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Empleo, asignatura pendiente

Reforma a la LFT: 15 meses

Congelado, el mercado laboral

C

on bombo y platillo a mediados de noviembre de 2012 el Legislativo aprobó la denominada reforma laboral (presentada, oficialmente, por Felipe Calderón), en el entendido, decían sus promotores, de que las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo no sólo eran justas, sino que allanaban el camino para incentivar el desarrollo empresarial, el crecimiento de la empresas y la generación de empleo, todo ello sin descuidar las conquistas laborales y los derechos establecidos en el artículo 123 constitucional.

Aprobada esa reforma, comprometieron Ejecutivo y Legislativo, anualmente se generarían no menos de 400 mil empleos formales adicionales, de tal suerte que, aseguraban, la oferta de puestos de trabajo rebasaría la demanda, pues más de un millón de nuevas plazas al año estarían disponibles para los mexicanos, con salarios remuneradores y prestaciones a manos llenas. Se trataba, sintetizaban, de beneficiar a los trabajadores, a los empresarios y al desarrollo de México.

Eso decían, pero, como siempre, el discurso oficial no soporta el mínimo cotejo con la realidad, y más allá de la permanente precarización del empleo y la contundencia de la informalidad, los tan cacareados beneficios de la citada reforma brillan por su ausencia. Y como bien advierte el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), el mercado laboral se mantiene como el talón de Aquiles de la economía mexicana.

Si se compara el reporte de febrero de 2013 con el de igual mes del presente año, los indicadores prácticamente no se han movido, lo que da cuenta de que el prometido efecto positivo de la reforma laboral ha sido nulo en lo que se refiere a generación de empleo formal, y ello se constata en todos los indicadores complementarios considerados (participación, desocupación, ocupación parcial y desocupación, presión general, trabajo asalariado, subocupación, condiciones críticas, sector informal e informalidad laboral). Y las mínimas alteraciones son producto no de mayores fuentes de empleo, sino de la reducción de la población económicamente activa.

Cuando se analizan las cifras de población desocupada por nivel de estudios, apunta el IDIC, se constata la inexistencia del citado efecto positivo: en el último año la desocupación entre las personas con educación media y superior se incrementó cerca de 5 puntos porcentuales, afectando a 40 por ciento de los mexicanos con ese nivel académico; para aquellos con secundaria la situación no varió mayor cosa, aunque entre aquellos que cuentan sólo con primaria completa la tasa se redujo en alrededor de cuatro puntos porcentuales. A mayor preparación, mayor desocupación.

En cuanto a la ocupación formal que se registra en el IMSS, apunta el citado instituto, la generación de empleo en febrero pasado fue insuficiente, pues resultó 33 por ciento inferior a la registrada en el mismo mes de 2013, lo que representa alrededor de 200 mil empleos menos formales para los mexicanos. En ese año, de los 445 mil empleos generados, el 83 por ciento correspondió a plazas permanentes y el 17 por ciento restante a eventuales. Sin embargo, lo preocupante se encuentra en que de los empleos eventuales la mayor proporción se registró en la zona urbana: 85 por ciento, mientras sólo 15 por ciento correspondió a empleo eventual del campo.

Por sectores de la actividad económica, el que generó mayor cantidad de empleos formales fue el de la trasformación, con una proporción de 34.2 por ciento del total formal, es decir más de 150 mil empleos durante el periodo de análisis. A continuación se ubican servicios para empresas, personas y el hogar con una generación cercana a las 84 mil plazas (19 por ciento del total generado), y servicios sociales y comunales con más de 54 mil (equivalentes a 12.3 por ciento).

En cuanto al número de patrones (los empleadores) la situación tampoco fue la mejor, ya que el crecimiento de esta cifra para febrero de 2014 fue sólo de 0.29 por ciento, mientras el año anterior en el mismo mes fue de 1.03 por ciento. El mayor registro de patrones durante este periodo se dio en el sector de la construcción, algo que debe revisarse con detenimiento dada la crisis por la que atraviesa el sector; seguido se encuentran los servicios a empresas, servicios para empresas, personas y el hogar, y los sociales y comunales, con 43 y 38 por ciento, respectivamente. En contrasentido, hubo retrocesos en los sectores de la transformación, pese a que fue el que mayor registro de trabajadores reportó, con un descenso de 9 por ciento, y en el comercio, con un desplome de 35 por ciento.

Obvio es que en términos generales las condiciones laborales no han presentado un cambio sustancial y continúa la situación de precariedad en la que se encuentra inmersa la población ocupada. En este sentido, con el actual modelo económico no ha sido posible generar la cantidad de empleos que requiere el país. El escaso avance en materia de creación de empleo se ha dado en un contexto en el que además la mayor parte de la población ocupada enfrenta una condición de precariedad. Todo ello se da en un contexto en el que para nadie es un secreto que las reformas estructurales aprobadas no generarán crecimiento del PIB en el corto plazo; todas tardarán en dar resultados (si los dan), y algunas de ellas corren el riesgo de no incidir sustancialmente en el desempeño de la economía nacional.

Lo anterior, desde luego, utilizando las cifras gubernamentales, pero como bien ha documentado el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM en México se oculta el 70 por ciento del desempleo y la precarización de los trabajadores: la población desempleada no es de 2.5 millones de personas, como lo manejan las fuentes oficiales, sino que se trata de casi 9 millones de personas que no logran obtener un empleo, ya sea formal o informal; los altos niveles de desempleo en México persisten a pesar de la reforma laboral, y al contrario de lo que se esperaba, la mayor parte de los empleos generados este último año fueron informales y con mayor precarización.

Las rebanadas del pastel

Cápsula de memoria: “la reforma laboral, lejos de afectar, fortalece los derechos de los trabajadores, impulsa la competitividad y la creación de empleos… La nueva regulación permitirá contratar a más mexicanos de manera digna… Felicito a los legisladores: con su trabajo responsable, su altura de miras y sus votos han contribuido verdaderamente para un mejor futuro en el país” (el siempre fresco Felipe Calderón, 24 horas antes de dejar Los Pinos).

Twitter: @cafevega