Opinión
Ver día anteriorViernes 2 de mayo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Emmanuel
E

mmanuel Carballo se enamoró de Beatriz Espejo y no sabía si era una bella mujer o una sombra llorosa, y se fueron a cobijar al Desierto de los Leones, a descifrar la vida-muerte entre libros, revistas… y árboles, en un ambiente vital, sugestivo en que se reflejaron a ritmo de sus sentimientos melancólicos 40 años. Los fines de semana evitaban la rutina y entre coqueteos y recitaciones se encaminaban a Valle de Bravo dándole una vuelta a lo que no fuera literatura enamorada.

Una literatura que dejaba de lado las emociones superficiales y registraba sólo letras que se vivían dolorosamente como vísceras propias y se revelaban en el espejo de Beatriz con claridad mañanera. Vida paradisiaca en que los días se pasaban a la pareja hipnotizada por el embrujo del cuento en escenario natural: aire azul, árboles milenarios adornados de incomparable vegetación.

Una mañana al llegar al Desierto de los Leones de regreso de Semana Santa en Valle de Bravo, Emmanuel se sintió indispuesto, un intenso dolor precordial fue el aviso del final. El término de una vida de pérdidas desde niño relatada en parte por el mismo en un esplendido artículo publicado en la Revista de la Universidad en enero de 2011. Entresaco puntos sobresalientes del escrito. Dejo de lado los aspectos políticos; Su idealización y decepción con Fidel Castro…

No gocé a mi padre porque murió cuando yo tenía tres años y unos cuantos meses. Mi madre no volvió a casarse, pese a que yo le sugerí que si no se casaba tuviera por lo menos un amante: quizá lo tuvo, pero muy disimuladamente.

“Mi estampa de ‘gente decente’, de rico convertido en pobre gracias a las machincuepas que trajo consigo la Revolución de 1910, me fue útil con los niños y jóvenes de las nuevas clases sociales opulentas. Estudié en colegios de muchachos acaudalados frente a los cuales me comporté, como revancha, de un modo un tanto grosero. Desde entonces hablo con irreverencia. No tuve bicicleta, pero recorrí Guadalajara en un suicida patín del diablo. Como alumno fui una calamidad: me dedicaba sólo a las materias que me gustaban: historia, geografía, gramática, civismo. Estudiaba no para sobresalir, no para obtener calificaciones, sino para poner en evidencia la ignorancia de los maestros y mi precoz asomo a la cultura”.

Mi hermana murió en 1933, un año después que mi padre: ambos están enterrados en el mismo sepulcro, en el Panteón Civil de Guadalajara. Por cierto queda un lugar vacío en la fosa, el mío (a mi madre la enterramos en 1964). Me gustaría que al morir me hicieran polvo y me guardaran en esa tumba. Mi hermana era un año menor que yo, tenía un carácter más fuerte que el mío y siempre hice lo que ella deseaba. En nuestros juegos invariablemente escogía papeles protagónicos y a mí me dejaba roles algo menos que secundarios. ¿Cómo habrían sido nuestras relaciones si Teresa no muere tan temprano?...

“Las memorias son ahora el género que más me apasiona. He dejado, creo que para siempre, la crítica, la historia de la literatura y el periodismo cultural (Protagonistas de la literatura latinoamericana… mexicana, Torres Bodet: un mexicano y su obra, Eso es todo, Ya nada es igual, Diario público). Hasta la fecha he publicado dos volúmenes autobiográficos: el dedicado a mi niñez, adolescencia y primera juventud vividas en Guadalajara. En él cuento mi arribo a las letras, las penalidades y goces sufridos por un muchacho audaz y con los pies firmemente plantados sobre la tierra; también paso revista crítica a la escasa literatura que por entonces conocía: la jalisciense, algunas de las nuevas obras capitalinas y con cuentagotas ciertos libros de la antigüedad clásica y la modernidad recién desempacada de Europa”.

“A lo largo de mi vida como crítico, me las he visto negras. (Este color me ha traído más satisfacciones que desagrados. Amo quizás el infortunio) un ejemplo, cuando me separé de la Mafia quedé solo. Perdí contactos con las editoriales, la amistad con Fuentes, Paz, de casi toda la gente famosa. García Terrés dijo que mientras él viviera yo no publicaría en el Fondo de Cultura. Finalmente publiqué en esa casa editora: García Terrés había muerto algunos años atrás”. Emmanuel: talentosa leyenda negra.