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Relevo en la cima
E

n los últimos días de abril se anunció un acontecimiento que, según estos anales, no ocurría desde 1872. En aquel año, los medios de información no recogieron el antecedente inmediato de lo ahora anunciado. No fue sino hasta tiempo después que historiadores y estadígrafos convinieron, no en forma unánime, datar en ese año el relevo, como mayor economía del planeta, de Gran Bretaña por Estados Unidos. Ahora la noticia se adelanta y se esparce en un instante por el globo: antes del fin de 2014 la República Popular China tendrá la economía más grande del mundo –medida por el valor en dólares internacionales de su producto interno bruto, calculado con tipos de cambio de paridad de poder adquisitivo y a precios de 2005–. Habrá ocurrido, tras 142 años, otro relevo en la cumbre.

La información provino del Programa de Comparación Internacional (ICP, por sus siglas en inglés), adscrito al Banco Mundial, establecido a finales de los años 60. Sus informes, por lo general sexenales, tienen como principal componente una larga exposición metodológica, compleja y detallada. En el divulgado a fines de abril (www. siteresources.worldbank.org) se discute también un cambio importante en las ponderaciones atribuidas a las diferencias de poder adquisitivo, que van más allá de lo antes calculado y aumentan en mayor medida el tamaño de las economías emergentes frente a las desarrolladas.

De la multitud de conclusiones importantes que se desprenden del nuevo documento del ICP, los medios y analistas internacionales eligieron concentrarse en el más vistoso: ocurre ahora un relevo que todo mundo esperaba, pero dentro de varios años. Al examinar este tópico en China: el quinto relevo, libro dedicado a trazar los rumbos probables de ese país en el decenio de Xi Jinping, publicado por la UNAM en diciembre de 2013, señalé que (el) año en que China alcanzará el rango de mayor economía del planeta es ahora aún más incierto, dado que depende de las tasas de crecimiento económico que Estados Unidos y China mantengan en el presente decenio, dominado por las secuelas de la gran recesión. (Si el crecimiento medio anual en el decenio es) de 2.25 por ciento en Estados Unidos y de 8 por ciento en China, el PIB de China será superior al de EU tan pronto como en 2016. La mayor parte de las estimaciones apuntaban a que el relevo ocurriría en 2019.

El anterior informe del ICP manejó información relativa a 2005; el actual se refiere a 2011: uno antes y otro después de la fase más aguda de la crisis (2008-2009). La conclusión más destacada aparece en el cuadro 7.2, que muestra el tamaño relativo de las 12 mayores economías del mundo en esos años. El salto más impresionante que se registra es el de China, cuya dimensión pasó de menos de la mitad (43.1 por ciento) de la de Estados Unidos en 2005 a casi nueve décimas (86.9 por ciento) en 2011. La otra economía cuyo tamaño se duplicó entre esos años, respecto de la estadunidense, fue la de India, que pasó de menos de un quinto (18.9 por ciento) a más de un tercio (37.1 por ciento).

A partir de esta estadística, se construyó la conclusión de que, dados los ritmos relativos de crecimiento desde 2011, en algún momento de 2014 el tamaño de la economía de China rebasa al correspondiente a Estados Unidos. El Financial Times (30/4/14) la presentó de esta manera: Como el FMI estima que la economía de China se habrá expandido en 24 por ciento entre 2011 y 2014, en tanto que la de Estados Unidos habrá crecido sólo 7.6 por ciento, puede esperarse que China rebase a EU en el presente año. En términos absolutos, los PIB/PPP de Estados Unidos y China se situaron en 15.5 y 13.5 billones de dólares en 2011 y, con las tasas de crecimiento estimadas, cerrarán 2014 con 16.6 y 16.7 billones de dólares respectivamente.

Al apreciar la información, muy diversos analistas destacaron cuestiones como las siguientes: el tamaño de una economía, medido por su producción bruta total, es un indicador importante pero no suficiente para apreciar el grado de desarrollo o la importancia económica real de los diferentes estados nación. En estos momentos, tras la magnitud de la economía china se encuentra la dimensión misma de su población como principal factor determinante. En 2014, el PIB/PPP de China apenas rebasa al de EU, pero su población es más de cuatro veces la estadunidense. En ambos países, a diferentes ritmos y en distintos momentos, actuará un freno demográfico y el dinamismo económico deberá provenir de otros factores. Muchos subrayaron también que, en términos de producto por habitante, la posición de China es todavía sumamente modesta, inferior en una cuarta parte al promedio mundial (de 13 mil 640 dólares al año en 2011); por su parte, el per cápita de EU equivale a 3.75 veces este promedio.

Con un enfoque más amplio, al apreciar factores más allá de los económicos, que determinan la influencia relativa de los diferentes países en las cuestiones globales, se hizo notar, en primer término, la muy considerable brecha en poderío militar que separa a las dos mayores economías del mundo. No se trata sólo del tamaño y composición de los arsenales, sino, por ejemplo, de la extensa red de bases militares en el extranjero de que dispone Estados Unidos, que continúa expandiéndose, frente al hecho de que China no ha establecido ninguna.

Sin embargo, el tamaño total de la economía sigue siendo un indicador de gran visibilidad al que se atribuye gran importancia, quizá más de la que en realidad reviste. En varios análisis se subrayó el hecho de que, según encuestas recientes, una proporción importante –alrededor de un tercio– de los estadunidenses considera que ya desde hace tiempo la economía más importante del mundo no es la propia, sino la de China.

La reacción del gobierno chino ante estas informaciones fue sumamente cautelosa. De entrada, declararon que las estimaciones del ICP no coinciden ni se ven confirmadas por las estadísticas oficiales de China. Se subrayó que China teme no estar preparada para asumir las muy variadas responsabilidades globales que acompañan al estatus de mayor economía mundial, en especial en tiempos como los actuales, dominados por la incertidumbre y la volatilidad.