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En El retorno del camarada Ricardo Flores Magón se narran luchas y aportaciones

Exaltan en un libro la primera red trasnacional de revolucionarios mexicanos y estadunidenses

El antropólogo e historiador Claudio Lomnitz subraya que el tema tiene resonancia actual

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 11 de marzo de 2014, p. 17

Nueva York, 10 de marzo.

La primera red trasnacional de revolucionarios mexicanos y estadunidenses –de la cual formó parte Ricardo Flores Magón– sus participantes, su lucha y aportaciones ideológicas en el contexto de la Revolución Mexicana son contadas en el libro El retorno del camarada Ricardo Flores Magón, del antropólogo e historiador Claudio Lomnitz.

Esta es la narración de una red revolucionaria trasnacional que pensaba de sí misma como sirviente de un ideal. Podría ser contada en el molde de Don Quijote, es la historia de un grupo de hombres y mujeres que leían libros y actuaban sobre ellos, sólo para enfrentarse a una sociedad atrincherada en sus preocupaciones más vulgares, escribe Lomnitz en la introducción al extenso texto que explora las dimensiones políticas, sociales e individuales de un extraordinario elenco de anarquistas y socialistas de ambos lados de la frontera.

Lomnitz, profesor de antropología y director del Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad de Columbia y colaborador de La Jornada, cuenta cómo exiliados mexicanos llegaron a Texas en 1904, donde empezaron a elaborar planes para impulsar una revolución en México. “No se percibían como creadores de una nueva nación, sino como una fuerza regenerativa (…) Si se percibían como sembrando algo, era la semilla de la revolución (…) Por su parte, los estadunidenses que trabajaban con estos hombres y mujeres se percibían como colaboradores en ‘la causa mexicana’, un movimiento que había tomado el liderazgo en la lucha universal por la emancipación”, añadió.

Para 1908, dos círculos –uno de mexicanos con Ricardo Flores Magón al centro, casi todos anarquistas y comunistas en el exilio, y el otro un círculo de estadunidenses socialistas comprometidos con la causa mexicana– se entrelazaron en torno a la defensa legal de los exiliados de México y de ahí desarrollaron lo que Lomnitz llama la primera gran red de solidaridad mexicano-estadunidense de base.

Ricardo Flores Magón, con su hermano Enrique y su entorno, son categorizados erróneamente como precursores de la Revolución, escribe Lomnitz, y agrega que fueron contemporáneos de toda esa etapa. A la vez señala que casi nunca se destaca ampliamente la dimensión binacional de esa red revolucionaria. El libro narra la experiencia de Flores Magón y sus camaradas, entre ellos John Kenneth Turner, Ethel Duffy, Lázaro Gutiérrez de Lara, en ambos lados de la frontera antes y durante la Revolución.

En la presentación del volumen en Nueva York, el profesor Renato Rosaldo, de la Universidad de Nueva York, comentó que este es un libro muy peligroso. Recuerda que Flores Magón pasó a ser un héroe del movimiento chicano, justo por su presencia binacional, algo que sigue teniendo ecos hoy día. Es un recordatorio que los mexicanos en Estados Unidos, los migrantes, no son cifras ni hormigas, sino que muchos vienen con ideologías muy bien formadas, con proyectos políticos y más. Indicó que Flores Magón fue clave en ofrecer una visión de México en y desde Estados Unidos, y que personalmente sufrió la represión y persecución en ambos lados de la frontera. Subrayó que el texto revela el papel de los revolucionarios mexicanos y estadunidenses en Estados Unidos durante la Revolución Mexicana.

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Ricardo Flores Magón, a decir de Claudio Lomnitz, fue contemporáneo de la Revolución Mexicana, más que su precursorFoto tomada de Internet

El profesor Arcadio Díaz, de la Universidad de Princeton, subrayó que el libro ofrece datos sobre la importancia y búsqueda de aliados en la historia binacional de la Revolución, el papel y visión particular de los anarquistas y su devoción a la revolución mundial, como también los conflictos y disputas internas en torno a este ideal. A la vez, la historia ofrece detalles de, por ejemplo, la complicidad del gobierno de México y de Estados Unidos para espiar e infiltrar las redes de estos revolucionarios. Díaz elogió a Lomnitz por su exploración del debate filosófico, la práctica revolucionaria en el exilio, el idioma y la cultura de la experiencia trasnacional del exilio. Además, argumentó que en alguna medida este trabajo demuestra que mexicanos y estadunidenses generaron juntos parte de la ideología de la Revolución Mexicana.

Lomnitz explicó en la presentación que ante la incoherencia ideológica de la Revolución Mexicana, manifestada en polos contradictorios entre el zapatismo, el carrancismo y el villismo, fue notable la influencia del magonismo, surgido de un movimiento dentro y fuera de México, a pesar de su irrelevancia en términos militares. El autor añadió que el círculo alrededor de Flores Magón en Estados Unidos estaba compuesto de un amplio elenco de revolucionarios con orígenes internacionales –irlandeses, italianos, judíos– quienes cantaban La Marsellesa en inglés, español, italiano y yiddish en sus reuniones en Los Ángeles.

Lomnitz consideró que todo esto tiene resonancia actual, donde una crítica profunda del Estado que se expresa en esta historia, es lo que necesitamos hoy día.

El libro fue publicado en inglés por Zone Books y distribuido por MIT Press. La versión en español se anunciará próximamente.