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Venezuela: de nuevo el garrote yanqui
E

l fallido intento de derribar por la fuerza al gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha evidenciado su enorme aislamiento internacional salvo por el apoyo de Estados Unidos y Canadá. Como se puso de manifiesto hace unos días en la reunión de la OEA, únicamente el gobierno gansteril de Panamá se sumó a las dos potencias norteñas en contra de la declaración de solidaridad con Venezuela propuesta por Bolivia y acordada por 29 gobiernos latinocaribeños. Señal de los tiempos, ya la OEA no le sirve al imperialismo para legitimar sus agresiones contra los pueblos de nuestra América.

Cabe recordar la intervención militar de Washington en Panamá (1989) y el desmantelamiento de sus fuerzas populares desatada por la CIA pues sólo así se explica la existencia de un gobierno impresentable como el de Martinelli en un país que fue referente de las luchas antimperialistas, cuna de recios líderes estudiantiles y conductores populares de la talla de los generales Victoriano Lorenzo (1864-1903) y Omar Torrijos (1929-1981).

Washington ha gastado una millonada para gestar el golpe, contra Chávez y luego contra Maduro. Encima, la arrogante y amenazadora declaración del secretario de Estado Kerry el 12 de marzo anunciando que invocará la llamada cláusula democrática de la OEA contra Venezuela, indica que Estados Unidos ha decidido desafiar la declaración latinocaribeña en ese organismo y continuar apoyando a sus hordas de violentos y enajenados en las guarimbas de clase media sin más proyecto que el plan golpista llamado La salida. Fuera de los tres gobiernos mencionados únicamente apoyan a la oposición fascista las fuerzas más reaccionarias del planeta. No existe una sola formación popular en el mundo que respalde a los enemigos del gobierno de Venezuela, mucho menos alguna organización estudiantil legítima. Es conocido el repudio de que fue objeto el llamado movimiento estudiantil venezolano por los combativos estudiantes chilenos.

La creciente y orgánica participación de los llamados medios en la preparación previa y el desarrollo de las guerras y planes desestabilizadores de Estados Unidos, como se está comprobando en Venezuela, demuestra que se han convertido en verdaderas unidades militares; y sus empleados, consciente o inconscientemente, en soldados al servicio de la política exterior fascista de Washington.

Hay que tomar en cuenta que pese a su condición de corporaciones trasnacionales todavía engañan a muchos incautos que no reparan en que tras sus pantallas o páginas se encuentran grandes pulpos estrechamente ligados al complejo militar, como es el caso de Time-Warner y su filial CNN o del Grupo Prisa en relación con El País, guarida de conversos y tránsfugas como Mario Vargas Llosa y Joaquín Villalobos. Este, presunto asesino del poeta guerrillero salvadoreño Roque Dalton.

En cuanto a Venezuela, Vargas Llosa va más lejos que Villalobos. Se opone a su criterio de que la oposición carece de fuerza para sacar a Maduro por vía insurreccional y a su recomendación de esperar a las elecciones para lograrlo. Para Don Álvaro, tan preocupado por la soledad de los valientes venezolanos, es ahora o nunca.

El fascismo surge, en esencia, cuando los burgueses deciden usar la violencia basada en el racismo y el odio a los pobres para derrocar al régimen constitucional, disolver sus instituciones y cazar luego a sus partidarios porque ya la democracia burguesa no les permite seguir controlando a las mayorías. ¿O no fue eso lo que intentaron hacer con el golpe del 12 abril de 2002 los mismos líderes actuales de la oposición?

Contra el chavismo, a menos que cometa errores graves, no pueden por vía electoral y tampoco por la fuerza. Pueblo y Fuerza Armada Nacional Bolivariana son una sola cosa y pese a la desaforada violencia mostrada por los opositores más descocados ha sido su actitud de respeto a la ley y de uso mínimo de la fuerza lo que ha impedido un baño de sangre.

El gobierno de Maduro ha mostrado firmeza, capacidad para no caer en provocaciones y para encausar un proceso de paz incluyente y generoso abierto a la participación de Unasur. La declaración de Kerry se encuadra en el clásico matonismo unilateral del imperialismo yanqui.

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