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Pepino de mar
A

finales de marzo del año pasado hubo violentos enfrentamientos entre pobladores de Dzilam de Bravo, en Yucatán. El motivo: la captura de los pepinos de mar, especies que en México no se consumen pero hacen parte de las comidas exóticas, en especial chinas.

Aunque también existe en aguas marinas de Asia, su demanda ha crecido debido al mayor poder económico de los consumidores de dicho país, lo que ha llevado a que la especie se encuentre sobrexplotada.

Hace una década María Dinorah Herrero Perezrul y Ernesto Chávez Ortiz, investigadores del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional en La Paz, alertaban de que el depredador más peligroso del pepino de mar era el ser humano. Su nombre común se debe a que tiene forma de pepino, pero el científico es holoturias; pertenecen a su vez al grupo de los equinodermos, como las estrellas y erizos. Hay más de mil especies de pepinos en los mares del mundo, pero apenas un centenar son del interés de los consumidores. Algunos ejemplares llegan a pesar dos kilos y medir hasta un metro de largo.

María Dinorah y Ernesto señalan que el pepino de mar también se utiliza desde hace miles de años como remedio para atacar los malestares musculares y el dolor. Y que su efectividad en este campo supera al de la morfina. Hoy el mercado de esta especie adquiere mayor importancia porque la sobrexplotación de los pepinos de mar está causando severos problemas en varias partes del planeta, lo que ha obligado a tomar medidas para impedir su desaparición. y, como en Yucatán, hasta violencia entre pobladores de las comunidades pesqueras.

En México esa pesquería comercial no tiene más de 40 años en las aguas marinas que rodean la península de Baja California y en algunas que bordean la península de Yucatán. En el primer caso fue tal la depredación del recurso por la alta demanda asiática, que el gobierno federal declaró dos especies en peligro de extinción, lo que causó protestas de los pescadores que alegaban que había pepinos de mar de sobra. Los estudios de los especialistas mostraron que no era así y urgía protegerlos. Y así es hizo, evitando el colapso de la pesquería.

En el caso de Yucatán, los problemas se originan nuevamente en la gran demanda china del producto. Al mermar las existencias en otras aguas marinas del mundo, buscan nuevos proveedores. Y pagan bien por el producto. En China un kilo de pepino de mar puede costar hasta 300 dólares. Hace cinco años su captura en aguas yucatecas rondaba las 18 mil toneladas. Ahora no llega a 2 mil. Por eso se procedió a prohibir la pesca de la especie durante la mayor parte del año para permitir que se reponga, al igual que sucede con el mero, el pulpo y la langosta, también sobrexplotados. Y al no tener en la época de veda los buenos ingresos que deja el pepino de mar, comenzó la captura clandestina. Además de poner en peligro la especie desató la violencia entre partidarios y detractores de esa medida gubernamental. La captura de esa especie dura poco más de un mes (entre abril y mayo) y sólo la efectúan concesionarios previamente inscritos. No puede superar las mil 800 toneladas. Cabe señalar que por no estar capacitados y no utilizar el equipo adecuado al sumergirse en el mar en busca de tan preciado animal han muerto más de 30 pescadores la última década en la región.

En mayo de 2013, 75 personas fueron detenidas en Dzilam de Bravo en poder de 640 kilos de pepino de mar extraído ilegalmente. Les decomisaron sus equipos de pesca. Ese mismo mes 100 mujeres de Celestún, también en Yucatán, quemaron frente al palacio municipal dos lanchas de pescadores clandestinos. Recientemente hubo nuevos enfrentamientos en esa entidad por la misma causa: la veda y su observación. Hasta se cerraron los accesos carreteros a varias poblaciones costeras.

Las instancias oficiales han logrado desactivar por ahora los conflictos, decomisar más pepino de mar capturado ilegalmente y consignar a los responsables. Reafirman que no hay marcha atrás en la veda. Sin embargo, siguen intocables los intereses empresariales que, desde la oscuridad, patrocinan que se viole una medida a todas luces necesaria y alientan los enfrentamientos.