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Emisarios de la UE presentan a Yanukovich plan de arreglo político

Matanza en la Plaza de la Independencia en Kiev

Se rompe endeble tregua; opositores reportan más de 100 muertos

Fuerzas policiacas reciben la orden de disparar contra manifestantes

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Un hombre sostiene la mano de su hijo muerto durante el traslado de más de una docena de cadáveres del vestíbulo de un hotel a un hospital local, tras los enfrentamientos con la policía antidisturbios en la Plaza de la Independencia, en KievFoto Reuters
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Manifestantes opositores al presidente Viktor Yanukovich llevan a un compañero herido al servicio de urgencias. Los inconformes hablan de poco más de cien víctimas mortales y unos 560 lesionados en los combates de ayer con la policía antimotinesFoto Reuters
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Opositores detienen a un policía herido (al centro) durante los enfrentamientos en la Plaza de la Independencia, en Kiev. En tanto, el canciller ruso Serguei Lavrov expresó ayer desde Bagdad su preocupación porque en Ucrania hay claramente un doble rasero de Occidente, que beneficia sólo a la oposición intransigenteFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 21 de febrero de 2014, p. 25

Moscú, 20 de febrero.

Después de la jornada más cruenta que se vivió hoy en Kiev desde que estalló la crisis en Ucrania, el presidente Viktor Yanukovich tiene sobre la mesa el plan de arreglo político presentado por los cancilleres de Alemania, Francia y Polonia en nombre de la Unión Europea, y sigue negociando con los líderes de la oposición, que exigen devolver la Constitución de 2004 y convocar elecciones presidenciales y legislativas.

La frágil tregua declarada anoche duró muy poco, al rechazarla los grupos radicales de extrema derecha que no se supeditan a los líderes de la oposición con representación parlamentaria, y a primera hora de este jueves comenzó una auténtica masacre, con numerosas bajas por ambas partes.

En medio del caos devastador que se observa en Kiev, es difícil saber cuántos ucranianos, manifestantes o policías, murieron hoy. Fuentes de la oposición cifraban en más de cien las víctimas mortales que sufrieron sólo este jueves, y los heridos en más de 560. Todavía no hay datos de los policías que perecieron, pero informaciones sin comprobar hablan de decenas.

Continúa la identificación de los 67 cadáveres de manifestantes que, en las últimas 48 horas, están en las morgues de Kiev; decenas de cuerpos aún siguen tirados en las calles convertidas en campos de batalla.

Según una versión, los militantes de Pravy Sektor (Sector de la Derecha), que reúne a ultranacionalistas y radicales de extrema derecha, varios miles de jóvenes de entre 20 y 25 años, la mayoría estudiantes, atacaron a los miembros de las unidades antidisturbios que rodeaban la Plaza de la Independencia, en espera de recibir órdenes de iniciar el desalojo de esa plaza, símbolo de la protesta desde noviembre pasado.

Pero de acuerdo con otra, las unidades antidisturbios empezaron a disparar al intentar rescatar a cerca de 70 compañeros que mantenían retenidos en la plaza y utilizaron a francotiradores que causaron numerosas víctimas.

Sea como fuere, los enfrentamientos que se dieron durante casi todo el día ya no se limitaron a los palos, piedras y cocteles molotov, por el lado de los manifestantes, y gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y cañones de agua por el de la policía, sino –como si se tratara de una guerra civil por ahora a escala del centro de Kiev– unos y otros –unos más que otros, ciertamente– usaron armas de fuego.

La policía y las unidades antidisturbios –no hay evidencia de que el ejército haya participado en los enfrentamientos; los militares de más alto rango se mantienen al margen desde que comenzó hace más de tres meses esta crisis política– recibieron hoy la orden de usar pistolas y rifles automáticos contra los manifestantes.

Esto, en términos cuantitativos, dio ventaja en armas a los policías y provocó, entre otras razones, que algunos diputados del oficialismo –se difundieron los nombres de 19 legisladores y otros están sopesando hacer lo propio– decidieran renunciar al Partido de las Regiones, mayoritario en la Rada, y salir de su bancada, para no ser cómplices de la represión, según explicaron varios de ellos.

Convocan al Parlamento

Los partidos de oposición con representación parlamentaria –Baktivschina (Patria), UDAR (Golpe) y Svoboda (Libertad), convocaron una sesión extraordinaria de la Rada– para esta tarde.

Tras varios intentos, junto con los diputados independientes y algunos de los que renunciaron al oficialismo, lograron el quórum necesario (226 diputados) y, hacia las 11 de la noche, ya eran 239 legisladores registrados en la sala.

Al comenzar la sesión se leyó un mensaje de Yulia Timoshenko, la ex primer ministra encarcelada y enemiga personal de Yanukovich, en el que pide a los diputados suspender cualquier negociación con el mandatario, quien debe ser destituido de inmediato y sometido a juicio como responsable de la muerte de gente inocente.

Con 236 votos, aprobaron una resolución que busca poner fin al derramamiento de sangre y prohíbe realizar una operación antiterrorista, eufemismo que se ha considerado como variante para eludir el trámite de la ratificación parlamentaria de decretar el presidente el estado de excepción, y ordena que la policía y las unidades antidisturbios se retiren a sus cuarteles.

Consideran los diputados que los manifestantes –aun los que portan armas de fuego– pueden permanecer en la calle mientras no se concreten otros puntos del arreglo político que tratan de delinear en el Parlamento a partir de hoy, sin la mayoría de la bancada oficialista ni la fracción del Partido Comunista.

Los legisladores aprobaron seguir sesionado el tiempo que haga falta y el vicepresidente de la Rada, Ruslan Koshulinsky, anunció un receso hasta las diez de la mañana de este viernes, cuando podrían incorporarse los diputados ausentes el día de hoy.

Mientras Rusia se dedicó a lanzar las mismas críticas a la injerencia de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), éstos tomaron hoy la iniciativa y mandaron a Kiev a los cancilleres de Alemania, Frank-Walter Steinmeyer, de Francia, Laurent Fabius, y de Polonia, Radoslaw Sikorski, que se entrevistaron con los líderes de la oposición y, durante más de cuatro horas, con el presidente Yanukovich.

Cuando los emisarios europeos propusieron a Yanukovich un proyecto de solución negociada que incluye tres puntos claves: crear un gobierno de transición, reformar la Constitución y convocar elecciones presidenciales y legislativas dentro de un plazo máximo de tres meses, sus colegas en Bruselas ya habían acordado imponer sanciones –relacionadas con visas, cuentas bancarias y propiedades– a los funcionarios ucranianos responsables de la violencia y el uso excesivo de la fuerza.

A la misma hora, Rusia seguía en la misma línea de su ofensiva retórica y, desde Bagdad, el canciller Serguei Lavrov lanzó: Nuestros socios occidentales en Europa y Estados Unidos hacen recaer toda la culpa en las autoridades ucranias y no califican como deberían las acciones de los extremistas.

Convencidos –y equivocados– en Rusia de que Yanukovich no aceptaría negociar con la Unión Europea, Lavrov continuó expresando seria preocupación por el hecho de que en Ucrania hay claramente un doble rasero de Occidente, que beneficia sólo a la oposición intransigente.

Y al telefonear por la noche Yanukovich al titular del Kremlin, Vladimir Putin, la diplomacia rusa ya había quedado al margen de la gestión europea y no tuvo más remedio que enviar como mediador –en un tardío intento paralelo– a una figura de segundo nivel, Vladimir Lukin, un político sin cargo desde que dejó de fungir como comisionado para los derechos humanos en Rusia.