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Se intensifican las tensiones a poco más de un mes del Mundial de Futbol

Disturbios en favelas de Río de Janeiro; acusan a policías de agredir a residentes

La ONU pide a Brasil aclarar el asesinato del coronel que confesó crímenes durante la dictadura

 
Periódico La Jornada
Martes 29 de abril de 2014, p. 28

Río de Janeiro, 28 de abril.

Cinco autobuses y tres automóviles fueron incendiados este lunes en dos favelas de esta ciudad brasileña, horas después de que un adolescente fue abatido por la policía durante un operativo, y que el domingo una mujer murió tras resultar herida por una bala perdida en el mismo sector.

Dos vehículos fueron incendiados en el Complejo Alemao, muy cerca de una base policiaca. Las autoridades investigaban para determinar si este ataque tiene relación con la muerte de una mujer de 72 años en un tiroteo entre policías y miembros de una pandilla ocurrido el domingo. No estaba claro si la bala que mató a la mujer provenía de armas de las autoridades o de los supuestos criminales.

Horas después, cinco autobuses fueron incendiados cerca del Morro de Chapadao, en el norte de esta ciudad, en protesta por la muerte de un joven de 17 años a manos de la policía durante un operativo. La víctimas presuntamente era traficante de drogas.

Son los más recientes brotes de violencia en las favelas de Río de Janeiro, a sólo unas semanas del inicio del Mundial de Futbol, el 12 de junio.

La violencia ha aumentado en los últimos meses en medio de una ambiciosa estrategia por expulsar a bandas de narcotraficantes y crear bases policiacas en estos barrios marginales.

Los residentes de las favelas acusan a la policía de agredir y hasta torturar a residentes para tratar de obtener información sobre criminales.

Mientras, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) exhortó al gobierno de Brasil a poner en marcha una investigación sobre las circunstancias del asesinato del coronel retirado del ejército Paulo Malhaes.

Es necesario aclarar los hechos de inmediato. Los responsables necesitan ser llevados a la justicia, afirmó la vocera del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, en declaraciones al corresponsal del diario brasileño O Estado de Sao Paulo en Ginebra, Jamil Chade.

La policía de Río de Janeiro anunció el sábado pasado el hallazgo del cadáver de Malhaes, quien semanas antes confesó públicamente haber torturado y matado a presos políticos durante la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.

Según las informaciones oficiales de la policía, el coronel retirado de 74 años presentaba señales de asfixia y habría sido asesinado por tres hombres que irrumpieron en su casa, en la región de Baixada Fluminense, en la región metropolitana de Río de Janeiro.

Los asesinos se llevaron de la casa teléfonos celulares, joyas, armas y computadoras.

El policía agregó que no descarta ninguna hipótesis: puede haber sido un latrocinio (robo seguido de muerte), una venganza o un crimen relacionado con el testimonio que dio a la Comisión Nacional de la Verdad.

La prensa brasileña reveló que el fallo forense sobre la causa de la muerte de Malhaes no permitiría descartar la hipótesis de que hubiera fallecido de un infarto, pero esta información no ha sido confirmada por la policía, que sigue tratando el caso como crimen y hoy empezó a interrogar a testigos.

El pasado 25 de marzo Malhaes se convirtió en el primer militar brasileño en admitir y dar detalles sobre cómo torturó, mató y ocultó cadáveres de presos políticos el equipo de represores que actuó en los años 70 en la Casa de la Muerte, que funcionó en Petrópolis, en la región serrana de Río de Janeiro.

El detallado testimonio fue dado por el militar ante la Comisión Nacional de la Verdad, instaurada por la presidenta Dilma Rousseff para investigar delitos cometidos durante la dictadura.