Opinión
Ver día anteriorLunes 24 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Economía: 3, 2, 1...

Hacienda, aferrada

¿México próspero?

Foto
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, durante su intervención en un seminario el pasado eneroFoto José Antonio López
T

al cual sucedió el año pasado, el primero del actual gobierno, todo indica que el ministro del año se aferrará a su pronóstico de crecimiento económico, en la creencia de que vale más ser terco que realista, y que tarde que temprano se materializará su visión, aunque en los hechos no existan elementos sólidos para que ello suceda. Así procedió en 2013, cuando el PIB milagrosamente creció 1.1 por ciento (tres veces menos del cálculo oficial) y parece que hará lo propio en 2014.

De acuerdo con el secretario Luis Videgaray no hay elementos suficientes para recortar el pronóstico oficial para 2014, es decir, un crecimiento económico proyectado de 3.9 por ciento. Sin embargo, desde el arranque mismo del presente año comenzaron los tijeretazos para tal estimación por parte de organismos internacionales e instituciones nacionales del sector privado, las cuales han recudido hasta 2.7 por ciento (Banorte) la posibilidad de avance del PIB, con ganas de mantener la perspectiva hacia la baja, toda vez que a punto de concluir el primer trimestre del presente año la economía nacional ni siquiera ronronea.

Como siempre, la sagrada familia financiera del sector público espera el milagro de enfrente, es decir, que la economía estadunidense –de la que México depende en grado sumo– por fin muestre signos de reactivación y salpique unas cuantas migajas a la nacional. Se supone que una de las razones por las cuales el gobierno peñanietista –especialmente el ministro del año– no recorta desde ahora el multicitado pronóstico es la de transmitir confianza a propios y extraños sobre la solidez del país, por mucho que a estas alturas prácticamente todos ya sacaron a relucir la tijera.

No hay elementos suficientes para recortar el pronóstico, asegura Videgaray, pero ya el Banco de México advirtió que la desaceleración de la economía que comenzó a observarse a finales del año pasado se mantuvo en el inicio de 2014, sin que hasta ahora se observe una clara recuperación en el consumo y la inversión pública y privada. Al mismo tiempo, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (perteneciente al Consejo Coordinador Empresarial) encendió las señales de alarma, pues el entorno económico se mantiene débil y los resultados de los indicadores publicados en los primeros dos meses están lejos de confirmar una mejora significativa que pudiese llevar a una tasa de crecimiento de 3.9 por ciento para todo 2014.

El resultado del primer año puede atribuirse a la novatez, pero el segundo ya es terquedad, y ésta le ha resultado carísima al país (cinco sexenios al hilo lo documentan), porque aferrarse al sagrado pronóstico oficial equivale a que el gobierno no moverá un dedo para intentar mejorar el ambiente económico, y de pasadita el bienestar de los mexicanos.

En vía de mientras, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados reporta que la producción industrial en enero de 2014 creció, por decirlo así, 0.51 por ciento, en cifras desestacionalizadas, resultado del incremento de 2.34 por ciento que tuvieron las manufacturas. Por el contrario, el resto de los sectores disminuyeron: la industria de la construcción (-1.23); la generación de electricidad, gas y agua (-0.9) y la minería (-0.06). Respecto a enero de 2012, la actividad industrial subió 0.7 por ciento. A su interior, las industrias manufactureras crecieron 2.5 por ciento y el suministro de energía eléctrica, agua y gas 0.3 por ciento; en tanto que la construcción y la minería descendieron 2.5 y 0.1 por ciento, respectivamente.

La actividad industrial del país comenzó el año con un ligero crecimiento (que ni de lejos compensa las caídas anteriores), producto de las manufacturas; sin embargo, el dinamismo del total de la industria se encuentra muy por debajo del ritmo que presentaba entre 2010 y 2012. Ello se explica porque persiste la debilidad de la demanda, principalmente la interna, que se ha visto reflejada en la disminución del gasto de inversión en construcción, sector que no ha logrado despegar, y acumula 14 meses consecutivos con cifras negativas; mientras la demanda externa se mantiene a un ritmo más moderado.

El CEFP retoma la información del Inegi, y señala que en el último mes de 2013 la inversión fija bruta total creció 0.74 por ciento, su primer alza después de siete caídas consecutivas, aunque el valor de su índice se situó por abajo de su máximo histórico observado en octubre de 2012, presentando una pérdida acumulada de 2.85 por ciento con respecto a esa fecha. Con valores ajustados por estacionalidad, en el periodo de referencia la inversión descendió 0.36 por ciento, después de que en noviembre había aumentado 1.98 por ciento; así, el valor de su índice se mantiene por abajo de su máximo histórico acontecido en noviembre de 2012, respecto al cual registra una pérdida acumulada de 5.06 por ciento.

Es de esperar, apunta el CEFP, que la evolución de la inversión mantenga cierta volatilidad, como consecuencia de que, por un lado, el ánimo de los productores y de los consumidores no se ha recuperado. En febrero de 2014, el índice de confianza del productor, componente complementario del Sistema de Indicadores Cíclicos, se situó por séptima vez consecutiva en la fase de recesión. Además, el índice de confianza del consumidor continuó con su deterioro al ubicarse en fase de recesión por cuarto mes consecutivo, lo que supondría que no hay una demanda robusta.

Las rebanadas del pastel

Con eso de que le encanta la fantasía y el color rosa, la Secretaría de Hacienda celebra que las recientes reformas al sistema de seguridad social universal garantizan un nivel de vida digno, amén de que se avanza en la construcción de un México próspero, con mayores oportunidades para la población, y de un México incluyente, donde el desarrollo beneficie a todos los mexicanos. Se trata de la pensión para los adultos mayores (apoyarlos en sus gastos básicos de manutención) y el seguro de desempleo (para cubrir sus necesidades en tanto se reincorporan al mercado laboral formal). Pues bien, el nivel de vida digno y el México próspero que tanto alegra a esa dependencia del Ejecutivo equivale a 580 pesos mensuales para las personas de 65 años y más, y a un salario mínimo (por sólo seis meses, siempre que cumplan con una serie de requisitos) para los desempleados. ¿En serio eso alcanza para una vida digna, y, además, es muestra de un México próspero?

Twitter: @cafevega