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La escritora, docente y premio Xavier Villaurrutia 1984 falleció a los 80 años

Murió Carmen Alardín, voz destacada de la poesía mexicana del siglo XX

Sentir que si no se escribe se muere o estalla, aunque los poemas sirven para nada, se disfrutan y punto, lo que sí sirve es la palabra, decía la autora sobre su necesidad creativa

 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de mayo de 2014, p. 5

Considerada una de las voces más relevantes de la poesía mexicana del siglo XX, la poeta Carmen Alardín falleció la madrugada de este sábado en la ciudad de México, a los 80 años, como consecuencia de un paro cardiaco, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Su cuerpo es velado desde ayer por la tarde en la agencia funeraria García López, de Miguel de Quevedo, en el sur de la capital del país, y este domingo será cremado. Le sobreviven su esposo, Ramiro Garza Treviño, y sus hijos Jaime, Ricardo, Sebastián y Ana Silvia.

Merecedora del Premio Xavier Villaurrutia en 1984 por su libro La violencia del otoño, Carmen Alardín nació en Tampico, Tamaulipas, en 1933. Fue licenciada en letras alemanas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y maestra en letras mexicanas con una especialización en el Instituto Goethe, de Munich, Alemania.

Se considera que su comienzo en la literatura se dio formalmente en 1957, año en que participó en un taller literario coordinado por Juan José Arreola, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)

Sin embargo, según precisó en una ocasión el escritor, periodista y catedrático René Avilés Fabila, sus primeras incursiones en el ámbito poético se dieron antes, cuando en 1951, a los 16 años de edad, público su primer libro, El canto frágil, y dos años después confirmaría su talento precoz, con Pórtico labriego.

El amor, la vida, el deseo fueron los temas recurrentes en la obra de esta autora y docente, quien sostenía que la poesía era la mejor forma de sobreponerse a la desventura, la frustración y la impotencia.

Escribir era para ella una labor imprescindible, según repetía de manera reiterada: “Sentir que si no se escribe se muere o estalla, aunque los poemas sirven para nada, se disfrutan y punto, lo que sí sirve es la palabra (...) Nadie pone en el periódico: ‘se solicitan poetas’”.

Entre sus publicaciones se encuentran El canto frágil (1951), Pórtico labriego (1953), Celda de viento (1957), Después del sueño (1960), Todo se deja así (1964) y No puede detener los elefantes (1971).

De igual manera, Canto para un amor sin fe (1976), Entreacto (1982), La violencia del otoño (1984), La libertad inútil (1992), Caracol de río (2000) y Miradas paralelas (2004).

Su obra, además, ha sido incluida en siete antologías de poesía mexicana e internacional; en 1991, la Universidad Nacional Autónoma de México dio a conocer una selección de su quehacer poético en un disco de la colección Voz viva de México.

En el terreno de la docencia, Carmen Alardín impartió clases de literatura, en forma ininterrumpida, en distintas universidades desde 1980.

Entre los reconocimientos que recibió se encuentra la Medalla al Mérito Cívico 1989, otorgada por el estado de Nuevo León, por su labor en favor de la literatura, coordinando talleres literarios para niños y adultos en las bibliotecas públicas y en las colonias populares.

En 1999 recibió asimismo el Premio a Las Artes de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la rama de Letras, y en 2004 se instituyó el Premio Literario Carmen Alardín, con el apoyo y unión de los estados del noreste de México.