Opinión
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Melón

Tony Camargo en Colombia

P

laticando con Arturo Yáñez me enteré que Tony Camargo fue a Barranquilla, Colombia, donde se celebró una conferencia el pasado 13 de febrero con el título El porro y la cumbia. No tengo la menor duda de que su actuación fue de primera. Eso, por un lado, y por el otro la aparición de un libro que ha merecido elogiosos comentarios de Cristóbal Díaz Ayala, así como de Jaime Jaramillo.

Empezaré por decirle, mi querido bonkó, que el reconocimiento a Tony Camargo me dio mucho gusto porque se lo merece y me tiene con gran tristeza porque aquí en nuestro país está casi olvidado sin reconocimiento a su gran calidad y es uno de los grandes talentos nacidos en Guadalajara, Jalisco, que destacó en el tiempo que Benny Moré pasó en nuestro país.

Tony, al igual que Lalo Montané, grabó con el sinsonte de Santa Isabel de Las Lajas, dejando páginas dignas de admirar y escucharlas por secula seculorum. Es justo consignar que no se les ha dado el reconocimiento debido. ¿Esto será por el complejo malinchista que nos caracteriza? Ojalá que el ambiente sonero en un futuro no muy lejano mejore y su presencia no sólo sea de fines de semana y se abran nuevas fuentes de trabajo para que los soneros de nuevo cuño puedan desarrollar sus habilidades, porque talento lo hay.

A Tony no sólo hay que admirarlo por las grabaciones con Benny Moré. Él por su lado logró éxitos dignos de aplauso como La pastora, El hombre aparecido, La engañadora y la que cada año nos pone a gozar, El año viejo, por citar algunos, ya que como decía Raúl Velasco, aún hay más.

En cuanto al libro mencionado anteriormente, se llama Mi salsa tiene sandunga (sic) y en el comentario de Cristóbal Díaz Ayala nos dice que lo escribió Sergio Santana y ha hecho que mi curiosidad adquiera un grado superlativo que si usted, mi querido asere, me puede ayudar a conseguirlo, se lo voy a agradecer. Aquí voy a citar algo de lo que el señor Díaz Ayala comentó acerca de la labor del autor:

“Es sacar una cuenta gigantesca del debe y el haber musical entre casi todos los países: qué artistas mexicanos cantaron en México; qué géneros musicales cubanos se conocieron en Colombia; qué artistas dominicanos triunfaron en Estados Unidos; qué canciones cubanas se grabaron en Venezuela, y así sucesivamente van surgiendo interrogantes que Santana contesta en detalle, por épocas y sitios. Las menciones a grabaciones son infinitas y en cada una de ellas se analizan los ingredientes musicales de los distintos países que la forman.

“Un trabajo de investigación de Toda una vida, como el bolero de Osvaldo Farrés, pues aquí está la experiencia adquirida por el autor y expresada en los varios libros sobre música que tiene ya escritos. Como si se tratara de un libro de cocina, el autor nos da la receta detallada de los distintos géneros y/o instrumentos musicales de diferentes países que pueden aparecer en un número determinado; o seguir influencias de un determinado país en otros”.

Así que es algo que ha picado mi curiosidad por ese libro y así saber lo que ha trascendido en otros países, con la esperanza de que algún día también sea conocido lo que tuvimos aquí en nuestro país. Lamento que haya decaído y ahora sólo en fines de semana el son cubano esté presente.

En los años 40 del siglo pasado el jícamo se podía gozar toda la semana por las tardes en los salones de baile. Para la noche los cabarets presentaban una orquesta que interpretaba toda la gama de música estadunidense y se encargaba de acompañar la variedad, así como un conjunto que llamaban son que ejecutaba lo que se conocía como música tropical e incitaban a bailar.

Estas agrupaciones que vienen a mi memoria llevaron los nombres de Son Clave de Oro, Diablos del Trópico, Son Veracruz, Guajiros del Caribe, Ases del Mambo, Conjunto Habana, Conjunto México y Conjunto Masabí, así como otros que tomaban el nombre del lugar donde actuaban, como el Conjunto Río Rosa, de Eduardo Periquet, trompetista cubano que llegó con el Conjunto Casino y se quedó entre nosotros hasta su fallecimiento.

Trabajaron en lugares como Waikikí, Macao, Zamdam, Tabaris, Club Verde, Zombi y Busy Bee. Orquestas como las de Chucho Rodríguez y Arturo Núñez se cocinaban aparte con elementos como Benny Moré, Lalo Montané, Yeyo Tamayo, Ché Toledano, Mango, Tony Camargo, Luis González Pérez, Mezcalilla, Ricardo El Cerillo, Rango, Morado, para gozar, como dijo Arsenio Rodríguez, de una manera espantosa. ¡Vale!