Opinión
Ver día anteriorLunes 3 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
FICUNAM 2014: El extraño del lago
E

l ligue sexual en los espacios abiertos. La idea de un hedonismo erótico vinculado a la liberación sexual en una época –la década de los 70– en la que los contactos físicos se hacían y multiplicaban al margen del remordimiento y la culpa, y favoreciendo, como estímulo complementario, el anonimato y el peligro, quedó para siempre sepultada. De ello se encargaron el conservadurismo de los años Reagan y su mayoría moral, el flagelo del sida y su carga de estigmas sociales, el realismo tremendista de películas como Cruising (William Friedkin, 1980) y sus atmósferas decadentes, y de manera conspicua, tiro de gracia, la mercantilización del sexo, la frecuentación del internet y la proliferación del chat como nueva fuente de contactos anónimos.

Alain Guiraudie, realizador francés invitado especial de FICUNAM, festival de cine universitario que este año ofrece una retrospectiva completa de su obra, propone en El extraño del lago (L’inconnu du lac) un thriller novedoso que explora un microcosmos homosexual en un lugar de ligue abierto.

A orillas de un pequeño lago, con una playa rodeada de matorrales y caminos laberínticos, propicia para los encuentros fortuitos entre los bañistas, ha desaparecido misteriosamente un hombre joven. El malestar crece entre los visitantes nudistas, un inspector policiaco interviene para recoger las declaraciones y contrastar las suposiciones y sospechas, y en las horas siguientes, y de un día a otro, la amenaza de un peligro latente se cierne sobre el grupo de vacacionistas gays que no consiguen del todo, por curiosidad o por fascinación, alejarse del lugar siniestro.

Ese espacio bucólico lo describe Guiraudie como un extraño edén donde la cacería sexual es un ritual cotidiano y silencioso. No hay una banda sonora en la película; en su lugar, sólo los murmullos sugerentes de la naturaleza, el zumbido de los insectos, las hojas sacudidas por el viento, y el eco lejano del lago y el juego de los bañistas; más cerca de la cámara, en un primer plano, los escarceos eróticos de los rastreadores de emociones fuertes, disimulados detrás de un arbusto o expuestos al sol, disuadiendo o convocando la participación de un tercero.

El director no escatima las escenas de sexo explícito ni rehúye la exhibición del cuerpo masculino y de esos fetiches sexuales que son el trofeo final de la cacería diaria. Admite: “Tengo una relación casi infantil con la sexualidad: una sexualidad fácil, libre de toda presión social, de la reproducción, de lo conyugal (…) quise confrontar la emoción amorosa y la obscenidad del sexo, sin oponer, como sucede a menudo, la nobleza de los sentimientos y el funcionamiento trivial de los órganos sexuales” (dossier de prensa).

El extraño del lago no sólo es, como podría pensarse, la crónica de los placeres anónimos de una minoría sexual estigmatizada por su pretendida frivolidad y su comportamiento promiscuo. Hay en la película y en su personaje central, Franck (Pierre Deladonchamps), la melancolía de un entusiasmo amoroso no correspondido y la difícil manera de relacionarse con los demás a partir de la insatisfacción moral y el egoísmo.

No hay un nostálgico paseo por el paraíso perdido de los apetitos satisfechos, sino la turbia realidad de un frenesí enajenado, del trato monetario y de impulsos destructivos que pueden derivar en la autoflagelación o el crimen. Ni exaltación anacrónica de una época más feliz, ni romanticismo oscuro ensimismado en la fatalidad. Hay, en cambio, lucidez en la observación social y en la disección de los sentimientos, y también el evidente placer de narrar una trama de suspenso.

Un personaje desaparece misteriosamente, como en una película de Hitchcock; una atmósfera inquietante propicia la confrontación difícil de inspectores y de víctimas o posibles victimarios, perversamente confundidos, como en una película de Chabrol; un thriller mezcla el erotismo, la insatisfacción, y un malestar existencial sin subterfugios ni salidas fáciles, como en una película de Francois Ozon.

FICUNAM 2014 invita a descubrir a un estupendo realizador injustamente ignorado en México, cuya obra deberían retener la Cineteca Nacional o la Filmoteca de la UNAM. Con una amplia selección internacional de cine de autor, la cuarta edición de este festival en sus catorce sedes demuestra, por si fuera necesario, que el mejor cine no se concentra el día de hoy en Hollywood, sino que también prospera en una vasta periferia cultural cada día más cerca de nosotros.

El extraño del lago se exhibe el miércoles próximo en Cinépolis Diana, 20.30 horas. Programación y sedes del festival.