Economía
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De precursor de la industria global a monopolizador
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 15 de mayo de 2014, p. 31

Monterrey, N.L., 14 de mayo.

Designado por la revista Forbes como uno de los 10 empresarios más audaces del mundo, el magnate regiomontano Lorenzo H. Zambrano Treviño, fallecido a los 70 años, dejó una vida empresarial llena de claroscuros. Para unos fue un empresario monopolizador y depredador ambiental; para otros, un empresario ejemplar, multiplicador de riqueza, precursor de la moderna y global industria mexicana.

La sorpresiva muerte deja una enorme inquietud en torno a la sucesión en Cemex, empresa que tras el fallecimiento de Zambrano por un fulminante paro cardiaco sufrió la caída de 3 por ciento en el precio de las acciones en la Bolsa Mexicana, por la falta de relevo y la incertidumbre generada ante la ausencia de información de la compañía, que mantiene un fuerte hermetismo al respecto.

La empresa dirigida por Zambrano durante los pasados 30 años padecía los estragos de una severa crisis que la redujo en 20 por ciento y la dejó con graves problemas, como una enorme deuda de 17 mil 170 millones de dólares y un proceso judicial aún sin resolverse con la hacienda pública de España, que detectó evasión de impuestos entre los años 2006 y 2009 y la multó con 455 millones de euros (8 mil 700 millones de pesos).

Su liderazgo empresarial llevó a Cemex a convertirse en una de las tres cementeras más importantes del mundo, aunque hoy en día la compañía cayó al puesto número siete.

El despegue de la empresa de Lorenzo Zambrano se dio durante los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), particularmente durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; de hecho, aún es considerado un empresario monopolista del salinismo.

Su empresa tenía un valor dev 300 millones de dólares y dos décadas después aumentó a 25 mil millones de dólares. Pero el capitán de empresa regiomontano también recibió apoyo de gobiernos panistas, como el de Felipe Calderón, que lo ayudó a restructurar sus deudas.

Durante décadas fue beneficiado por Hacienda con préstamos fiscales y difirió grandes cantidades de impuestos, por ejemplo, en 2009, sólo pagó 9 por ciento de sus ganancias multimillonarias. Durante años, Cemex se negó a pagar el impuesto sobre la renta (ISR) y obtuvo un amparo para reducir el monto de impuestos por inversiones con regímenes fiscales preferenciales, conocidos como paraísos fiscales, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) negó los amparos promovidos contra el ISR, durante el periodo 2005 a 2007. Sólo durante el ejercicio fiscal de 2005 Cemex debía al SAT 361 millones de dólares.

Lorenzo Zambrano fue sancionado varias veces por prácticas monopólicas, porque impedía la entrada al país de cemento de otras empresas, algo que habría obligado a bajar los precios de sus productos.

Apoyó a candidatos del PRI y el PAN a la Presidencia; de hecho, en 2012 organizó una reunión de Enrique Peña Nieto con empresarios en su casa, ubicada en El Chipinque, en San Pedro Garza García. A dos semanas de haber llegado al poder, el nuevo presidente condonó 80 por ciento de la deuda de Cemex. Luego, el magnate regiomontano apoyó las reformas energética y hacendaria.

En 2008, cuando Zambrano llevó a Cemex a convertirse en una de las tres grandes cementeras del mundo, tenía 67 mil empleados en más de 50 países y facturaba alrededor de 40 mil millones de dólares.

Su sentido social y altruista a nivel empresarial era seriamente cuestionado por ecologistas y ambientalistas, que lo definían como un auténtico depredador ambiental, capaz de expoliar las montañas de Monterrey para obtener la materia prima de su empresa y contaminar aire y agua en la ciudad donde nació. Zambrano fue acumulando multas por esta razón contra sus empresas en diversos países.

Antes de su funeral, el ayuntamiento de Monterrey se ha apresurado a nombrar una calle en su honor y ha creado la medalla al mérito empresarial, a propuesta del priísta Eugenio Montiel.