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Vecinos protestan por degradación de la cuenca del río Santiago

Reclaman en Zapopan frenar contaminación

Exigen el cierre de vertederos privados y municipales

Temen que aumente la incidencia de enfermedades durante la temporada de lluvias

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Habitantes de comunidades ubicadas en la barranca del río Santiago, en Zapopan, Jalisco, marcharon el 27 de febrero por la carretera que conduce al municipio de Colotlán, para exigir el cierre del tiradero de basura PicachosFoto Arturo Campos Cedillo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de abril de 2014, p. 32

Guadalajara, Jal., 1º de abril.

Pobladores de al menos siete comunidades ubicadas en la barranca del río Santiago, en Zapopan, han luchado durante 20 años contra la contaminación de la cuenca hídrica, provocada por vertederos privados y municipales, en perjuicio de colonos, animales, flora, siembras y arroyos, sin que las autoridades hagan algo por detenerla.

Veinte años más van a pasar, porque a ningún gobierno le interesa ayudarnos, afirmó Guadalupe Corrales Arredondo, presidenta del comisariado de bienes comunales de Ixcatán, uno de los poblados que padecen estragos por la constante filtración de lixiviados del basurero de Picachos hacia la cuenca donde también se hallan Huaxtla, San Lorenzo, Milpillas, Mesa de San Juan, la comunidad indígena Ixcatán y La Soledad.

Las autoridades de Zapopan y del estado dicen que los jugos de la basura que escurren hacia la cuenca –de la que obtienen agua dichos poblados conurbados al noroeste de la zona metropolitana de Guadalajara– son inofensivos.

Después de que un laboratorio acreditado por la Procuraduría de Medio Ambiente tomó muestras en 10 puntos del relleno sanitario de Picachos, se demuestra y garantiza que los residuos vertidos en esta zona no son peligrosos, aseguraron el ayuntamiento y el gobierno estatal ante la presión de los habitantes de la barranca.

Según el procurador de Medio Ambiente, Alejandro Pérez Rulfo, el estudio reveló que las muestras no son corrosivas, reactivas, inflamables, explosivas ni tóxicas al medio ambiente. Por lo tanto, en cumplimiento de la norma 52 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, se considera que no son peligrosas, afirmó.

El alcalde de Zapopan, Héctor Robles Peiro, fue más cauteloso: Esto no significa que no contaminen, sino que no son peligrosos. Además debe haber un manejo adecuado, de acuerdo con la normatividad ambiental.

Según Guadalupe Corrales, se trata de patrañas para no actuar, mientras en Ixcatán y demás poblados se acumulan evidencias de males gastrointestinales entre la población. En 1994, también debido a la presión de los pueblos de la barranca, se cerró el basurero de Copalita y se salvó el río La Soledad, el único limpio que queda por aquí; hasta pesca hay. Si se cierra el cochinero de Picachos seguramente también se terminaría tanta contaminación. Por eso exigimos que lo cierren ya, afirmó el dirigente comunal.

Este año los habitantes de los poblados de la barranca se han manifestado en tres ocasiones para exigir el cierre de Picachos y que se cumpla el convenio firmado en octubre de 2009 entre autoridades, la empresa Hasar’s (concesionaria del basurero) y representantes de las siete comunidades afectadas. La mayoría de los puntos del acuerdo (electrificación, pavimentación, bordos, escuelas, drenaje, pozos y líneas de agua potable) siguen sin cumplirse.

“También seguiremos demandando solución al pliego de demandas del 11 de febrero de 2014: cierre definitivo de los basureros de Picachos y Hasar’s, saneamiento y protección del territorio dañado por fraccionamientos, granjas y basureros, y pago de daños a nuestros pueblos”, señalaron los pobladores en un volante distribuido entre automovilistas que transitaban por la carretera a Colotlán, cerca de los vertederos.

La exigencia se hace urgente ante la cercanía de la temporada de lluvias. Cuando el arroyo baja apesta todo el pueblo con aguas sucias. En tiempo de aguas es un cochinero cabrón. Y de ahí tenemos que tomar agua para nuestro uso; por eso tanto enfermo, dijo el comisario de bienes comunales de Ixcatán.

El gobierno municipal dijo que analiza tres opciones para el manejo de los lixiviados: recircularlos en celdas de residuos confinados, limpiarlos en una planta de tratamiento o colocarlos en lagunas para que se evaporen con el sol.

Al presentar los resultados del estudio en Picachos, el alcalde Robles Peiro reconoció que en algunas temporadas la planta de tratamiento trabaja al límite de su capacidad y podría ser insuficiente.

También admitió que la compactación, el desazolve y el rebombeo de lixiviados para evitar escurrimientos no resuelven el problema, pues son sólo medidas coyunturales y preventivas.

Anunció que en unas próximas semanas, en coordinación con autoridades ambientales estatales, se anunciarán medidas que resolverán de manera fundamental y definitiva la contaminación.