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Faltan las otras voces, dice el escritor

Padilla: el homenaje a Paz, acrítico y sectario

Huerta y Revueltas también son esenciales, dice a La Jornada

Promueve nuevo libro en España

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 8 de abril de 2014, p. 5

Madrid, 7 de abril.

El escritor Ignacio Padilla (DF, 1968) dijo sentirse exhausto y muy triste por la forma en que se conmemora el centenario de Octavio Paz (1914-1998) en México, sobre todo porque los actos, debates y lecturas han estado controlados por la capilla literaria o el grupo intelectual en el poder que tiñen el homenaje de sectarismo y acritud.

“Estoy exhausto y muy triste, particularmente porque los centenarios que celebramos en México no es uno sino tres. El de Efraín Huerta y José Revueltas también, autores fundamentales, que se han visto opacados, pero no por la figura de Paz, que se merece ese homenaje y muchos más, sino porque la reiterada visión de un Octavio Paz a través de sus discípulos y de una capilla literaria tan concreta, impide verlo. Y, al mismo tiempo, lo mismo sucede con Revueltas y Huerta.

“El homenaje a Paz había que hacerlo, pero ha sido muy mal llevado, pues faltan todas las otras voces. Y el hecho de que las voces únicas que rinden homenaje a Paz en este momento sean las que él dejo y que han hecho menos obra y más daño a la literatura mexicana está yendo en detrimento de nuestro recuerdo del Nobel mexicano.

“Es un centenario acrítico, aunque haya algunas personas que han escrito textos rabiosos, sobre todo aquí en España y en América Latina. Pero particularmente en México ha sido tan opaco y ha causado una opacidad intolerante a las muchas posibles lecturas de Paz.

Se ha ofuscado la visión de la grandeza de Paz, precisamente por esta tradición de no reconocer puntos de vista ajenos al grupo intelectual en el poder, que actúa de forma sectaria.

Borges, autor crucial

Ignacio Padilla está en Barcelona para dar una conferencia sobre la fantasía en la literatura y promueve su libro Los reflejos y la escarcha (Páginas de espuma), que se acaba de editar en España.

Participó recientemente en un encuentro en Girona, en torno al género fantástico y los monstruos. América Latina es la gran enriquecedora del cuento en la literatura del siglo XX, por eso está relacionado con lo fantástico. Desde Horacio Quiroga, Félix Berto Hernández y Macedonio Fernández hasta la cumbre, que es Borges, casi toda la cuentística contemporánea en lengua española deriva en una fantasía o bien muy acentuada o muy sutil, explicó en entrevista con La Jornada.

Ese libro es la tercera parte de una tetralogía. “La Micropedia de transgresiones ha sido propuesta de manera inicial, más no exclusivamente, como una tetralogía. Es un proyecto de vida que podría ampliarse o recortarse.

“Soy el primero en conmocionarse ante el resultado de la reflexión en Los reflejos... sobre la hermandad. En éste se reflejan mis relaciones de amistad, de fraternidad y mi visión de un final del siglo XX aciago y un principio del XXI, particularmente después del 11 de septiembre, en el que me genera muchas dudas sobre la bondad de los extraños y de los propios.

Del fracaso como especie, de la incapacidad de una sociedad infantilizada y victimizada, irresponsable, angustiada, enamorada del síndrome de Peter Pan (...) Que reniega de la madurez, sataniza a la vejez y nos convierte a todos en niños irresponsables, victimizados, plenamente consentidos e incapaces. Y con un maniqueísmo anquilosado.

La cuarta parte del proyecto de Ignacio Padilla es un bestiario. Son cuentos sobre animales, el monstruo inmediato que suele reflejar la monstruosidad humana.

Sobre su relación con Borges, señaló: Siempre ha sido un autor crucial para mí. Uno de mis primeros deslumbramientos fue descubrir que en literatura todos los caminos llevan a Cervantes a través de Borges. Creo que mi piedra toral, la confluencia de todo mi laberinto literario es irremediablemente Borges.