Opinión
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Penultimátum

Abusos de las televisoras

E

n defensa de los derechos morales de los creadores; en contra de la mutilación o alteración de las obras fílmicas por los intereses comerciales de los productores de películas, dvds o la televisión. Es el mensaje del magnífico documental Cineastas en acción, producido y dirigido por el realizador español Carlos Benpar. En él intervienen consagrados como Bernardo Bertolucci, Bertrand Tavernier, Jules Dassin, Sidney Pollack, Francesco Rosi, Claude Chabrol, Richard Lester, Arthur Penn, Bigas Luna y Woody Allen.

Venticinco directores o sus descendientes denuncian la práctica de colorear películas filmadas en blanco y negro. En Europa la frenaron en los tribunales. Los lamentables frutos de esa coloración muestran la pérdida del valor artístico de las creaciones originales y la traición a sus autores.

También ocurre con el doblaje de las películas. En Italia y España es obligatorio y presumen tener personal excelente dedicado a esa labor. Nada más nefasto que escuchar con acento madrileño, romano o chilango los diálogos de las películas de Kurosawa, Oshima o Ang Lee.

Contra la mutilación de las mismas para que duren el tiempo que fija la televisión truenan todos los directores en el documental. Práctica común en los canales de Televisa y Tv Azteca.

Por intereses comerciales se añaden a las películas originales partes que los directores eliminaron por diversos motivos. Así como interrumpir la transmisión de los filmes en la televisión para insertar anuncios durante varios minutos en cada corte, como sucede en México; o exhibirlas en un formato distinto al que fueron filmadas, quitándole así su esplendor.

Otro atentado cometen las televisoras al insertar sus logos en las películas que exhiben so pretexto de identificar sus canales. Pero no lo hacen con los mensajes comerciales. Esos logos están ya prohibidos en varios países europeos. En México, los usan hasta los canales culturales.

En Estados Unidos es donde más se alteran las películas por intereses comerciales o por una censura puritana, medieval. Allí, afirma Chabrol, los judíos venidos del centro de Europa dominaron la industria, amaban el séptimo arte y la mayoría respetó a los creadores. Pero hoy imponen su ley las grandes corporaciones, los banqueros de Nueva York. Y para mal.

Woody Allen considera actos fascistas, de fanáticos religiosos, no de las democracias, todos estos atentados a la obra de los directores de cine. El documental (se exhibió hace un año en la Cineteca) tiene una enorme vigencia en México ahora que se discute la legislación secundaria de telecomunicaciones. Bien harían los legisladores en tomar en cuenta lo que en él se dice para evitar que continúen los abusos de las televisoras, productoras y distribuidoras de películas.