Política
Ver día anteriorLunes 16 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Nosotros ya no somos los mismos

Rechazo al haber de retiro, agravio de lesa patria

M

e pregunta una persona: ¿y ya no vas a escribir de otra cosa que no sea del tribunal electoral? Contesto: por supuesto que no, menos ahora que, según nos informó La Jornada del martes 10 de este mes, la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados solicitó a la Comisión Permanente convocar a un periodo extraordinario para derogar la fracción 31 del artículo 209 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, o sea, que la atrabiliaria pensión/bono de retiro se incorpora a la letra de la vieja tonada porfirista de la autoría de Virgilio Vigil y Robles: “pompas ricas de colores de matices seductores del ‘haber’ las pompas son. Y al ‘votarlas’, se deshacen, como frágil ilusión. La ‘minuta’ de una hora, bella flor que se evapora por el ‘dedo cupular’. La ilusión, sombra fue, pues las dichas de la vida humo son… y es una sombra fingida la ‘pensión’. Nuestros sueños son las naves, son ‘haberes’, son las aves, son ‘prebendas’ de áureo tul; ‘lobbys’ son que arrastra el viento y que cruzan al momento sobre el cielo blanquiazul”. Falló el cabildeo con la pasada primera dama, o séase con la futura candidata presidencial panista. Aunque en verdad, no creo que don Gustavo aceptara ser el Madero de esta crucifixión.

He insistido en este tema por tres razones. Primero, porque su renuncia a la pensión fue ridícula, mediática y sin efectos reales: A mí no me causó la menor confianza: renuncian ahorita, sí, pero dentro de dos años, cuando tengan que hacer obligado mutis, la atención ciudadana estará centrada en quiénes serán los sucesores, mientras que los renunciantes actuales se escurrirán, mansurronamente, por la puerta trasera y, con la más amplia sonrisa, dirán: ¿Quiénes somos nosotros, acendrados curadores de la ley, para violarla de manera tan soberbia y prepotente? Si la República nos otorga un reconocimiento, rechazarlo es agravio de lesa patria. Acatemos la ley y venga la pensión. ¿Y la renuncia? Pues pompas ricas… Segundo, por qué jamás, en ninguno de sus alegatos, fueron capaces de reconocer la indignante situación de privilegio de que disfrutan dentro de las condiciones de miseria, desigualdad, marginación, discriminación que caracterizan al México en el que viven. Se esmeraron en tratar de demostrarnos que, como conocedores de códigos y reglamentos, son de lo más fregón y que los mexicanos somos verdaderamente unos suertudos en haber podido contratar sus servicios por minucias, por simples peunuts. Durante horas se pasaron el incensario de mano a mano para rendirse pleitesía y se permitieron linduras como éstas:

Don Olimpo: “los que aquí trabajamos, con nuestros conocimientos y con nuestra dedicación podríamos ganar más dinero si litigáramos los asuntos que nosotros mismos resolvemos…” (juro que un SIC gigante es imprescindible.) Hace un tiempo me referí ya a lo que significa el concepto freudiano de Fehlleinstung, traducido a nuestro idioma como acto fallido, o sea el acto que pone de manifiesto una expresión diferente, incluso contraria a la intención consciente del sujeto. Freud consideró que quien realiza un acto fallido, constata con sorpresa que está diciendo o haciendo algo contrario a lo que quería, pero ignora la razón. El acto fallido constituye entonces una formación transaccional entre la voluntad consciente del sujeto y el deseo inconsciente reprimido. ¿Será don Olimpo, a quien se refería don Flavio, cuando afirmó: si los magistrados no tienen asegurada una vida digna ECONÓMICAMENTE, estarán siempre pensando en corruptelas? Alto al fuego amigo o dejarán en los ciudadanos una terrible duda: ¿no será precisamente esa la inexplicable (hasta antes del acto fallido del señor magistrado) razón de su empoderamiento presupuestal: litigar lo que resuelven?

Una última repasada. Ministro Pedro Penagos López: Quizá lo único que me pueda retirar de la carrera judicial sean los años que se establecen como tope o cuestiones naturales, como la pérdida de la vida. ¿Y qué esperaba magistrado, que junto con la pensión viniera la inmortalidad? Ya morido, ¿quería seguir cobrando sus haberes, recibiendo su apoyo para alimentos y gozar de las delicias del chef del primer mundo, que cada lunes en su restaurante (¿ garzonier?) les rinde pleitesía gastronómica. ¿Sería capaz de exigir ( to late) el pago de riesgo y los gastos médicos mayores?

Y la joya de la corona: Flavio Galván López, oriundo de Chiapas. En esa entidad realizó todos sus estudios, desde lectura en silencio (la aprobó) hasta su licenciatura en derecho. Superó sus modestos orígenes con estudio, dedicación y trabajo. En la brega, su rencor social se convirtió en ambición y paradigma. ¡Excélsior! Fue su consigna, y la hizo. Para compensar orígenes: su ejercicio como docente se llevó a cabo en las universidades La Salle, Ibero, Panamericana y Anáhuac. (¿Cómo lo dejarían entrar y cómo lo verían sus alumnos? ¿Quién le hablaba de tú a quien?) ¿Será por esos antecedentes el olorcito a incienso y a Commiphora myrrha que lo envuelve? Breviario: la mirra fue uno de los tres regalos que los llamados reyes magos entregaron a Jesús de Nazareth. Mirra fue también, en la mitología griega, una joven que tuvo relaciones íntimas con un hombre muy mayorcito. El recato y pudor, ampliamente demostrado por esta columneta, impide seguir adelante con la historia, pero para los curiosos basta un tuit. Finalmente, don Flavio presume cursos en la Universidad de Salamanca, pero esta reputada institución, fiel a su historia, reitera: Lo que natura non dat Salamantica non praestat (igualito que Repsol).

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Pedro Penagos López: Quizá lo único que me pueda retirar de la carrera judicial sean los años que se establecen como tope o cuestiones naturales, como la pérdida de la vida. ¿Y qué esperaba magistrado, que junto con la pensión viniera la inmortalidad?Foto Notimex

¿Serán estas devociones las que lo llevaron a formular la declaración más estúpida imaginable? Pensé y pensé el uso de este calificativo, porque lo último que deseo es confundir la crítica severa y sin tapujos con la ofensa y la falta de respeto, pero después de constatar acuciosamente y en diversas fuentes su significado, lo suscribo y asumo: necio, torpe, falto de inteligencia. (Sin embargo, si él sostiene que no las hizo, y mi fuente no lo comprueba, que es a quien le corresponde hacerlo, además de disculparme, me retractaré y reconoceré mi indebido agravio). Sin embargo, la información que recién recibo dice: don Flavio se manifiesta en favor de que se constituyan partidos religiosos. Por supuesto que la libertad de pensamiento (que nunca he entendido cómo puede ser perseguida si no se exterioriza) y la de expresión (ésta sí calienta) deben alcanzar, sin distinción, a todos los ciudadanos, sin que exista la condición de un IQ mínimo. Pero resulta que quien cuestiona un principio fundamental que, por voluntad del pueblo, asume la República Mexicana, su laicidad, es alguien que protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución política que nos rige. Se puede ser un ciudadano que no comulgue con sus postulados, y la propia Carta Magna reconoce el derecho de cambiarla, o aun derogarla, pero ser un infiltrado, un quintacolumnista (y tan bien pagado), no se vale. Pero dejemos las cuestiones que tienen que ver con la ética personal y pensemos en la filosofía política, la formación ideológica, la estructura cultural, los saberes de la historia de este, nuestro país, que conforman el ser esencial de don Flavio. ¿La vida mexicana desde la Constitución liberal de 1857, las Leyes de Reforma, la restauración de la República, para usted no existen, señor magistrado? ¿Nuestra segunda independencia, la del espíritu, la de la conciencia, son un error histórico que se propone corregir? Como me doy cuenta que el pasado para usted no existe, haré un intento de conmoverlo acudiendo a la visión futurista de la ciencia ficción: si merced a su innegable influencia, se aprueba la existencia de partidos religiosos y, sácate que gana el Partido Talibán (fundamentalista como usted… comprenderá) y ordena que todas las mujeres que laboren o hagan corretaje inmobiliario en el tribunal electoral, deben cubrirse con una burka, o si triunfa un ayatolá y decide que, además, deban ser lapidadas, ¿qué haría usted?

Dice, orgulloso, el ex presidente del trubunal electoral: “soy autor del libro Derecho procesal electoral mexicano, el primero en el mundo”. Pregunto: ¿conoce usted el profundo estudio llevado a cabo por la Universidad Yaounde de Camerún (hoy de capa caída), las obras que atesoran el Ahmed Baba Institut o la mamma Haidara Memorial Library? Se me olvidaba: ¿y la mezquita de Djingareyber, en Petra (no la ñora de la accesoria 15-B), sino la ciudad histórica más reconocida en Jordania? Todo lo que allí se atesora, obviamente, son réplicas de su trabajo sobre el apasionante tema El derecho procesal mexicano, del cual, ¡quién lo duda!, usted es mano. ¿Valdrá la pena insistir? Sin que nada lo evite, durante dos años, seguirán de cobrones.

Twitter: @ortiztejeda