Opinión
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México, paraíso fiscal

Regalados, 6 billones

Otro asalto a la nación

A

llá por junio de 2010, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, advirtió que “de facto, México es un paraíso fiscal, porque en materia impositiva existen gran evasión y muchas exenciones que hacen que el país esté por debajo de los niveles de recaudación de la región”. Nadie puso en tela de juicio la cruel realidad por ella descrita, pero si alguien tuviera dudas y allí está el informe más reciente de la Auditoría Superior de la Federación (correspondiente a 2012) y los espeluznantes resultados acumulados en la docena trágica panista (2001-2012).

En materia fiscal, la ASF detalla que sólo en el último año de Felipe Calderón en Los Pinos y como resultado de los estímulos fiscales, impuestos especiales y beneficios tributarios a las empresas, el fisco dejó de recibir 769 mil 448 millones de pesos, monto que representó la mitad de la recaudación total de ese mismo año, y 26 por ciento superior al valor de las exportaciones totales de petróleo crudo mexicano en ese mismo año.

Si el resultado de un solo año (2012) da escalofríos, el monto acumulado por los citados beneficios fiscales durante la docena trágica panista es una novela de terror, máxime si se recuerda que en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón se registró el mayor ingreso petrolero de todos los tiempos.

De acuerdo con la propia Auditoría Superior de la Federación, en los dos sexenios panistas la pérdida en la recaudación del erario federal por concepto de gastos fiscales fue mayor a 6 billones de pesos, equivalente a 40 por ciento del producto interno bruto nacional a precios actuales, y un monto cercano al saldo de la deuda del sector público federal, que al cierre de 2013 alcanzó un máximo histórico de 6.5 billones de pesos.

En promedio, anualmente los gobiernos panistas regalaron poco más de medio billón de pesos en impuestos a los grandes corporativos nacionales y foráneos, por medio de todo tipo de estímulos, exenciones, regímenes especiales, y una larga cadena de etcéteras que confirman lo dicho por la secretaria ejecutiva de la Cepal casi cuatro años atrás.

La Auditoría Superior de la Federación advierte que además de la pérdida de ingreso para el erario, los citados regalos complican el sistema impositivo, “dejando un margen amplio para la planeación fiscal e incluso la evasión, como sucede en los casos de la declaración falsa de ingresos, que reciben tratamiento más favorable. La eliminación de gastos fiscales ineficientes ampliaría la base impositiva y simplificaría el sistema, haciéndolo más transparente y sencillo de administrar… Tomando en cuenta que el gasto público es la principal herramienta que tiene el gobierno para redistribuir la riqueza, una menor recaudación por los gastos fiscales cancela la posibilidad de expandir los programas de gasto social y para mejorar el bienestar de la mayor parte de la población”.

El desglose es el siguiente: el gobierno federal tuvo ingresos tributarios por 11.5 billones de pesos de 2002 a 2012 y dejó de recaudar un monto estimado de 6.1 billones, por conceptos de tasas diferenciadas en los distintos impuestos, deducciones, exenciones, tasas reducidas, regímenes sectoriales, diferimientos, créditos fiscales, facilidades administrativas y subsidios establecidos en las distintas leyes que en materia tributaria aplican a nivel federal, los cuales son equivalentes a 53 por ciento de los ingresos obtenidos en el periodo. Terrorífico: por cada peso que captó en impuestos, regaló 53 centavos a los grandes corporativos y demás grandes contribuyentes.

Si Vicente Fox cree que la democracia es de, para y por los empresarios, y por lo mismo les repartió a manos llenas, Felipe Calderón fue más allá e hizo vivir mejor a los barones de este país. De los citados 6.1 billones de pesos que fueron fiscalmente regalados durante la docena trágica panista, el 36 por ciento correspondió al sexenio del ahora promotor de la mariguana, y 64 por ciento al señor de la guerra. Y entre los dos sexenios a duras penas libraron una tasa anual promedio de crecimiento de 2 por ciento, pero eso sí más de 15 millones de pobres adicionales.

La machacona versión oficial asegura que los recursos públicos son insuficientes, que nunca alcanzan (especialmente para atender las urgencias sociales), porque la captación fiscal es una de las más reducidas entre los países de la OCDE, lo cual, sin duda, es correcto, pero deja a un lado que una de las cusas más notorias de tal debilidad son los pingües beneficios tributarios de los que de mucho tiempo atrás goza el gran capital aquí, en su paraíso fiscal.

En la ocasión citada, Alicia Bárcena detalló que “cuando digo que hay un paraíso fiscal de facto es porque México es un país que tributa muy poco. La carga tributaria no se eleva más allá de 11 por ciento, y por lo tanto es una carga tributaria todavía baja. En general, en la región es de 18 por ciento y México está por debajo del promedio. Además de que hay mucha evasión fiscal y gran cantidad de exenciones fiscales. Por lo tanto, creemos que es importante revisar la estructura”.

Pues bien, con lo que anualmente el gobierno federal y el Congreso (no olvidar que los diputados y senadores son los que anualmente palomean la Ley de Ingresos) regalan al gran capital, el citado rosario de exenciones y conexos, la recaudación tributaria en el país podría incrementarse en no menos de cinco puntos porcentuales.

Más de 6 billones de pesos regalados por el par de panistas y sus contlapaches en el Congreso (porque allí es donde se legaliza la donación) no sólo es un insulto para el desarrollo nacional y el bienestar de los mexicanos, sino un descarado atraco a la nación. Eso sí, que no se retrasen los causantes cautivos, porque de inmediato el SAT les tira la puerta. Pero la fiesta no se detiene allí, porque se estima que en 2013 tales regalos habrían sido cercanos 676 mil millones de pesos adicionales.

Las rebanadas del pastel

Pues nada, que el ministro del año tampoco le atinó a la cifra definitiva en eso del crecimiento del PIB en 2013, pues días atrás aseguró que el histórico avance habría sido de 1.3 por ciento. Pero no. Ni en eso. Ayer el Inegi divulgó que en el primer año de Enrique Peña Nieto la economía nacional milagrosamente creció 1.1 por ciento, la proporción más reducida para un primer año de gobierno desde Vicente Fox, lo que ya es mucho decir.

Twitter: @cafevega