Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 1 de junio de 2014 Num: 1004

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La otra obra
de Carballido

Edgar Aguilar entrevista
con Héctor Herrera

El nombre de las piedras: memoria y diversidad
Esther Andradi

A la vista de todos: negación y complicidad
Ricardo Bada

Esquirlas trágicas de
la literatura alemana

Juan Manuel Roca

El murmullo del frío
Carlos Martín Briceño

Leer

Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

Germaine Gómez Haro
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Grandes maestros en el
Museo Nacional de San Carlos

El Museo Nacional de San Carlos presenta actualmente dos exposiciones que el público no se debería perder: El manierismo. El arte después de la perfección (reseñada en este espacio el 18/V/2014) y El reino de las formas: Grandes maestros. Museo Franz Mayer, Museo Nacional de San Carlos, y Museo Soumaya. Ambas muestras están integradas por obras que difícilmente se ven en nuestro país en el contexto de guiones curatoriales que permiten al espectador captar la evolución, convergencias y divergencias del arte europeo del Renacimiento, manierismo, barroco y neoclasicismo. La primera está enfocada exclusivamente al período manierista que se desarrolló en Europa en el siglo XVI y su consecuente interpretación en la Nueva España, mientras que la segunda abarca un amplio panorama del arte en el Viejo Mundo, es decir del siglo XIV al XVIII. El reino de las formas es un proyecto sin precedentes en el que se han unido dos museos privados –Franz Mayer y Soumaya– y el Museo Nacional de San Carlos, para presentar un conjunto de obras selectas de sus colecciones en el espléndido marco de Museo de San Carlos. La muestra está integrada por cincuenta y ocho pinturas y dos tallas en madera de las escuelas española, italiana, flamenca, holandesa, francesa, alemana e inglesa. El público puede recorrer cinco centurias de arte europeo y disfrutar pinturas de autores reconocidos, como los germanos Lucas Cranach (el Viejo y el Joven); los italianos Paolo Caliari (el Veronés), Andrea Vaccaro, Luca Giordano; los españoles Francisco de Zurbarán, Alonso Cano, José de Ribera (el Españoleto), Bartolomé Esteban Murillo; los flamencos Jan Brueghel (el Joven) –cuya portentosa pintura sobre la historia de Adán y Eva es, a mi parecer, una de las más hermosas de la muestra–, Ferdinand van Kessel, Antón van Dyck; los franceses Charles Vernet, Marie Louise Vigée Le Brun y el célebre retratista inglés Sir Joshua Reynolds, entre muchos otros quizás menos conocidos. La muestra se desarrolla a partir de dos núcleos temáticos que nos presentan los grandes tópicos del arte de esos tiempos: la tradición religiosa, que incluye temas marianos, cristológicos y pasajes de las vidas de santos, y la tradición civil, que se refiere a paisajes, retratos y alegorías.


Lucas Cranach
el Viejo, Adán y Eva

Varias pinturas medievales sobre tabla son los ejemplos más antiguos, y entre éstas destacan dos de las escuelas italianas de Siena y Florencia: Madona con el niño y dos ángeles (S. XIV) y Virgen y el niño (S. XV). Se trata de representaciones marianas que denotan el refinamiento técnico y estilístico que alcanzaron los maestros italianos. En el libro-catálogo que acompaña la muestra, Alejandra González Leyva escribe un luminoso ensayo titulado “Una mirada por las formas del arte europeo de los siglos XIV al XVIII” en el que desarrolla una descripción detallada de la complejidad de las técnicas pictóricas que se originaron en el Medievo y que hoy en día poca gente observa por falta de conocimiento. En tono ameno y lenguaje claro, el ensayo de González Leyva arroja muchas luces y resulta una gran herramienta para que el público no especializado pueda apreciar la pintura antigua en toda la extensión de sus valores plásticos. En el texto se explica el tratamiento de las tablas a base de capas de yeso y cola, la finísima aplicación de los fondos de oro y plata, la sofisticación del estofado, la elaboración de los pigmentos, el uso del temple de yema de huevo, en fin, los preceptos de Cennino Cennini en El libro de arte que fue el tratado fundamental que todos los artistas de la época tenían que seguir al pie de la letra en el desarrollo de su oficio. Asimismo, González Leyva hace un recorrido pormenorizado por los entresijos de la pintura europea a lo largo de los cinco siglos que abarca esta exposición.


José de Ribera, La vista

En la misma publicación colabora la doctora Teresa del Conde con el ensayo “La materia visible”, en el que realiza una serie de comentarios cruzados y analogías sobre algunas de las pinturas de la exhibición y otras relevantes en la historia del arte, estableciendo vasos comunicantes entre ellas. “Las comparaciones no son odiosas. Son inevitables”, expresa Del Conde, y tomando en cuenta esta premisa, me parece que la selección ecléctica que hicieron los curadores invita al espectador a recorrer la muestra con la mirada abierta a captar los vínculos que unen a artistas y obras de diferentes períodos y procedencias, y que en su conjunto ofrecen un panorama del devenir de la pintura europea previa al advenimiento de la modernidad.