Opinión
Ver día anteriorSábado 8 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Carta a Nicolás Maduro
A

dmirado y querido señor presidente de Venezuela, escribo a usted esta carta para decirle que como ha sucedido con todos los grandes líderes de América, la mayoría de los pueblos de los países latinoamericanos estamos con usted, deseando éxito en esta crisis que vive hoy el pueblo de Venezuela, amenazado y atacado por los intereses de quienes por décadas han buscado cómo hacer suyas las grandes riquezas del continente americano.

En nuestro país las cosas no andan bien desde hace muchos años, ahora en nuestros queridos estados de Michoacán y Guerrero, cuna de nuestros héroes de la Independencia, los ciudadanos han tenido que recurrir a las armas para asegurar su patrimonio frente al crimen organizado, ante la ausencia del estado de derecho generado por la falta de voluntad de gobiernos irresponsables y corruptos.

En el fondo los problemas de su país y del nuestro tienen el mismo origen aunque sus cauces parezcan totalmente distintitos, por esta lucha que hoy se manifiesta en esos estados, nos percatamos de la presencia de armas por todas partes, cuyo valor debe ser de miles de millones de dólares y cuyo fin no es otro que la destrucción; armas que han sido introducidas a nuestro país, con el beneplácito del ex presidente anterior y con la participación reconocida del gobierno estadunidense y sin una clara decisión del gobierno actual de impedir que el tráfico continúe.

Lo que hoy es una proliferación sin límite del crimen organizado, al parecer infiltrado ya en todas las actividades económicas de nuestro país, comenzó cuando la necesidad del gobierno estadunidense lo llevó a fomentar el cultivo y tráfico de la mariguana en nuestro rico estado de Sinaloa, para distribuirla entre sus tropas enviadas a invadir Vietnam, en sus sueños de dominar aquel país rebelde, cuya voluntad de lucha por su independencia nunca pudo ni quiso entender.

Hoy usted representa un gobierno legítimo, elegido por su pueblo en unas elecciones limpias, como resultado de lo que usted y su dirección representan, la continuación del gobierno de Hugo Chávez, reconocido como un líder latinoamericano de estatura mundial, heredero de las luchas de Fidel Castro y de Salvador Allende, pero también de nuestro insigne Lázaro Cárdenas y de muchos otros líderes latinoamericanos que han luchado por la soberanía de sus naciones, en Guatemala, República Dominicana, Panamá, Costa Rica, y a lo largo de toda América. Por ello deseamos y necesitamos en estos tiempos difíciles su victoria en esta lucha desigual, por lo que ella representa y por el ejemplo que ustedes están dando a todas las naciones y pueblos del mundo.

Sabemos que su lucha no es contra el pueblo de Estados Unidos, que ha sabido oponerse con energía a muchas de las injustas decisiones de su gobierno, como las relacionadas con la guerra de Vietnam, y en años recientes con la de Irak, aun cuando ha vivido engañado por la propaganda de los intereses más oscuros, que hábilmente han logrado envolverlo todo en lemas de supuestas luchas por la libertad y el cristianismo.

No, nosotros sabemos que su lucha es la misma de todos los que nos oponemos a la rapiña de quienes sintiéndose poderosos por sus riquezas, no cejan en buscar nuevas formas de acrecentarlas sin detenerse a pensar en los derechos, ni en la dignidad de quienes siendo débiles no están dispuestos a que su patrimonio y su legado les sea arrebatado. Ellos no son otros que los dueños y ejecutivos de las empresas dedicadas a saquear los recursos naturales de nuestros territorios y a explotar a los trabajadores latinoamericanos, apoyándose en las armas destructivas de sus ejércitos, con la complicidad de los traidores que por unas migajas han estado dispuestos a colaborar y a entregar lo que no es suyo.

Pero hoy los pueblos latinoamericanos cuentan con nuevos líderes como usted, como Raúl Castro, como Inácio Lula da Silva y como tantos otros líderes ejemplares surgidos de nuestro continente, incluyendo a los presidentes de Uruguay y Bolivia, así como a la presidenta de Argentina y su fallecido esposo, surgidos todos de la voluntad popular de sus pueblos ya cansados de tanta explotación y villanía. En mucho, ello se debe al ejemplo de quienes en su tiempo lo dieron todo y lo arriesgaron todo, en aras de concretar el sueño de Bolívar, porque ello ha sido desde entonces la llama que ilumina este continente.

México, nuestro país, que algún día representó un ejemplo de soberanía y de liderazgo, desafortunadamente ha seguido un camino distinto, en virtud de que sus sucesivos gobiernos se han ido plegando a los intereses de las grandes corporaciones y de los organismos financieros internacionales, engañando a la mayor parte de la población, utilizando para ello a las televisoras nacionales, cuyos intereses están siempre alineados con esas empresas y con los gobiernos impuestos por ellas, tres de los cuales han tomado el poder mediante engaños y gigantescos fraudes electorales, como usted seguramente lo sabe. Ello, sin embargo, no quiere decir que quienes pensamos de manera diferente hayamos claudicado en nuestra lucha, aunque quizás tengamos que admitir que nuestras estrategias no han sido las mejores.

Hoy la situación de México es incierta, por una parte las reformas en materia de energía y de educación parecieran indicarnos que el actual gobierno está decidido a continuar por el mismo camino de los gobiernos anteriores, de entregar los recursos y el patrimonio nacional a las empresas y corporaciones extranjeras, así como a intereses particulares dedicados a la especulación y al tráfico de influencias, prometiendo a cambio mejoras futuras, que difícilmente se pueden cumplir, tal como lo han hecho los gobiernos que les precedieron, sin embargo, también ha dado señales de una lucha importante contra la corrupción, la cual sin lugar a dudas constituye el problema más grave a que sufre nuestro país, especialmente en los últimos gobiernos. Ello por ahora no da aún motivos para ser optimistas, pero si para observar con cuidado si se trata de algo serio, o de una nueva estrategia de engaño. Las próximas semanas y meses nos dirán de algún modo lo que debemos esperar en el futuro.

En este complejo contexto nacional e internacional, la lucha valiente y decidida que usted y el pueblo de Venezuela sostienen hoy para mantener los principios y las banderas que representa la revolución bolivariana, constituyen un motivo de esperanza y de seguridad de un futuro mejor para América toda, y desde luego para nuestro país.

Reflexiones en la Educación por Enrique Calderón

Twitter: @ecalderonalzat1