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Ver día anteriorJueves 10 de abril de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Doblar la esquina
E

sta semana la élite oficial de las finanzas globales celebrará que por fin, tras casi seis años, la economía mundial se dispone a doblar la esquina de la crisis. Es de esperar que este optimista anuncio no resulte tan prematuro o errado como los de parecido tenor oídos en los últimos tres o cuatro años. Éstos fueron desmentidos con prontitud por la terquedad de los hechos, concretados en un comportamiento económico cercano al estancamiento; niveles de desocupación altos y persistentes, y una creciente desigualdad, que distancia cada vez más al uno por ciento de mayor opulencia del 99 por ciento restante. Doblada la esquina, la vía dista de lucir despejada. En el análisis de los obstáculos aún por delante, destaca uno hasta ahora más bien inadvertido y aparente, en especial, en las economías avanzadas de ambos lados del Atlántico norte: el riesgo de la sub-inflación, bautizada en inglés como “ low-flation”. Se le concibe como una situación prolongada de muy baja inflación, con tasas anuales de alrededor de uno por ciento o menos. Al persistir, la sub-inflación eleva los niveles reales de deuda acumulada y de tasas de interés, y presiona a la baja la inversión y la creación de fuentes de trabajo, lo que dificulta reducir el desempleo. Ante consecuencias de este tipo, se explica la aparente paradoja de que los bancos centrales de Estados Unidos –la Junta de la Reserva Federal– y de la zona del euro –el Banco Central Europeo– procuren que los precios suban un poco más y que la inflación recupere niveles normales, del orden de 2 por ciento anual.

Hacia mediados de marzo se esperaba con gran expectativa la sesión del Comité de Mercado Abierto, la primera que sería encabezada por Janet Yellen, la flamante presidenta de la junta de la Reserva Federal. Los medios especularon sobre eventuales diferencias –fuesen de fondo o, con mayor probabilidad, de énfasis– respecto de su celebrado predecesor, Ben Bernanke. El punto crítico sería, desde luego, el destino del programa de compra de activos financieros, conocido como QE, orientado a abatir y mantener bajas las tasas de interés a largo plazo y estimular así el crecimiento y el empleo. Interesaba también saber si se mantendría la prioridad concedida por Bernanke a la reducción del desempleo y el estímulo al crecimiento en momentos en que la recuperación podría impulsar algunas alzas de precios. El sentido general de las decisiones del comité fue explicado por Yellen en una conferencia de prensa el 19 de marzo.

A partir de abril, las compras de valores a largo plazo que realiza la Reserva Federal se limitarán a 55 mil millones de dólares mensuales. Esta reducción, de 10 mil millones de dólares, era esperada ante el afianzamiento de la recuperación desde mediados de 2013. También despertaba interés el anuncio de la oportunidad y monto de las futuras reducciones. El peligro de un abandono precipitado de esta política de estímulo se había constituido en uno de los mayores elementos de incertidumbre y riesgo para la economía mundial. Al respecto, se puso en claro que la reducción ahora aprobada no establece precedente –en términos de magnitud o frecuencia– para futuras decisiones: El monto de las compras de activos financieros seguirá dependiendo de la perspectiva del empleo y la inflación, así como de la evaluación que el comité formule sobre la eficacia y costos de la política, dice el comunicado de prensa de la Reserva Federal.

También se decidió, al anunciar la posible trayectoria futura de las tasas de interés, que se mantendría el rango actual (entre 0 y 0.25 por ciento) de la tasa de fondos federales, que es la tasa de referencia para los mercados estadunidenses. Este rango se mantendrá, decidió el comité, mientras persista la actual falta de alineamiento frente a los niveles deseables de desocupación (6.5 por ciento) e inflación (2 por ciento). El comité reconoció que una inflación persistentemente inferior al objetivo de 2 por ciento supone riesgos para el funcionamiento de la economía.

¿Cuál es la perspectiva del empleo y la inflación en Estados Unidos, según la JRF? Las proyecciones de consenso indican que la tasa de desempleo (6.7 por ciento en febrero) podría declinar a 6.5 por ciento más adelante en el año, quizá hacia finales del mismo. Se espera un repunte muy moderado de los precios, que llevaría la tasa de inflación a 2 por ciento hacia finales de 2015. En esta perspectiva, la política de bajos intereses y continuada expansión monetaria no fenecería en los próximos 18 a 20 meses. Es probable que resulte apropiado mantener el actual rango de la tasa de fondos federales por un tiempo considerable después de que concluya el programa de compra de activos, concluyó el comité.

Por su parte, el Banco Central Europeo dio a conocer su informe anual 2013 el 7 de junio. El documento señala que en ese año Europa “salió de la recesión, como resultado de la reactivación gradual de la demanda interna –sustentada en una orientación acomodaticia de política monetaria y en una mejora del clima económico y de los mercados financieros– y del fortalecimiento de la demanda externa”. Sin embargo, tras voltear la esquina, el proceso de ajuste y el elevado desempleo continuaron frenando la actividad económica.

Ahora la principal preocupación en Europa es el riesgo de sub-flación, tras cinco meses de caídas sucesivas e índices inferiores en muchos casos a uno por ciento. El BCE adoptó a principios de abril la decisión unánime de acudir a instrumentos no convencionales (el QE estilo europeo) y conseguir, en 2016, el nivel objetivo de inflación de 2 por ciento. Al mismo tiempo, mantuvo la tasa de interés en el mínimo de 0.25 por ciento. Pero, declaró, una vez más, estar dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para alcanzar los objetivos anunciados. Ante la falta de detalles, un comentarista observó que se acudía, una vez más, al arma más efectiva del arsenal de políticas del BCE: el bluff. A fin de cuentas, algunas tácticas del póker son aplicables a la gestión de los mercados financieros.

En algunos documentos de la Comisión Europea o planteamientos de política del BCE, sorprende la falta de referencia a las muy importantes precondiciones económicas y, sobre todo, sociales y políticas que habría que satisfacer, en momentos en que se espera que las fracciones parlamentarias opuestas a la integración, a la moneda única y a la migración intraeuropea irrestricta obtengan una bancada de mucho mayor peso en el Parlamento Europeo, a elegirse a mediados de año.