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Son los fósiles más antiguos que se han descubierto de esa especie, dice experto de la UNAM

Huellas de pterosaurios halladas en Puebla, de hace 110 millones de años

Fueron encontradas en 2011, en San Juan Raya

Su estudio arrojó que pertenecen al cretácico inferior

Se tomaron réplicas de las marcas de estos reptiles alados

Esta localidad es la de más antigüedad en México y tiene patrimonio geopaleontológico notable, afirma

 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de abril de 2014, p. 2

En lo que hoy es el territorio límite de los estados de Puebla y Oaxaca, hace millones de años vivió y se desarrolló una especie de reptiles alados conocidos como pterosaurios, primeros animales vertebrados que pudieron volar y hoy están extintos.

Debido a las investigaciones en varias huellas fósiles que han realizado científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la localidad de San Juan Raya, Puebla, que tiene apenas 150 habitantes, a finales de 2011 se encontrar huellas fósiles de diversos saurios, entre ellas las del estos reptiles alados.

Como parte de esos estudios se determinó que el estrato rocoso que preservó las huellas pertenece al periodo cretácico inferior, con una antigüedad de más de 110 millones de años.

En entrevista, Frank Raúl Gío Argáez, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y líder del proyecto, explicó en entrevista que se trata de los rastros más antiguos que se han descubierto de esta especie, pues hace varios años, en el poblado de Tepexi de Rodríguez, también en Puebla, se hallaron huesos de pterosaurios, pero de hace 105 millones de años.

San Juan Raya alberga patrimonio geopaleontológico notable que permitirá comprender aquellas eras del orbe, señaló Gío Argáez, también decano de los profesores de paleontología de la Facultad de Ciencias de la casa de estudios.

Esta localidad es la fosilífera más antigua que se ha reportado para México. El primer artículo científico sobre investigaciones hechas en nuestro país fue de dos científicos belgas a inicios del siglo pasado y versó sobre trabajos hechos en esta área, planteó el académico.

Durante los trabajos de investigación, en la que participan estudiantes de esa facultad, se realizaron trabajos de campo para recabar datos más precisos acerca de las dimensiones de las icnitas, identificar rastros y las distancias entre zancadas de esos ejemplares, así como elaborar réplicas de las mismas en plastilina de escultor.

Con ello, los científicos obtuvieron contramoldes individuales de cada huella para ser transportados al laboratorio para su análisis. Con el apoyo de especialistas del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM, fueron escaneados con un equipo de barrido de láser para generar imágenes tridimensionales que permitieron medir el largo, ancho y espesor. Pudimos determinar las uñas y cojinetes que estos animales tenían en las patas.

Posteriormente, las imágenes fueron impresas en un material resistente y manipulable por medio de una impresora 3D, para conseguir réplicas que hicieron posible observar y registrar características sobre su forma, imperceptibles a simple vista. Después, se realizó un escaneo in situ de la pared que las contiene a fin de obtener un acervo digital del área para futuras investigaciones.

Gracias a las huellas, los investigadores podrían determinar el tamaño y peso de los pterosaurios, así como la dimensión que existía de punta a punta cuando abrían sus alas.

El investigador señaló que debido a los efectos del intemperismo (desgastes de la tierra o rocas causados por lluvia, viento, animales y la actividad humana), estas huellas de millones de años podrían perderse con el transcurso del tiempo, quizás en tres o cuatro décadas, de ahí la importancia de realizar réplicas en el laboratorio para su estudio y comprensión.

Especie exitosa

Los pterosaurios –explicó– no fueron dinosaurios voladores, sino reptiles voladores, un grupo de animales extraordinariamente exitoso que vivió cerca de 200 millones de años y los primeros vertebrados en conquistar el aire; sus alas estaban recubiertas por una pequeña pelusa semejante a la de los polluelos, el dedo anular creció mucho y le sirvió de soporte para su ala. Para desplazarse por tierra o aire tenían una mecánica estructural compleja que les permitía caminar o volar y obtener su alimento a ras del mar.

Dentro de los estudios encontraron 174 huellas de vertebrados, 41 corresponden a pterosaurios. De los cuales tomaron medidas y distancias entre cada una con ayuda de un software especial lo que permitió obtener mayor precisión en los datos. El grupo de investigación se encuentra en proceso de elaboración de un catálogo de fósiles, en la actualización de las descripciones y en la reconstrucción de espacios para búsqueda de restos óseos del mesozoico.

Resaltó además que hace millones de años esta región del estado de Puebla era un islote (hoy dejó de serlo por los movimientos continentales), donde al parecer estos reptiles descansaban, se alimentaban y reproducían en una migración que hacían desde los territorios que hoy ocupan Brasil y España.