Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 20 de abril de 2014 Num: 998

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Gracias, Doris Lessing
Esther Andradi

Helena Paz Garro,
in memoriam

Vilma Fuentes

La partida de Amiri
Baraka y Leroi Jones

Juan Manuel Roca

La puerta se cerró
detrás de ti

Diego Arturo Robles Barrios

Caída de ángeles
y demonios

Antonio Rodríguez Jiménez

El imposible adiós a Georges Brassens
Rodolfo Alonso

Dos poemas/canciones
Georges Brassens

Un reality show
marciano: misión
mars one

Norma Ávila Jiménez

Leer

Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Un reality show marciano: misión Mars One

Norma Ávila Jiménez

Para 2025, un nuevo reality show transmitido por internet acaparará la atención mundial: el de la misión Mars One –apoyada por la iniciativa privada–, que establecerá a los primeros humanos en el planeta rojo. Los momentos gozosos o trágicos vividos por estos atrevidos colonizadores nada tendrán que ver con esos “dramas” baratos acompañados de música sentimental, planeados de antemano por las producciones televisivas que difunden ese tipo de programas. En este reality show sí se observarán conductas humanas detonadas por situaciones extremas y desconocidas, y en el capítulo final no necesariamente se casarán y serán muy felices. Esa misión implica un viaje sin retorno.

Desde siete meses antes, el espectador podrá observar cómo conviven en la nave los cuatro elegidos de entre más de 200 mil candidatos de diversas partes del mundo –incluido México–, durante su traslado hacia lo que será su última morada en el Sistema Solar. Las Unidades de Soporte de Vida, en donde se generará energía, agua y aire respirable, así como las Unidades Habitables, ya estarán montadas. Un robot, lanzado en 2020, será el encargado de elegir el mejor sitio marciano para instalar la pequeña colonia terrícola, además de estructurar las citadas unidades con ayuda de un tráiler. Cada dos años se enviará una nueva tripulación conformada por cuatro integrantes, hasta completar seis viajes.

Para el doctor Rafael Navarro, jefe del Departamento de Física de Plasmas del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, “ese reality show podría ser una larga escuela de sobrevivencia en Marte”, aunque no comparte la idea de “poner en riesgo la integridad de seres humanos. Los astronautas de Mars One no podrán resolver algunas cosas, y eso lo hará atractivo para el espectador”. De alguna manera eso remite a recordar el sudor de los gladiadores en el circo romano, o lo plasmado por Suzanne Collins en su novela Juegos del hambre. Esto no quiere decir que se matarán entre ellos, sino que la morbosidad por ver si sobreviven o no estará a flor de piel entre los cibernautas.

En la Tierra “ya ha habido proyectos de esta naturaleza, como el desarrollado en Arizona, el Biósfera 2”, un ecosistema artificial cerrado, construido entre 1987 y 1991, diseñado para estudiar, entre otras situaciones, cómo se dan las relaciones humanas en espacios restringidos, lo que sucederá durante la conquista planetaria. “Los participantes tenían que cultivar su alimentación y no era suficiente, lo que ocasionó estrés y dio lugar a la formación de grupos que llegaron a rivalizar”, asegura el investigador universitario.

A pesar de eso, la misión Mars One aportará valiosa información de lo que significa vivir y realizar trabajos en ese planeta, sobre el desarrollo de tecnología, y abrirá una importante puerta hacia la colonización espacial.

El astrobiólogo Navarro participa en otro proyecto internacional interesado en llevar humanos a ese punto rojo del Sistema Solar: Terraformación. De carácter científico, el objetivo del proyecto consiste en transformar a Marte en un sitio con las condiciones atmosféricas adecuadas para ser habitado y, ya después, llevar a terrícolas con la posibilidad de regresar a casa. “En su primera etapa, a iniciar en 2030 probablemente con el apoyo de la Agencia Espacial Europea, los chinos y otros países, se enviarán robots recolectores de rocas marcianas que contienen elementos químicos generadores de gases superinvernadero, para liberarlos y calentar los polos. Eso dará lugar a que en cien años, aproximadamente, se formen ríos y lagos. En la segunda fase, se transportarán bacterias que realizarán fotosíntesis al alimentarse de la energía química allí existente para liberar oxígeno.”

Después de aproximadamente mil años, en la siguiente fase se formarán bosques, espacios verdes que darán la bienvenida a la raza humana. Tal vez los canales de riego que Percival Lowell –un bostoniano aficionado a la astronomía fallecido en 1916–, decía observar en la superficie marciana, en un futuro podrán ser reales, o al menos lo será el turismo espacial, que pagará viajes redondos con escalas en la Luna o en alguna ciudad espacial, con lunch incluido.

Mars One de manera más próxima y Terraformación a largo plazo, entre otros proyectos con la mirada fuera de este mundo, no podrán perder de vista el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre firmado por diversos países en 1967. Publicado en el libro Introducción al estudio normativo del Espacio Exterior, de Raúl Villegas y Martín Salvidea, el artículo segundo de este tratado señala: “El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera.” Esperemos que esa ley sea respetada y no violentada en alguna asamblea de la ONU con votaciones rápidas y sin analizar consecuencias, como luego sucede en nuestra Cámara de Diputados.

Además, en un futuro cercano, tal vez abogados internacionales deberán litigar contra clientes que señalen haber comprado una parcela en Marte cerca del Monte Olimpo –el volcán más grande del Sistema Solar, con 27 kilómetros de altura–, para que les dé sombra, adquirida al empresario estadunidense Dennis Hope, quien en la década de los setenta del siglo pasado inauguró una empresa para vender terrenos en ese planeta y en la Luna. Ingenuos que buscan huir de su realidad firmaron escrituras y pagaron al señor Hope.

En su libro, Villegas y Salvidea citan el poema de Amado Nervo, “El gran viaje”, que en el primer párrafo dice: “¿Quién será en un futuro no lejano, el Cristóbal Colón de algún planeta? […] ¿y llevarnos de la mano allí donde llegaron solamente los osados ensueños del poeta?” Mars One se encargará de cumplir los sueños bradburianos de millones de humanos que quisieran pisar la superficie de la oxidada armadura del dios de la guerra.