Opinión
Ver día anteriorLunes 31 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

¿Eutanasia infantil?

E

l solo enunciado crispa e incluso escandaliza, sobre todo en mentalidades de países en desarrollo, donde la muerte natural de miles de niños y jóvenes es aceptada por carencias o violencia, no por métodos antinaturales, terminantemente prohibidos y penalizados por las iglesias y los estados, incluso del llamado primer mundo.

En algunos países creyentes, pero pensantes, sus legisladores tienen luces y valor para aprobar la eutanasia infantil y juvenil en casos de enfermedad incurable y dolorosa, pues en Europa la eutanasia activa o con asistencia médica sólo ha sido despenalizada en Holanda, Luxemburgo, Suiza y Bélgica, país éste donde en febrero pasado su parlamento aprobó la eutanasia en niños y adolescentes, lo que permite al médico aplicar una dosis letal de barbitúricos si existe la voluntad expresa del menor enfermo y –hueco jurídico– los padres dan autorización, aunque su angustia sea distinta.

En el tercer mundo, no obstante nuestros modernizadores por decreto, la defensa del menor se centra en afanes de protección no siempre eficaces contra la violencia, la explotación, el abuso sexual y el tratamiento sicológico a hijos de divorciados, habida cuenta de que en el planeta resulta contra natura legislar sobre los requisitos que debería cumplir toda pareja que deseara reproducirse, pues aspirar a formar una familia se convierte, en demasiados casos, en delito de lesa humanidad.

Cuando se habla del derecho del niño a ser escuchado, en México esta escucha se circunscribe a quejas sobre los padres, los maestros y los abusadores, pero no a tomar en cuenta sus opiniones respecto de la nefasta programación televisiva que sobrelleva y le afecta –esta violencia, aunque perjudicial, es legal para nuestros encubridores congresistas– y, desde luego, impensable respetar la libre decisión de niños y adolescentes, aquejados por una enfermedad dolorosa y sin cura, de recurrir a la eutanasia y dejar de padecer, sobre todo si no se tiene claro un sentido trascendente del sufrimiento.

Horror en Bélgica. Se ha aprobado la ley de eutanasia infantil, una práctica inhumana que destruye todos los fundamentos de nuestra sociedad, se apresuraron a declarar líderes religiosos belgas, tanto cristianos como musulmanes y hebreos. Pero la cuestión final sigue siendo respetar o no la petición de eutanasia de un hijo que se retuerce con dolores que no tienen remedio.