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Tras cumplir con sus labores, transportadora los baja en un paraje de Concordia, denuncian

Dejan al garete a 70 jornaleros agrícolas en Sinaloa
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Jornaleros agrícolas de Navolato, durante su estancia en campamentos. Unos 70 fueron abandonados por el autobús en un paraje deshabitado cerca de la comunidad Copala, municipio de Concordia, el lunes pasadoFoto Javier Valdez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de abril de 2014, p. 40

Culiacán, Sin., 29 de abril.

La empresa El Charro Negro –con sede en el municipio de Navolato–, dedicada a trasladar trabajadores agrícolas, dejó abandonados a unos 70 jornaleros, entre ellos 20 menores, en un paraje deshabitado cerca de la comunidad Copala, en el municipio de Concordia.

Los afectados, originarios de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, se dirigían a la zona montañosa de Chihuahua, luego de trabajar en la recolección y empaque de hortalizas en Navolato. Al parecer, el camión en que viajaban se descompuso en las inmediaciones de Copala y el chofer los dejó ahí con el pretexto de que buscaría ayuda, pero ya no regresó.

Los jornaleros dijeron que salieron de Navolato alrededor de las 3 de la madrugada del lunes y dos horas después, luego de pasar por Mazatlán, el motor y las luces del camión se empezaron a apagar, y cuando reanudaron el viaje usaron lámparas de mano. Dijeron que permanecieron alrededor de 9 horas a la intemperie, padeciendo hambre y sed, en temperaturas cercanas a 37 grados centígrados.

Personal de protección civil municipal de Concordia acudió al lugar, luego que se le informó que los jornaleros fueron abandonados. Los agentes llevaron agua y comida y trasladaron a ocho afectados, entre ellos cuatro menores, al Hospital Integral de Concordia, donde se les atendió por cuadros de desnutrición y deshidratación.

Los jornaleros señalaron que el chofer los obligó a aportar para pagar el peaje en las dos casetas ubicadas entre Navolato y Concordia, y la empacadora hortícola en la que trabajan, que se dedica al cultivo de chile y cuyo nombre se negaron a proporcionar, los tenía como escondidos en una casa pequeña, y que los sacaban uno a uno cuando los ponían a laborar.

Un labriego comentó que se cansaron de esperar al chofer, quien se llevó el dinero que le dieron para comprar comida, y como empezaron a sentirse mal, optaron por pedir ayuda a los automovilistas que por ahí pasaron. Los trabajadores se dirigían al municipio de Cárdenas, Chihuahua, para trabajar en la cosecha de cebolla.

Crescencio Ramírez, dirigente de la Red de Pueblos Indígenas, manifestó que El Charro Negro es una empresa que se hace llamar turística pero no brinda buen servicio a los jornaleros.

Agregó que los afectados trabajaban en varios campos de Navolato, y adelantó que exigirá a la Dirección del Trabajo estatal investigar a fondo el abuso sufrido por los jornaleros y castigo a los responsables.