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Nicole Kidman protagoniza el filme de Olivier Dahan, que abrió el festival de Cannes

Grace de Mónaco sólo describe un conflicto cotidiano y universal

No me he limitado a copiar peinados, gestos, tonos de voz o el modo de andar; también he intentado explorar la intimidad del personaje, explicó la actriz australiana

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NIcole Kidman y Lambert Wilson durante la ceremonia de apertura de la 67 edición del festival de la costa azul francesaFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 15 de mayo de 2014, p. a10

Cannes, 14 de mayo.

Un pulso entre princesas, de  glamur, elegancia y cine abrió este miércoles la 67 edición del Festival Internacional de Cannes, mientras los croniqueurs más maduros se preguntaban cuál de las dos, Grace Kelly o Nicole Kidman, iba a reinar para siempre en la historia del séptimo arte.

Ha pasado ya medio siglo desde que la actriz favorita de Alfred Hitchcock se convirtiera en la princesa de Mónaco, pero todas las televisiones europeas repetían esta semana las comparaciones de los videos de Grace Kelly, Grace de Mónaco, en 1962, y los de Nicole Kidman en Grace de Mónaco, la película inaugural de Cannes.

Las opiniones estaban muy repartidas, pero la propia Kidman se encargó de reducir la tensión de las comparaciones con una frase muy medida ante esta periodista: Soy yo la que ha intentado parecerse a Grace de Mónaco en mi interpretación y para hacerlo he tenido que mejorar como actriz y como persona. En cuanto a la belleza y la elegancia, la duda seguía en el aire tras la rueda de prensa.

“He visto cientos de horas de las películas de Grace con Hitchcock para estudiar el personaje. Pero –añadió Kidman–, el papel que realmente ha sido más difícil de interpretar fue el de su gran película como princesa de Mónaco y esposa del príncipe Rainiero”.

La actriz australiana explicó que se había sometido a una auténtica inmersión cognitiva en el papel de Grace Kelly durante seis meses, en los que no hizo otra cosa que repasar cuanto se ha publicado con rigor sobre la figura ya mítica de la actriz, además de volver a ver los noticiarios de la época que recogieron en detalle el tira y afloja diplomático de París con los Grimaldi. No me he limitado a copiar peinados, gestos, tonos de voz o el modo de andar de Grace. También he intentado explorar la intimidad del personaje y sus enormes dudas cuando decide divorciarse y el principado amenaza con arrebatarle la custodia de sus hijos, precisó.

El filme explora los conflictos entre la Grace Kelly actriz y la mujer enamorada del jefe de Estado del principado de Mónaco. Nicole Kidman debe encarnar las contradicciones de una mujer de leyenda que se ve forzada a decir que no al mejor director de cine de su tiempo, Alfred Hitchcock, cuando éste le ofrece un gran y definitivo papel. Y su nuevo esposo Rainiero considera que debe rechazarlo para no frivolizar su imagen de princesa consorte.

La Francia de De Gaulle considera, en el filme, que el minúsculo Estado monegasco es una piedra en su zapato fiscal y que entorpece su soberanía y grandeur. Así que abre un conflicto diplomático en el que la discreción, encanto y mano izquierda de Grace Kelly, convertida ya en Grace de Mónaco, jugará un papel providencial.

Sin malicia

La Kidman lo resumió con acierto ante la prensa del festival cuando le preguntaron por el evidente malestar que la película ha causado entre los herederos de Grace y Rainiero. Creo sinceramente que no deberían sentirse ofendidos, porque en esta película no se ataca a nadie. No tiene malicia alguna. Sólo intentamos describir un conflicto cotidiano y universal que también tuvo que afrontar el principado de Mónaco, las dudas de una mujer que se debate entre el hombre que ama, su familia y su gran vocación. Hemos respetado escrupulosamente el sentido que Grace y Rainiero dieron a la historia en la que la princesa eligió su deber y amor por sus hijos.

Hubo consenso entre los acreditados en el festival en que la película, muy edulcorada, es  respetuosa de la intimidad de los Grimaldi y en que el guion se resiste a alimentarse de la carnaza que celebró la prensa amarilla durante décadas, convirtiendo al principado monegasco en blanco habitual de sus mortíferas portadas.

Sin embargo, los herederos de Grace han recibido con frialdad su protagonismo en Cannes. El festival ha interpretado el filme, dirigido por el francés Olivier Dahan, como una aproximación a Grace Kelly en un episodio crucial en su vida y no como un ensayo histórico sobre la dinastía de Mónaco.

Los demás personajes de la película, Tim Roth, un Rainiero irascible, y una María Callas, interpretada por la española Paz Vega, lucen lo justo en pantalla para que la Kidman, que recibió aclamaciones sólo para ella, brille en uno de sus mejores papeles de madurez. Está por verse si merecerá un Óscar como el que obtuvo Grace Kelly por Angustia de vivir.