Economía
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77 convención bancaria/ Agustín Carstens, Gobernador del Banco de México
Vamos en el camino correcto; hay que dar tiempo a procesos

Todavía estamos en recuperación de una crisis muy profunda

Convencido de que las medidas están bien alineadas para lograr un mayor crecimiento económico, el funcionario sostiene que ya llegamos a una circunstancia donde podemos presumir que va a haber mucha mayor inversión, y que va a redundar en más producción y competitividad

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El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens Carstens, entrevistado por La Jornada en su oficinaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de abril de 2014, p. 21

Para Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México, las medidas están bien alineadas para generar un crecimiento económico más acelerado que el observado hasta ahora. No se nos debe olvidar que todavía estamos en una situación de, por decirlo de manera benigna, recuperación de una crisis muy profunda a nivel global, afirma.

Pienso que vamos por el camino correcto; hay que darle tiempo a los procesos que se han echado en marcha. No creo que vaya a ser mucho tiempo, añade en entrevista con La Jornada.

–¿Cuál es la situación del sistema bancario, una vez que comenzaron a llevarse a la práctica algunos de los cambios derivados de la reforma financiera del año pasado?

–La reforma financiera apenas se publicó hace poco más de dos meses. Procura tres cosas muy importantes: estimular el crédito, porque tenemos la creencia firme de que el sector financiero puede contribuir más al crecimiento del país; dos, que los beneficios para los usuarios sean más patentes, y que esto se dé en un entorno de estabilidad.

Hemos avanzado conforme al calendario que marca la ley. En el Banco de México nos hemos concentrado en las reglas de disposición de pagos electrónicos y en las cámaras de compensación, que buscan aumentar la competencia en tarjetas, uno de los sectores que más crece y con los que más interactúa la gente. Lo que se busca es que se amplíe el uso de tarjetas y el número de empresas, de pequeños comercios que las reciben y los usuarios paguen menos por la utilización.

–Uno de los objetivos de la reforma es aumentar el crédito. En los últimos años el financiamiento bancario ha crecido, pero la dinámica de generación de empleo no lo ha hecho en la misma medida. ¿De qué manera se debe cuidar que el crecimiento del crédito sea sostenible?

–El mayor crecimiento y la creación de empleos son fundamentales para muchos propósitos, no sólo para el sano desarrollo del sistema financiero. A ese respecto, nos encontramos en una vía correcta. Las medidas están bien alineadas para un crecimiento económico mucho más acelerado. No se nos debe olvidar que todavía estamos en una situación de, por decirlo de manera benigna, recuperación de una crisis global muy profunda. Eso tiene impacto tanto en los países directamente afectados como en los emergentes. Ese es uno de los factores que están gravitando en México.

La implementación de las reformas lleva tiempo. Algunas no se han terminado de legislar y eso también va a ser muy importante para que nos movamos hacia delante. Vamos en el camino correcto, hay que darle tiempo a los procesos que se han echado en marcha. También no creo que vaya a ser mucho tiempo.

–Después de la crisis de 1995, e incluso durante 2008-2009, la economía mexicana mostró estabilidad macroeconómica. ¿Cuál es la razón de que aun en periodos de estabilidad la economía mexicana no haya generado crecimientos por arriba del promedio de las últimas dos décadas?

–Regreso a uno de los primeros puntos. No se debe olvidar que todavía estamos en un entorno de bajo crecimiento mundial y eso afecta a todos los países.

Si uno ve los debates internacionales, por ejemplo en el G-20, se hizo en Sydney (donde se reunió ese mecanismo, del que forma parte México, el mes pasado) un compromiso de cómo aumentar el crecimiento en 2 puntos porcentuales en los próximos años. Se han empezado a hacer evaluaciones país por país y realmente las evaluaciones preliminares indican que México está a la cabeza de las reformas que se deben hacer para que cada uno de estos países del G-20 contribuya a esa meta de 2 por ciento. Esto para mí ha significado una validación de que las medidas que hemos adoptado van por el camino correcto.

–El Banco de Mexico mencionó recientemente que la situación de escaso crecimiento era transitoria. ¿Qué tan transitorio es este periodo de bajo crecimiento?

–Identificamos cuatro causas del bajo crecimiento en 2013. Es importante ver si esas causas han persistido o se han ido remediando. Una fue el lento inicio en el gasto público; ese tema ya se resolvió y, de hecho, este año va a haber un estímulo fiscal, junto con un estímulo momentario porque nuestras tasas de interés también las hemos mantenido bajas. Después está el tema de las exportaciones, que han venido un poco débiles pero ya se está viendo una recuperación. Por otro lado, está el reordenamiento del sector de la vivienda, sobre todo de las constructoras, y recientemente hemos visto avances al respecto. Otro punto fue que varios meses del año pasado no hubo suficiente abasto de gas y eso paró la producción manufacturera en varios estados por dos o tres meses; ese fenómeno ya no se ha presentado.

Entonces, de las cuatro causas, todas en más o menos medida se han venido atendiendo. Las dos partes que nos faltan son las exportaciones que, como digo, ya vienen mejorando poco a poco, y reactivar en serio la construcción. Eso nos debería dar un aceleramiento para el resto del año.

–Aun así, prácticamente la mayoría de los pronósticos ubican el crecimiento para 2014 abajo de lo que espera el gobierno e incluso un poco abajo del Banco de México.

–En nuestro último pronunciamiento de política monetaria (el 21 de marzo) de alguna manera mostramos nuestra preocupación por un inicio de año menos acelerado de lo esperado. La naturaleza del debate va a quedar mucho más patente una vez que se publiquen las minutas (el 4 de abril). Sí hubo coincidencia en las señales de una reactivación más lenta de lo esperado pero también hubo consenso de que estamos viendo una recuperación.

Estamos en touchdown

–Existe entre el público, como muestran encuestas de Latinbarómetro, la percepción de que las reformas no han generado todo lo que ofrecieron sus promotores. ¿Por qué en esta ocasión las reformas sí pueden generar el crecimiento que hasta ahora no se ha dado?

–Esto es un proceso. En la reforma financiera sí empezamos desde la crisis de 1994-95. Dedicamos diez años a la reconstrucción del sistema. Después está el tema, por ejemplo, del régimen energético, donde hubo cambios constitucionales de gran importancia. Yo me acuerdo el sexenio pasado, en la reforma al sector energía que promovió el presidente (Felipe) Calderón (periodo en el que Carstens fue secretario de Hacienda durante tres años) una de la frases que usaba era que no fue un touchdown pero sí avanzamos muchas yardas. Pues creo que sumando sobre lo que se logró entonces, ahora ya estamos en touchdown. Ya llegamos a una circunstancia donde podemos presumir que va a haber mucha mayor inversión y que eso va a redundar en mayor producción, empleo y, sobre todo, mayor competitividad de nuestra economía.

Es muy importante tener en cuenta un sector como el manufacturero, que es la parte más importante de nuestras exportaciones. En los últimos diez años, y sobre todo en los últimos cinco, ha habido una revolución energética en Estados Unidos y en Canadá. Si no nos movemos al mismo ritmo perderemos competitividad.

–¿Se están generando fuentes internas de crecimiento?

–Sin duda. Porque también las ventajas en materia energética, por ejemplo, o reducir los costos en las telecomunicaciones y sobre todo generar más competencia interna deben hacer nuestros mercados más competitivos y que haya mayor desarrollo.

Un tema que me preocupa es que trabajos de la anterior Comisión Federal de Competencia indicaban que entre 30 y 40 por ciento de la canasta de consumo del decil más bajo de ingreso de la población no estaba sujeto a competencia. Si eso se logra atender redundaría en un aumento muy importante del ingreso disponible de las personas de menor ingreso y les daría mucho mayor poder adquisitivo y una reactivación mayor en la economia.

–Ha mencionado que una de las fortalezas de la economía mexicana es su nivel de reserva de divisas, 181 mil millones de dólares. ¿Cuál es el riesgo de que un incremento de las tasas de interés en Estados Unidos pueda provocar una salida de capitales?

–Hay dos o tres temas importantes aquí. Primero, el tipo de cambio flexible y la flexibilidad en las tasas de interés son una primera línea de defensa. Están bien anclados y responden a los sanos fundamentos económicos que tenemos. Otro elemento son las reformas estructurales. Cada país tiene un riesgo financiero asociado. Lo que las reformas deben hacer es que, en la medida en que se vuelva más patente que el crecimiento potencial de México va aumentando, el riesgo país disminuya y eso compense el efecto del aumento en la tasa de interés en el exterior. Eso no va a eliminar la necesidad de que nuestras tasas de interés igual tengan que subir un poco a mediano y largo plazos. Lo que debe limitar el impacto (de un alza de tasas de interés en Estados Unidos) es que en la medida en que aumenten las tasas en Estados Unidos nuestra prima de riesgo baje. La expectativa de que las primas de riesgo país en México bajen es lo que debería hacer que el ahorro externo en el país se mantenga y que también los mexicanos estén dispuestos a apostarle a México.