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De nuestras Jornadas

Salir a las calles

L

as reformas del estado, privatizaciones, crisis económicas, congelamientos salariales y vigencia de cacicazgos apuntalados desde altas esferas gubernamentales han despertado, cuando menos en un par de grupos sociales de la entidad, la conciencia del valor que tiene la capacidad de movilización como método de protesta e instrumento para hacer públicas sus demandas.

La reinauguración de las crisis locales y regionales tiene en los maestros y jubilados principalísimos actores que comparten además de la embestida estatal, el común denominador gremial y parecen ser los únicos obstinados en resistir la abrumadora andanada de decisiones agraviantes del gobierno federal. Claro está, sin dejar de lado el tradicional reclamo campesino, que de tan común, pasa inadvertido.

Así pues, pensionados y maestros han pasado a ser considerados peligrosos agitadores; en el caso de éstos últimos, por andar de revoltosos y flojos se desentienden de su alumnado; armonizados por la pauta dictada desde el centro, los profesores enfrentan un escenario laboral verdaderamente complejo que ha detonado de múltiples formas en Veracruz.

Por si faltara algo, es claro que el nuevo orden responde a intereses del sector empresarial y de la clase política gobernante; basta revisar la integración del recién nombrado Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Evaluación (Conascee), donde destacan la Coparmex y Mexicanos Primero.

De su lado, los jubilados resisten y reclaman la estafa medular que los desprotege y encaran también –al igual que decenas de miles de ex trabajadores– el eventual agudizamiento de la crisis de los sistemas estatales de seguridad social.

Jubilados y maestros. El retiro y el modelo de civilidad que por años fue bisagra funcional del poder. Priísta o panista, daba igual.

Ayer, primero de mayo desfilaron los maestros opositores a las reformas, demandaron derechos y pagos retrasados. Al lado del desfile oficial, los grupos inconformes exhibían en mantas reclamos y pedían justicia por la retención de autobuses del Movimiento Magisterial Popular Veracruzano detenidos por la policía en varios puntos carreteros para evitar que llegaran a la capital para manifestarse en contra de la reforma y el cacicazgo de Juan Nicolás Callejas. Pero pudieron llegar y volvieron a salir a las calles.