Un indicador del carácter racista de una parte de la sociedad mexicana es el uso extendido de tintes rubios para el cabello, en un país donde la gran mayoría de su población es morena y de pelo negro.

Durante un recorrido por estéticas de la ciudad de México se comprobó que al menos siete de cada 10 personas que se tiñen el cabello –sobre todo mujeres, aunque también hay hombres– escogen tonos de rubio cenizo u oscuro.

Las principales razones, explicaron las encargadas de estos negocios, son que los tintes de ese color te ayudan a verte más delgada, a aparentar menos edad o porque llamas más la atención.

Sobre las cremas para blanquear la piel, existen por lo menos cinco marcas de estos productos en el país –ampliamente solicitados por los consumidores, de acuerdo con consultas efectuadas en supermercados y tiendas de cosméticos–, pero no hay ninguna que sirva para volver la piel más morena.

México, además, es el quinto lugar mundial en cirugías estéticas en el mundo, tan sólo detrás de Estados Unidos, China, Brasil e India, con más de 400 mil procedimientos al año, la mayoría por rinoplastia, lipoescultura e implantes mamarios.

La cirujana plástica Denisse Hernández indicó que si bien la mayoría de sus clientes no piden operaciones que les hagan cambiar radicalmente sus características físicas, sí hay una especie de moda entre algunas mujeres jóvenes para convertirse en barbies humanas, como hizo la modelo ucraniana Valeria Lukyanova.

Este tipo de cirugías, advirtió, pueden formar parte de un comportamiento patológico conocido como transtorno dismórfico corporal, y deben ser negadas hasta que el paciente sea valorado sicológicamente.