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De nuestras Jornadas

No salir a la calle con oro

L

ejos de los reflectores de las guardias comunitarias michoacanas y guerrerenses, vecinos de la marginal colonia El Coyol del puerto jarocho organizaron una muy particular forma de autodefensa en contra de la delincuencia común que asuela esa área urbana.

Los índices delictivos no bajan y la desconfianza en las policías los obligó a emprender acciones que se han traducido en la disminución de los atracos a la mitad.

Aparte de medidas como proteger ventanas y puertas con barrotes, minar azoteas con alambres de púas, comunicarse por teléfono celular y usar redes sociales, alrededor de 50 familias, niños incluidos, crearon un sistema de vigilancia para actuar contra los asaltantes, que acechan todos los días del año.

El cuidado de su patrimonio y seguridad personal los forzó a crear esta red ciudadana cuyo lema, Vecinos vigilando, se lee en lonas por la principal calle de la colonia. Podaron ramas de los árboles porque los delincuentes las utilizaban como parapetos para el acecho. Pero además compraron en una tienda deportiva silbatos del mismo modelo para que todos suenen igual; también adquirieron bates de beisbol por si se ofrecen para algo.

Asumieron la lucha en contra de estos delincuentes comunes ante la ausencia de vigilancia y la aparición de una banda de ladrones que, montados en motocicletas, esperaban cualquier oportunidad para meterse a las casas. Aunque en la conurbación Veracruz-Boca del Río la policía esta bajo el mando de la Marina, el sentimiento de indefensión ciudadana no disminuye.

La semana pasada, cuatro jóvenes que realizaban un rondín frustraron a batazos un asalto en la colonia cuando sorprendieron a tres ladronzuelos y lograron atrapar a uno. El menor de edad fue clave para entender cómo operan los delincuentes. Éste declaró a la policía naval que lo hacen porque no tienen empleo.

En Medellín de Bravo, prácticamente conurbado, las cosas suceden de forma parecida. Sólo que allí el director de seguridad pública recomendó a los vecinos que, para su protección, no salieran a la calle con medio de kilo de oro y se despreocuparan de lo demás porque en su municipio los robos a casas estaban controlados.