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Un día más

A la memoria de Lynn Williams y de Napoleón Gómez Sada

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ace unos días, el pasado 21 de junio, se rindió un extraordinario y sensible homenaje en Toronto, Canadá, a Lynn Russell Williams, el primer presidente internacional canadiense de los United Steelworkers (USW), que marcó un cambio profundo en la mentalidad y la lucha sindical de Norteamérica en la búsqueda de mayor democracia y justicia social.

Lynn murió el pasado 5 de mayo en Toronto y tenía 89 años de edad. Ejerció su liderazgo durante 11 años, de 1983 a 1994, siendo relecto tres veces durante ese tiempo. A Lynn lo conocí y lo traté con frecuencia en estos años recientes durante mi estancia y exilio en Canadá, por medio de Leo Gerard y Ken Neumann. Fue un gran amigo, una admirable persona, un líder extraordinario y una inspiración para la clase trabajadora, que mucho me recuerda a don Napoleón Gómez Sada, ya que también a ambos les tocó vivir tiempos difíciles para la industria y para el empleo, todo derivado de las crisis frecuentes que pusieron un fuerte reto a los trabajadores, a los sindicatos y a los dirigentes de la estatura de Lynn o de Gómez Sada, tal como para el segundo lo fue la quiebra y el cierre definitivo de la compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey en 1986, en su momento la empresa siderúrgica líder en México.

Lynn representó lo mejor del movimiento obrero y fue siempre un activista social inteligente y muy valiente. Él, igual que Gómez Sada, creía en la dignidad, en la igualdad y en su compromiso por mejorar constantemente la vida de los trabajadores y sus familias, así como las condiciones laborales. Se afilió a los steelworkers o trabajadores del acero al final de la década de 1940, mientras prestaba sus servicios en la compañía John Inglis de Toronto. Se desarrolló en las filas sindicales hasta convertirse en director del distrito número 6 de los USW; después fue secretario internacional y, finalmente, su presidente.

Lynn tiene el gran mérito de haber sido uno de los líderes que conservaron la fuerza y el poder de uno de los sindicatos más progresistas y democráticos que existen en Norteamérica y en el mundo hoy día. Durante la década de 1980 algunas personas se preparaban y anunciaban el obituario o la muerte de los USW. La industria siderúrgica en esos años comenzó a enfrentar serios y graves problemas que se manifestaron en el cierre de muchas plantas metalúrgicas y del acero, en quiebras y despidos masivos de personal. Algunos observadores especularon sobre la posible desaparición de esta increíble organización.

Transcurrieron los primeros años de esa difícil y complicada etapa y de pronto los united steelworkers fueron sacudidos por la muerte repentina de su entonces presidente internacional Lloyd McBride, en 1983. Lynn Williams, siendo secretario internacional, fue electo como dirigente para esa tremenda tarea de enfrentar los enormes retos y movimientos cíclicos que tanto daño estaban causando en el orgulloso y sólido sindicato de los USW.

Lynn, al igual que Napoleón Gómez Sada, de quien en este año se cumplen 100 años de su nacimiento, sobrevivieron a ese periodo de crisis y de tumultos en la industria siderúrgica mundial, gracias a su enorme capacidad de liderazgo e innovación sin precedentes. Ambos jugaron un papel crucial y desarrollaron nuevas técnicas y estrategias de negociación colectiva frente a las empresas y a muchos políticos que verdaderamente desconocían e improvisaban decisiones y medidas para restructurar dramáticamente toda la industria de transformación del acero.

Las cualidades y principios más relevantes de ambos líderes eran la integridad y su idealismo visionario para obtener mayor equidad en la lucha social. Otro de sus atributos fue su pragmatismo con el cual exigían a las compañías un mayor respeto y responsabilidad social en la vía de alcanzar la justicia. Fueron hombres que protegían y procuraban a las familias. Gracias a su inteligencia y sus instintos ejercieron un liderazgo que les permitía saber el rumbo a seguir para la clase trabajadora y sus aliados.

Leo Gerard, el actual presidente internacional de los USW, claramente lo ha descrito de la siguiente manera: Lynn Williams mantuvo unido al sindicato en los peores momentos. Lynn demostró que era un líder con una gran generosidad e ingenio, asegurando negociaciones y contratos para salvar lo más posible a la industria, al mismo tiempo que conservaba los salarios y prestaciones para beneficio de los trabajadores.

Lynn, como Gómez Sada, probaron una y otra vez que ellos tenían la fuerza, la posición y la inteligencia necesarias para enfrentar a los directores y accionistas corporativos, así como a los políticos más conservadores del sistema. Pero lo que más satisfacción les generaba era convivir activamente con los miembros de sus sindicatos y recibir el calor, la lealtad y el apoyo de los trabajadores a quienes consideraban como un profundo privilegio servir y apoyar.

El libro de las memorias de Lynn Williams, que publicó en 2011, en colaboración con las universidades de Toronto, para Canadá, y de Cornell en Estados Unidos, se titula en inglés One Day Longer. Él acostumbraba asistir a los puntos de piquete o de paro cuando estallaba una huelga, para dar ánimo a sus compañeros en los conflictos, ya que en determinados momentos aparecían el cansancio y la desesperación y les preguntaba: ¿Cuánto tiempo más vamos a durar y a resistir? Y todos a coro contestaban: “Un día más ( One day longer) que las empresas”. Eran esa clase de líderes que tanto necesita el mundo sindical de hoy, para convertirse y distinguirse en sabios visionarios y seres humanos sensibles, siempre dispuestos a ayudar a los demás.

Solidaridad para siempre.