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Sexo, drogas, rock & roll: arte y cultura de masas..., exposición colectiva en el Museo del Chopo

Exhibe muestra la decadencia de los lemas de una generación

Con piezas de los entonces jóvenes Manuel Álvarez Bravo, Arnaldo Coen, Helen Escobedo y Rodrigo Moya, entre otros, se observa cómo la cultura juvenil siempre ha estado en una difícil negociación con las fuerzas conservadoras de su entorno, explica Daniel Garza, curador

 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de marzo de 2014, p. 2

La reflexión sobre el empobrecimiento actual de las palabras sexo, drogas, rocanrol es el centro de la exposición colectiva que se inauguró el jueves pasado en el Museo Universitario del Chopo, en contraste con la amplitud de sus significados y exploraciones desde su nacimiento como lema generacional en los años 60.

Titulada Sexo, drogas, rock & roll: arte y cultura de masas en México 1963-1971, la muestra aborda la nueva conformación social hacia la segunda mitad del siglo XX, impulsada por la rebelión juvenil en contra de un entorno conservador, y vista por medio de pintura, dibujo, gráfica, escultura, fotografía, archivos, fotonovelas, piezas musicales y video.

Se trata de mostrar cómo esta cultura de jóvenes, como sucede hasta hoy, no es libre, no se puede desarrollar abiertamente sino que siempre está en una muy difícil negociación con las fuerzas más conservadoras de la sociedad mexicana, resume Daniel Garza, curador junto con Esteban King de esta exposición colectiva.

La temporalidad de esta muestra está dada, explica el responsable, porque en 1963 el gobierno de Adolfo López Mateos declaró persona non grata a Elvis Presley, a quien se le consideraba homosexual, drogadicto y era un icono de la cultura alrededor del rocanrol, y en 1971 se dan el Festival de Avándaro y el Halconazo.

Y señala: “Hoy dices drogas y lo que se te viene es lo que está pasando: la criminalización del consumo, sin información alguna se dice que las drogas son malas; el sexo, por otro lado, se ha empobrecido su entendimiento a una cuestión puramente comercial, desde los ideales de belleza, el deseo y el mismo acto sexual a través de la pornografía. Queremos traer este momento: cómo el panorama y la discusión eran muchísimo más amplios en estos temas y cómo participaban activamente en la cultura.

“Es el momento en que entran los alucinógenos en el terreno cultural, es el encuentro de Robert Gordon Wasson con María Sabina. A partir de ahí surge una literatura especializada amplísima como Las plantas alucinógenas de México, de Fernando Benítez, y hasta la de tintes de superación mística, como Las enseñanzas de don Juan, de Carlos Castaneda.

Foto
Paloma atravesada por una bayoneta, de Jesús Martínez (1968). Tinta y gouache sobre papelFoto colección MUAC-UNAM

También surge una estética, un imaginario alrededor de la sicodelia, que se lo apropian el cine, la pintura y la animación. Además, estos estimulantes entran a la ciencia con el caso de Salvador Roquet, sicoanalista que empieza a utilizar alucinógenos en terapias grupales. Entonces hay un campo mucho más amplio, se discute con mayor lucidez y menos simplificación con lo que se hace hoy día.

Garza Usabiaga (San Miguel de Allende, 1975) señala que en el caso del sexo se cuestiona la noción de que la época fue una revolución sexual y sus alcances, y cuyo centro es la mujer y la creación de una nueva imagen masculina: Esto genera estilos de vida y son formas de consumo.

En la música, está la confrontación del rock tocado y bailado como gesto generacional y los productos de esta cultura naciente en México, la de Televisa, que se apropia de estos modelos, los comercializa y los vuelve fórmulas blandas para el consumo en personajes como Angélica María, César Costa, Alberto Vázquez o Silvia Pinal.

La muestra conjunta piezas históricas realizadas por artistas jóvenes en esa época, como Luis López Loza, Manuel Álvarez Bravo, Arnaldo Coen, Ernesto Mallard, José Luis Cuevas, Helen Escobedo, Rodrigo Moya y Alfredo Gurrola, y cuatro proyectos que revisan de manera crítica este periodo por parte de los creadores contemporáneos.

Garza Usabiaga los caracteriza: Eran artistas emergentes cuyas prácticas eran repudiadas por los sectores más conservadores de la crítica local. Otra cosa que lo distinguía era un afán colaborativo por el que se reunían para realizar proyectos con gente de teatro, cine y de la música, por ejemplo.

La muestra se exhibirá hasta junio de este año en el Museo Universitario del Chopo, ubicado en Dr. Enrique González Martínez número 10, colonia Santa María la Ribera, delegación Cuauhtémoc.