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Alternativa para usuarios de computación contra el sistema privativo comercial

Crece en México el movimiento para el uso del software libre

Representa una opción para abatir la brecha digital, pues escuelas y pequeños negocios ahorrarán hasta mil 500 pesos por máquina

El FLISoL cumplió una década de realizarse en América Latina

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Estudiantes de computación durante la jornada de ayer del Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (FLISoL), en una de las 36 sedes habilitadas en el DFFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de abril de 2014, p. 5

Una comunidad cada vez más creciente, formada principalmente por estudiantes y profesionistas de computación, informática o programación, pero también por usuarios de computadora con oficios totalmente distintos, se empeña en promover el uso del software libre. Es, aseguran, una alternativa contra el software privativo, como han bautizado a los sistemas operativos que comercializan grandes empresas informáticas y que predominan o se imponen en empresas y gobiernos, incluido el sistema educativo desde primaria hasta universidades.

El movimiento ha crecido tanto en América Latina que este sábado el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (FLISoL) cumplió una década de realizarse para introducir a profanos al tema, mediante talleres y conferencias (incluso se les instaló software libre si llevaban su computadora), así como intercambiar programas y aplicaciones entre quienes ya son expertos.

La Fundación de Software Libre (FSF, por sus siglas en inglés) explica que la mayoría del software cuenta con licencias, patentes y acuerdos que nos niegan el derecho de estudiar el código fuente, modificarlo y compartirlo, lo que sí puede hacerse con el software libre. Como es transparente, es difícil de usar para la vigilancia. Eso hace que sea una defensa crucial contra invasiones de la privacidad por parte de la Agencia de Seguridad de Estados Unidos (NSA) y grandes empresas de Internet y de telecomunicaciones del mundo.

La edición 2014 del FLISol se llevó a cabo en 19 países latinoamericanos –México participó con 36 sedes– así como España. El nombre del festival, FLISoL, se ha popularizado tanto que llega a usarse en actos similares de software libre en países fuera de América Latina, como Japón o Ucrania, según los organizadores.

El desconocimiento o la ignorancia entre la gente sobre el software libre ha provocado que se le estigmatice como pirata, ilegal o por lo menos inseguro. Nada es cierto, tampoco significa que sea necesariamente gratis, aunque 80 por ciento puede adquirirse así, aclara Ricardo Torres, coordinador del FLISoL 2014 en la biblioteca digital Instituto Tecnológico Telmex, una de las siete sedes habilitadas en el Distrito Federal.

El software libre representa una alternativa para abatir la brecha digital, ya que escuelas y pequeños negocios pueden ahorrarse mil 500 pesos por máquina por una licencia del software privativo o evitarse riesgos con software pirata. Niega que haya competencia desleal con las grandes empresas; por el contrario, dice, éstas incurren en ella al imponer software privativo a quienes compran una computadora.

El software libre sí tiene licencia, pero es tipo GPL (por sus siglas en inglés), o sea, licencia pública general, para que su uso sea libre y no se lo apropien o privaticen las grandes empresas, explica Efrén Robledo, un joven técnico de 24 años, ponente del FLISoL y fundador de la Comunidad Eva Fedora que, como otras, promueven el uso de este sistema.

El software libre es de y para la comunidad, y como su nombre lo indica se basa en la libertad; es el desarrollo colaborativo más grande en el mundo, pondera. Su uso se ha extendido en Sudamérica, como en Venezuela –cuyo gobierno instauró el sistema Canaima Linux–, pero también otras naciones lo están adoptando, como China, que ante el fin de Windows XP creará su propio sistema operativo basado en Linux.

Destaca que contra lo que se cree grandes empresas en el mundo y organismos gubernamentales como la NASA y Google utilizan software libre, así como armadoras de automóviles, empresas de animación, como Pixar, y en México hasta Telmex, en sus bibliotecas digitales, y el Banco de México por todas las ventajas operativas que ofrece.