones de pesos; en igual mes de 2013 el saldo había crecido a 482 mil 807.2 millones, y en ese periodo el bienestar de los mexicanos resultó inversamente proporcional al constante incremento del endeudamiento, utilizado, dicho sea de paso, para pagar deuda y engordar una que otra alforja de gobernadores y séquito que los acompaña.

Sin afanes sadomasoquistas, cabe precisar que en diciembre de 1993, a punto de entrar en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, la deuda de estados y municipios sumaba 18 mil 278 millones de pesos. De esa fecha a la actual, y ya en marcha el mecanismo comercial que nos llevaría al primer mundo, el saldo se incrementó la friolera de 2 mil 541 por ciento, y cada peso con sus respectivos centavos fue, es y será pagada por los mexicanos, no por los gobernadores (lo mismo para el caso federal).

A mediados de 2011, el entonces secretario de Hacienda Ernesto Cordero armó tremendo show, presentó una denuncia ante la PGR y exigió que rodaran cabezas (andaba en pos de la candidatura panista al hueso mayor, lo que, dicho sea de paso, se le apestó), porque la deuda de los estados y municipios (particularmente la de Coahuila, con Humberto Moreira a la cabeza, quien fue el único objetivo) creció de forma espectacular y sin justificación.

El señor de los 6 mil pesos clasemedieros felizmente no libró la candidatura blanquiazul a la Presidencia de la República. El hueso que le tocó fue un escaño. Y hasta allí llegó su indignación y preocupación, porque del show, la denuncia y las cabezas ya nada se supo, aunque de entonces a la fecha la deuda de estados y municipios no dejó de crecer (100 mil millones de pesos, nada más, con todo y amenaza corderista).

Como en este país todo está concentrado (la riqueza, el ingreso, el poder), la deuda de estados y municipios la acaparan siete entidades, que representan el 67 por ciento del débito (Distrito Federal, 63 mil millones de pesos; Nuevo León, 52 mil; Chihuahua, 42 mil; Veracruz, 41 mil; estado de México, 40 mil; Coahuila, 36 mil; Jalisco 30 mil; Chiapas 20 mil).

Aun así, se registran casos espectaculares como el de Zacatecas, donde, con Miguel Alonso en el gobierno, la deuda se incrementó 756 por ciento en apenas tres años. En igual periodo, con César Duarte en la silla principal, el débito de Chihuahua creció 141 por ciento, y el de Oaxaca, con Gabino Cue, 120 por ciento. No son los únicos, desde luego, pero he allí unos botones de muestra. Y que nadie diga que esos estados registran aceleradísimo crecimiento y sus habitantes viven en jauja.

¿De dónde obtendrán recursos los 31 endeudadísimos gobernadores de la República, más el jefe de Gobierno del Distrito Federal, más de 482 mil millones de pesos para pagar la deuda de sus entidades? La respuesta técnica es que, en el inequitativo reparto del pastel, la Federación aportará una parte sustancial (recuérdese que los presupuestos estatales dependen mayormente del centro) para tal asunto, aunque en los hechos, simple y llanamente serán los mexicanos quienes pagarán los abundantes excesos, corruptelas, errores, desvíos, vicios y etcétera, etcétera de sus gobernantes, en espera de un mayor endeudamiento, porque en 2014 la mata sigue dando.

Las rebanadas del pastel

Hoy a las 19 horas se presentará el libro El colapso de la dignidad, del dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia, en el que denuncia las monstruosidades y perversiones que ha cometido un grupo incrustado en el poder de México para aniquilar a las organizaciones de los trabajadores, a nuestro gremio en lo particular y a mí en lo personal. Participan Néstor de Buen, Jorge Almeida, dirigente para América Latina de IndustriALL Global Union, el autor y quien escribe estas líneas. Se va a poner bueno. La cita es en la majestuosa Casa Lamm, ubicada en Álvaro Obregón 99, colonia Roma. Los esperamos.

Twitter: @cafevega