La mayoría de las personas que viven con VIH/sida deberían saberlo, tener acceso a los medicamentos y mantener el virus en niveles indetectables, es decir, llevar vida normal y tener esperanza de vida similar a la de cualquier otra pesona. Eso todavía no es una realidad en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe.

Aunque ha habido avances, varias naciones dependen del financiamiento de fundaciones y organismos internacionales para aplicar sus estrategias de prevención y control, señalaron los participantes en el primer Foro Latinoamericano y del Caribe sobre el Continuo de Atención del VIH, que se realiza en la ciudad de México.

Durante el segundo día de trabajos del encuentro, se presentó la propuesta con las nuevas metas que plantearán los países de la región: lograr que 90 por ciento de las personas que viven con VIH/sida se realicen la prueba de detección y obtengan el diagnóstico; que 90 por ciento de ellas se incorporen a la atención médica e inicien el tratamiento antirretroviral y de este grupo, 90 por ciento alcance la supresión del virus, lo que significa que su nivel de VIH en sangre sea indetectable. La meta se denominará 90-90-90 y el plazo para alcanzarla será 2020.

Algunos representantes de 26 países de América Latina y el Caribe, entre funcionarios, académicos y miembros de la sociedad civil, comentaron de entrada, que las metas planteadas son muy ambiciosas y cumplirlas dependerá, en varias naciones, de que puedan mantener el apoyo económico de organismos internacionales como el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis.

Los asistentes se organizaron en mesas de discusión que se realizaron ayer por la tarde y hoy se presentarán las conclusiones. Algunos activistas comentaron la importancia de que los países se planteen metas ambiciosas, a fin de lograr, efectivamente, detener la transmisión del VIH.

Otro tema a abordar en el foro tiene que ver con promover el uso de la cascada de atención como instrumento de monitoreo de los programas. Significa, explicó Jorge Saavedra, de AIDS Healthcare Foundation (AHF), que el seguimiento de las acciones se haga con base en la meta 90-90-90. Es decir, vigilar que la mayoría de las personas se realicen la prueba de detección, se localice a los seropositivos y la mayoría de ellos inicien el tratamiento y controlen la infección. De esa manera se lograría frenar la transmisión del VIH, comentó el especialista, ex director del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida.

En el caso de México, recordó que sólo la mitad de los seropositivos saben que son portadores del virus y el inicio de las terapias todavía está limitado para aquellos que llegan a niveles de 350 células de linfocitos CD4 por mililitro cúbico de sangre, aunque la Secretaría de Salud confirmó el pasado lunes que México adoptará la recomendación de la Organización Mundial de la Salud para iniciar los tratamientos cuando ese conteo se ubique en 500 CD4.

Saavedra comentó que algunos lugares como Brasil, Francia, Holanda y Bélgica están más avanzados con la política de dar tratamiento a todas las personas que sean portadoras del VIH, sin importar cuál sea su conteo de linfocitos. Lo que se busca con este tipo de acciones es detener la transmisión, pues un seropositivo con niveles indetectables de VIH reduce al mínimo, casi cero, la posibilidad de transmitir la enfermedad a sus parejas sexuales.