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Ver día anteriorJueves 27 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Balanza de pagos y confianza política
E

l Banco de México dio a conocer el martes pasado su informe sobre la balanza de pagos en 2013, en el que se destaca que los flujos remitidos por los mexicanos al exterior fueron extraordinarios. Si se suman las inversiones directas de empresas mexicanas en el extranjero, que alcanzaron 9 mil 967 millones dólares, a los depósitos de mexicanos en instituciones financieras radicadas en el extranjero, del orden de 27 mil 239 millones de dólares, se llega a una cifra de 37 mil 206 millones de dólares.

Este impresionante monto de recursos extraído de la economía nacional puede dimensionarse, comparándolo con la inversión extranjera recibida por nuestro país, que sumó 35 mil 188 millones de dólares, lo que da cuenta de que las salidas de capital fueron mayores a la inversión extranjera en un poco más de 2 mil millones de dólares. Cabe señalar que este monto de inversión extranjera es particularmente elevado, ya que registra la venta del grupo cervecero Modelo por 20 mil 100 millones de dólares.

Si a ello se agregan los egresos por concepto de utilidades remitidas por empresas que operan en México con participación extranjera en su capital, por un monto de 18 mil 769 millones de dólares, resulta una cifra total de salidas de capital de 55 mil 975 millones de dólares. Los depósitos de los mexicanos en el exterior, además, crecieron en 2013 en casi 21 mil millones de dólares. Esto ocurrió en el primer año de un gobierno que presumió de su capacidad de negociación con grupos económicos relevantes en el país, afirmando que incluso contaba con su respaldo político y económico.

Un primer año de gobierno en el que la economía tuvo un desempeño muy lejano del previsto por los responsables de la administración federal, ya que del estimado inicial de un crecimiento anual de 3.5 por ciento apenas llegamos a 1.1. Se ha mostrado que este mal resultado económico está explicado por razones externas, asociadas a la reducción de la demanda de las exportaciones mexicanas, pero hubo también razones internas relacionadas con la caída en el sector de construcción de vivienda, así como por una contracción del gasto público particularmente del de inversión.

En el curso de este primer año de gobierno, en el que la administración federal logró que se aprobaran las reformas que le propuso al Congreso de la Unión, la respuesta de un grupo de mexicanos con capacidad económica fue remitir un monto considerable de recursos al exterior. Ello contrasta con la imagen de que para importantes grupos empresariales el regreso del PRI a la Presidencia de la República era necesario y conveniente.

Más allá de palabras el dato duro es que un poco más de 3 por ciento del PIB de 2014, generado por la participación de muchos mexicanos que reciben salarios que no son suficientes para permitirles una vida decorosa, se enviaron al exterior lo que revela que el producto del trabajo colectivo apropiado por unos cuantos no servirá para impulsar el desarrollo nacional sino que apoyará el crecimiento en otros países. No se trata, en consecuencia, de un hecho extraño: en los últimos años los recursos enviados al exterior han sido relevantes, lo notable es el elevado monto registrado este 2013.

Según la nota de Roberto González Amador (La Jornada, 25/2/14) en 10 años las inversiones de mexicanos en el extranjero sumaron 85 mil 304 millones de dólares, que agregados a las inversiones directas mexicanas sumaron 182 mil millones de dólares, monto que es mayor que las reservas internacionales del Banco de México. De esta manera, es claro que los ricos mexicanos han contribuido poco a que nuestro país logre un ritmo de crecimiento alto y sostenido. Lo que han hecho es apostar contra el desarrollo nacional al enviar sus recursos al exterior. No les importa la alternancia democrática ni el regreso del PRI a Los Pinos. Lo que realmente importa es que sus recursos estén invertidos en instrumentos seguros y, para ellos, esos no existen en México.