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México SA

Un par de marcadores

De futbol y economía

Goliza gubernamental

M

ientras los ratoncitos verdes clavaron tres goles a la selección croata, sin tanta alharaca el gobierno mexicano sumó 52 mil mexicanos al ejército de desocupación abierta en el país. De lo primero todo el mundo se enteró; de lo segundo, ni quién se acuerde, salvo los directamente involucrados, porque México celebra su grandeza por el pase a octavos de final. Así, las huestes de El Piojo viajan a Fortaleza para enfrentar a la máquina naranja, y los que perdieron la chamba pues que se rasquen como puedan, y que vean el próximo partido desde la comodidad de una sucursal Elektra.

Será el sereno, pero El Piojo cuando menos cumplió su primera promesa, que los ratoncitos verdes llegaran a octavos de final. El que de plano no alcanza es el inquilino de Los Pinos, quien ha dejado a deber un buen número de empleos formales para los mexicanos, aunque tampoco hay que ser tan estrictos ni pedirle demasiado, pues para él tienen la misma trascendencia histórica la toma de Zacatecas y el triunfo futbolero ante Croacia (Pancho Villa y su División del Norte se retuercen en sus tumbas). Por algo envió a La Gaviota como su representante al estadio de Fortaleza (obvio es que los gastos inherentes salieron de su salario).

Pero en fin, cada quien evade la realidad como puede, pero lo cierto es que con mundial de futbol o sin él se acumulan seis largos años con una tasa de desocupación abierta sustancialmente mayor a la registrada antes de la crisis del catarrito, con la precarización laboral a paso veloz, y no hay para cuándo. Son los mismos discursos, las mismas políticas públicas, los mismos pretextos y los mismos personajes (sólo cambian de máscara y de colores representativos) y, obvio es, los mismos resultados.

Sin duda a los croatas les ardieron los tres goles y la descalificación mundialista, pero a los mexicanos (se supone) deben dolerles e indignarles mucho más los millones de desempleados e informales que deambulan en busca de la vida. Cierto es que el 3-1 hace mucho más grande el de por sí jugoso negocio para las televisoras y demás empresas involucradas en todo esto (y más graso el hígado de muchos aficionados), pero los 52 mil mexicanos adicionales a la desocupación abierta deshonra, aún más, a un gobierno que no da una en eso de atender y resolver los problemas nacionales.

En la feria de los goles y la etílica celebración mundialista nadie festejó que la tasa de desocupación abierta en el país creciera a 5 por ciento de la población económicamente activa (PEA), ni que este indicador se incrementara en 17 de las 32 entidades futboleras de la República, correspondiéndole el indiscutible primer lugar nacional al Distrito Federal, que alcanzó una cota de 7.17 por ciento, cuya autoridad instaló maravillosas cuan gigantescas y costosísimas pantallas para que nadie, incluidos los desocupados, se perdiera el trascendental encuentro futbolero (nivel toma de Zacatecas). Entonces, con dicho triunfo la paz social está garantizada y el desarrollo nacional cabalga.

Lamentablemente, la realidad nacional no es aficionada al futbol y le tienen sin cuidado los logros de El Piojo. Y en este contexto, el Inegi reporta que durante mayo pasado la tasa nacional de desocupación abierta se incrementó a 5 por ciento de la población económicamente activa (alrededor de 2 millones 600 mil mexicanos totalmente fuera del mercado laboral), y a 5.88 por ciento en las principales ciudades de la República (aquellas mayores a 100 mil habitantes, en las que se concentran 75 de cada cien mexicanos).

Como se menciona líneas arriba, el Distrito Federal (el que mayor peso específico tiene en el producto interno bruto) se llevó la de oro en materia de desocupación nacional. El 7.17 por ciento de su población económicamente activa se mantiene el ejército de desocupados. En orden de importancia le siguen Tabasco, que ya no es un edén, con el 6.39 por ciento, y el estado de México, tierra copetuda, con el 6.19 por ciento.

Los ratoncitos de El Piojo golearon a los croatas y van por más, según dicen, mientras los piojitos gubernamentales (federales, estatales y municipales, de todos los colores) hacen lo propio con la ciudadanía y, sin duda alguna, mantienen holgada ventaja. La diferencia es que los primeros cuentan con amplísimo apoyo, hasta que pierdan.

Entre esos aficionados incondicionales se encuentran un buen de desocupados con mayores niveles escolares. Explica el Inegi que en mayo pasado casi 80 por ciento de ellos contaba con los mayores niveles de instrucción, mientras el 20 por ciento restante no había concluido la secundaria. Las cifras para la situación de subocupación fueron de 59 y 41 por ciento, respectivamente.

El Inegi divulgó un par de buenas noticias: a) la tasa de informalidad laboral (aquella que refiere la suma, sin duplicar, de los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo) se redujo de 59.67 a 57.21 por ciento entre mayo de 2013 e igual mes de 2014. En esta tasa, explica la institución, “se incluye –además del componente que labora en micro negocios no registrados o sector informal– a otras modalidades análogas como los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como a trabajadores que laboran sin la protección de la seguridad social y cuyos servicios son utilizados por unidades económicas registradas”.

Y b) en el mismo periodo la tasa de ocupación en el sector informal, que se refiere a todas las personas que trabajan para unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los recursos del hogar o de la persona que encabeza la actividad sin que se constituya como empresa, de modo que la actividad en cuestión no tiene una situación identificable e independiente de ese hogar o de la persona que la dirige y que por lo mismo tiende a concretarse en una muy pequeña escala de operación, se redujo a 28.69 a 26.9 por ciento de la PEA.

El problema es que nadie sabe dónde quedaron esos beneficiados, porque no aparecen en el reporte mensual que divulga el IMSS sobre nuevos registros en el sector formal de la economía.

Las rebanadas del pastel

Atiborrada quedó ayer la glorieta de El Angel para festejar el pase (léase en términos futboleros) de los ratoncitos. Entonces, ¿El Piojo para secretario del Trabajo, cuando menos?

Twitter: @cafevega