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En la cima de la operación aparece la Casa Blanca

La sospecha de una intentona como la de abril de 2002 crece incontenible
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Periódico La Jornada
Jueves 20 de febrero de 2014, p. 26

Caracas, 19 de febrero.

El fantasma del golpe de Estado que derrocó durante tres días al fallecido presidente Hugo Chávez el 12 de abril de 2002 planea sobre Venezuela. En los pasillos gubernamentales, en los medios informativos afines y entre la población llamada chavista, la sospecha crece incontenible.

En la cima de la operación golpista aparece la Casa Blanca y, al igual que en 2002, algunos medios de información nacionales e internacionales –marcadamente la CNN, vilipendiada permanentemente por, según el oficialismo, manipular la información–, así como el gremio empresarial y la oposición política, un tanto desarmada tras la entrega-detención de Leopoldo López, líder del opositor Voluntad Popular (VP) que hoy rendía declaración en el penal de Ramo Verde.

La relación entre algunos medios impresos, entre los que destaca El Nacional, y el gobierno de Nicolás Maduro es especialmente ríspida. Sobre todo desde que esos medios acusaron al gobierno de no surtir las divisas necesarias para importar papel. En su portada el periódico acuñó una leyenda que publica diariamente: sin papel no hay prensa.

Lo cierto es que, cuando menos en las calles de Caracas, después de las nueve de la mañana es misión imposible encontrar El Nacional. Es que nos entregan pocos ejemplares por el problema con el papel, comentó la dueña de un quiosco.

La crispación se siente en las calles, en las discusiones que se arman entre chavistas y opositores, pero es raro que esos intercambios de mentadas terminen en actos violentos. Extrovertidos como son, los venezolanos hablan sin tapujos ante quien sea, sin miedos, y si su interlocutor es extranjero, se explayan más si cabe. Pero son civilizados, salvo cuando hay manifestaciones, porque ese es el caldo de cultivo para los provocadores que nunca faltan.

Pasó el jueves pasado, y seguirá pasando. Y en ese punto se cruzan acusaciones unos y otros sobre quién es responsable de las acciones violentas: Maduro/ pirata/ morirás como una rata, gritaba un grupo de jóvenes caraqueños durante la manifestación del 12 pasado. Por suerte no había contingentes chavistas, porque de ser así la concentración hubiera terminado como el rosario de Amozoc.

El término más utilizado por el oficialismo y sus bases para definir a quienes se les oponen es fascistas. A partir de ese punto la posibilidad de dialogar se aleja a la velocidad del rayo.

Ese 12 de febrero pasaron más cosas: el presidente Maduro había ordenado el acuartelamiento de los efectivos armados, principalmente los del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Pero 48 horas después en las redes sociales circulaban videos y fotografías que demostraban la participación de agentes armados del citado cuerpo en las cercanías de la Fiscalía General, escenario de violentos enfrentamientos.

Ni corto ni perezoso, Maduro ordenó el traslado del general Manuel Gregorio Bernal Martínez a la dirección de la 31 brigada blindada de Caracas. El militar había sido designado al cargo en el Sebin el pasado 9 de enero. Lo sustituye el mayor general Gustavo Enrique González López, quien fue comandante general de la Milicia Bolivariana, cuerpo creado por Chávez.

Los medios de oposición consideran que se trata de un despido disfrazado de traslado, pero Maduro atajó la especie: Empezaron a criticarlo y a decir que lo había destituido del Sebin. Nada de destitución: lo he designado jefe de la 31 brigada blindada de Caracas, como líder militar, para que vaya a desarrollar sus dotes de líder moral, de hijo de Hugo Chávez.

En el campo diplomático el presidente Maduro ya enfocó sus baterías hacia la Casa Blanca y, apenas ayer, también contra su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, quien horas antes había lanzado un llamado a la calma y al diálogo en Venezuela. Más lejos fue el otro actor de la película golpista denunciada por Caracas: el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, que no se mordió la lengua al declarar que en este país se vive bajo una dictadura sangrienta.

Me va a venir a dar lecciones a mí de democracia el presidente Santos, cuando yo lo que estoy haciendo es defender el derecho a la paz de Venezuela, dijo ayer Maduro durante la masiva concentración de simpatizantes frente al Palacio de Miraflores, y remató: Ya basta que se metan en los asuntos internos de nuestra patria. Los problemas de los venezolanos los resolvemos los venezolanos. ¡Ya basta, carajo!

Tampoco contribuye a mejorar el clima social imperante la situación económica, marcada por la escasez de algunos productos de la canasta familiar, incluyendo medicinas. Aquí, como sucede con los medios impresos, los empresarios cargan las tintas contra el gobierno, al que acusan de no subastar las divisas necesarias para cubrir las importaciones. Desde el gobierno se afirma que eso es falso y que el problema estriba en que los empresarios acaparan los productos importados para de ese modo generar descontento social.

La iniciativa privada se ampara en un reciente informe del Banco Mundial que ubica a Venezuela, junto con Paraguay, como el país latinoamericano con más requisitos para importar. La clasificación sitúa a Panamá como el país que más facilidades da a los importadores, seguido por México y Chile.