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Muestran 250 obras de artistas que se inspiraron en esas construcciones

En un museo, la fascinación por el mito de las catedrales góticas

Johann Wolfgang von Goethe desató esa locura con un ensayo sobre la arquitectura alemana, que ensalzaba la catedral de Estrasburgo

 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de abril de 2014, p. 5

París, 17 de abril.

Las catedrales góticas ejercieron fascinación entre muchos artistas, como Víctor Hugo, Goethe y Monet, aunque no siempre fue así. Una exposición en Rouen, que terminará el 31 de agosto, da testimonio de la evolución del mito.

Claude Monet retrató la catedral de Rouen en 30 lienzos, con la luz cambiante de las distintas horas y épocas del año, y también el simbolista Odilon Redon se inspiró en la iglesia.

Catedrales 1798-1914: un mito moderno es el título de la muestra en el Museo de Bellas Artes de la localidad francesa, que retrata el redescubrimiento de la arquitectura gótica en el siglo XIX mediante la exposición de 250 objetos.

Algún día se hablará de una rara enfermedad de nuestro tiempo, la locura gótica, aseguró el historiador Jules Michelet (1798-1874).

Pero no siempre había existido esa fascinación: la palabra gótico procede del italiano y significa extraño, bárbaro.

El concepto fue popularizado por el teórico del arte Giorgio Vasari para expresar el escaso aprecio que sucitaba el arte medieval frente al de la Antigüedad. Hasta el siglo XVIII, el gótico era sinónimo de un estilo feo. Hasta que los románticos lo descubrieron y lo ensalzaron, primero en Alemania y luego en Francia.

Quimeras, gárgolas y criaturas

El escritor Johann Wolfgang von Goethe, pionero en muchos aspectos, fue quien desató la locura gótica con un ensayo sobre la arquitectura alemana que ensalzaba la catedral de Estrasburgo y a su constructor, el alemán Erwin von Steinbach.

En Francia, el movimiento surge con Víctor Hugo y su novela Nuestra Señora de París, en la que la catedral es la protagonista de la historia de Esmeralda y Cuasimodo.

El histórico edificio incluso desató una moda en la capital francesa, la decoración à la cathédrale: relojes, sillas y cerámicas con forma de arco ojival y otros adornos con elementos góticos.

Una sala está enteramente dedicada a este estilo, que llegó a su mayor esplendor durante el reinado de Carlos X, entre 1824 y 1830.

Charles Nègre, Brassaï y Marc Chagall quedaron fascinados a su vez por las quimeras, gárgolas y otras criaturas fabulosas que adornan las fachadas y columnas de las catedrales.

Monet, Pissarro y Sisley admiraron las enormes dimensiones de estas construcciones, que en sus obras parecen disolverse en la luz.

Y después de concluir la Segunda Guerra Mundial, también Pablo Picasso retrató este estilo arquitectónico.