Sociedad y Justicia
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Es un problema de salud y de respeto a las garantías individuales de la mujer

Recursos y sensibilización podrían abatir violencia obstétrica: ONU

Indígenas y adolescentes son susceptibles de sufrir maltrato y humillaciones en los servicios

Se requiere generar políticas públicas que ataquen prácticas cotidianas invisibilizadas

 
Periódico La Jornada
Martes 10 de junio de 2014, p. 37

Con recursos, políticas, marcos legales, corrección de algunas prácticas y sensibilización del personal médico, la violencia obstétrica podría abatirse, aseguró Javier Hernández Valencia, representante en México del Alto Comisionado de la Organización de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Hernández Valencia comentó a La Jornada que aunque el concepto de violencia obstétrica comenzó a construirse hace 20 años todavía está en pasos iniciales de ser ampliamente aceptado y por ende en muchos países aún resta mucho camino para corregir las situaciones que originan y replican este tipo de violación de los derechos humanos de las embarazadas.

La violencia obstétrica son anomalías que ocurren desde el comienzo del embarazo hasta después del parto. La violencia obstétrica no es sólo lo que ocurre en el parto, es lo que pasa nueve meses antes y el después, que incluye lo que sucede en el control prenatal y posnatal. Ese es el universo de la violencia obstétrica, indicó.

Según ONU-DH la violencia obstétrica es aquella ejercida por las y los profesionales de la salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres. Se trata de una violencia invisibilizada, no desapercibida obviamente, pues las mujeres la padecen, la sienten y se manifiesta de distintas maneras, incluyendo malos tratos, humillaciones, insultos, amenazas, en algunos casos golpes; negación o rechazo para el acceso a servicios, el abuso de medicación y patologización de los procesos naturales, entre otras formas de evidente discriminación y desvalorización del embarazo y parto.

Hernández precisó que parte del trabajo en el que estamos en México es insistir en que hay un ámbito de prácticas que en el embarazo, parto y puerperio se aceptan como normales, regulares, necesarias y basadas en evidencia médica científica, y que por lo tanto son dogmas, pero que pueden no respetar las garantías individuales de las embarazadas.

Citó como ejemplo de prácticas que a muchas mujeres resultan poco explicables, el tacto vaginal (...) hacen tacto los estudiantes del primer y luego los del segundo turno (...) Hay una dimensión del trato digno que deberíamos siquiera poder conversar”, indicó al citar también la inexplicable cantidad de cesáreas e incluso la realización de episiotomías y las formas y el tiempo para controlar el dolor en las parturientas.

Resaltó que el establecimiento de leyes que definan las prácticas consideradas como violencia obstétrica, la canalización de mayores recursos para brindar mejor atención médica y contratar a más personal, aliviando así la sobrecarga a la que éstos se enfrentan, más la generación de políticas públicas, contribuiría a superar estas problemáticas.

Señaló que los partos de indígenas a las afueras de hospitales o en los baños de centros de salud son sólo la punta del iceberg de situaciones más estructurales y precisó que aunque estos casos son muy mediáticos, cada día ocurren infinidad de situaciones que afectan a las mujeres en la etapa más vulnerable de su vida, sobre todo cuando son primerizas y no se atreven a cuestionar al personal médico.

Comentó que las indígenas y adolescentes son particularmente susceptibles a sufrir este tipo de violencia en los servicios públicos de salud.

El solo hecho de solicitar la atención a veces para las indígenas y adolescentes puede ser la puerta abierta para el maltrato, humillación y ridiculización.

Concluyó que también es violencia que a una indígena que invirtió dos horas en llegar al centro de salud la hagan esperar o le receten medicamentos que no están en la clínica o bien le cambien la cita; esto no es trato digno ni tampoco expulsar a adolescentes del colegio por estar embarazadas.

Son múltiples las dimensiones del problema, explicó.