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Sandra Calvo monta réplica de una casa que construirá en un barrio pobre de Colombia

El arte social y marginal llega al Museo Universitario del Chopo

Trabajo con el espacio público, el entendimiento de la apropiación y la legalidad informal, dice a La Jornada la politóloga

Eligió el video, la instalación y la fotografía para hacer política

 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de junio de 2014, p. a10

Uno puede hacer política de muchas maneras, expresa la politóloga de formación Sandra Calvo (DF, 1977), quien eligió el arte como herramienta de expresión, en particular, el video, la instalación y la fotografía.

Calvo decidió desenvolverse en el ámbito artístico, en la medida que se trata de formatos que me interesan más para generar algún tipo de catarsis o entendimiento. La verdad, nunca he sido buena con los formatos más apolillados que de alguna manera me superaban. Por otro lado, el estudio de la política se me hace muy interesante, lo que significa el poder. Por eso hablo de espacio público y de la teoría política que me encanta.

Aunque no sabe dibujar, asegura que si lo considerara necesario para alguna propuesta “aprendería a hacerlo o me apoyaría en una serie de técnicos capaces de dibujar para el proyecto. Por ejemplo, no soy escultora, pero aquí tenemos –se refiere a su instalación Arquitectura sin arquitectos, construida en el Museo Universitario del Chopo– una escultura, o arquitectura, que parte de una idea que tiene que materializarse.

Es decir, tengo que estudiar, ver cómo se hace una escultura de hilo, tengo que probar, hay una serie de errores detrás antes de que eso sea posible, y una vez obtenido, saber qué recursos humanos necesito para su realización.

Trazos con hilo en vez de lápiz

Arquitectura sin arquitectos es un proyecto que lleva ya dos años y consiste en la representación de lo que algún día será una casa en Ciudad Bolívar, Colombia.

Calvo, en entrevista, explica que trabaja con la economía informal, con temas que tienen que ver con el espacio público, el entendimiento de la apropiación y legalidad informal, que cuestiona y problematiza con sus obras.

“En 2012 –relata– la Universidad Nacional de Colombia me becó para hacer una investigación sobre la informalidad. Todavía no tenía una idea muy clara, sólo sabía que deseaba hacer algo sobre la autoconstrucción. En Bogotá empecé a hacer mis estudios de campo hasta llegar a una de las zonas informales: Ciudad Bolívar.

Después de una serie de eventos di con una familia que me dijo que tenían un terreno en que había tres paredes y una cubierta de lámina, pero querían construir una plancha, que es cuando uno echa la losa, el acto más relevante de la autoconstrucción porque le da un carácter semifijo o de casa. Les ofrecí mi beca para poder echar la losa, la familia y los vecinos aportaron la mano de obra. Se registró el proceso, incluso me fui a vivir con ellos. En estos dos años he estado entre Colombia y México.

Como todavía falta mucho por hacer, Calvo decidió trazar un plano arquitectónico, pero en el espacio de la futura casa de dos pisos, donde en vez de lápiz se utilizó hilo por su sutileza, su flexibilidad, porque así podemos cambiar un día una cosa por otra. Se usó hilo negro para delinear los espacios para los que hubo consenso con la familia, y rojo en los que no.

Foto
En Bogotá empecé a hacer mis estudios de campo hasta llegar a una de las zonas informales: Ciudad Bolívar, donde planeo autoconstruir una casa, dice Sandra Calvo, quien aparece junto con su instalación Arquitectura sin arquitectos, que muestra en el Museo Universitario del ChopoFoto Yazmín Ortega Cortés

La familia tejió in situ el inmueble y tres de sus integrantes, Maicol Ramírez Moreno, An-ghello Gil Moreno y Celestino Guerrero, vinieron a México a repetirlo en el Chopo.

La exposición también incluye un documental fragmentado, o extendido, para el que se ha hecho un cine “autoconstruido de lámina y demás materiales de la informalidad, para proyectar tres momentos de esta vivienda: la casa habitada, planeada y construida.

Muestra de artista colombiano

El artista José María Rubio (Bogotá, 1986) se encuentra en México desde hace año y medio estudiando un posgrado en arte contemporáneo en SOMA. Relacionado con el arte tradicional desde chico, al ingresar a la Universidad Jorge Tadeo Lozano, empezó a familiarizarse más con los contenidos del arte contemporáneo. Su estancia aquí, sin embargo, le ha hecho pensar en cómo el trabajo que uno realiza no se materializa directamente en un objeto, sino más bien los objetos, y cómo son usadas las imágenes, pueden tener diferentes soportes.

Jardín nuclear, instalación que Rubio ha concebido para el Chopo, se desprende de un proyecto en el que ha revisado la iconografía y las representaciones de la figura masculina. El presente se basa en el periodo de posguerra y se centra en la figura de John F. Kennedy como “una imagen que se repite en distintos medios y empieza a ser parte de la industria cultural como un personaje político, pero también de reconocimiento internacional. El título juega con el contexto de las amenazas de la guerra fría y con la idea de la ciudad jardín que son proyectos de renovación de la arquitectura social en América Latina, que Estados Unidos busca potenciar”.

Para la exposición se revisaron los archivos de prensa de las visitas que Kennedy hizo a la región, en particular a México. Otro elemento utilizado es un sonido ambiental de una unidad habitacional con la finalidad de llevar al museo la idea de la ciudad jardín.

Después de la visita de Kennedy al país se construyó una unidad habitacional que lleva su nombre, diseñada por Mario Pani. El entorno de la instalación es un camino sinuoso con pasto a los lados, tomado de imágenes del malogrado presidente, en las que se aparece en el jardín frontal de la casa burguesa de la clase media.

Las dos exposiciones fueron serán inauguradas anoche en el Museo Universitario del Chopo (Dr. González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera).